EN TODO LO ALTO

Un órdago en el que todos pierden

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Eduardo Canorea y Ramón Valencia flanquean a tres de los importantes diestros que no volverán a torear en la Maestranza con ellos: El Juli, Manzanares y Morante. (FOTO: Paco Díaz)
Eduardo Canorea y Ramón Valencia flanquean a tres de los importantes diestros que no volverán a torear en la Maestranza con ellos: El Juli, Manzanares y Morante. (FOTO: Paco Díaz)

«…Lo malo de este tinglado es que todos pierden si, como se teme, no se llega a un acuerdo. Resulta inviable un abono en Sevilla con la ausencia de los cinco matadores inmersos en la contienda, lo que supone un durísimo golpe para los aficionados. Pierden los propios toreros al no verse anunciados en una de las dos grandes ferias del año…»

Carlos Ilián.-

     El Juli, Morante de la Puebla, Alejandro Talavante, Miguel Ángel Perera y José María Manzanares se han echado definitivamente al monte en su guerra dialéctica con los máximos responsables de la empresa Pagés de Sevilla. Las acusaciones y descalificaciones hacia Canorea y Valencia, en comunicados a los medios, resultan estridentes y me llaman la atención por venir de quienes casi siempre callaron ante las injusticias, los desmanes y las arbitrariedades que tanto pululan en el mundo de los negocios taurinos. Y ahora, tal vez con sobrada razón, se lanzan como fieras contra unos empresarios que con muy poquito tino, desde luego, han manejado las relaciones con estos cinco matadores de toros.

     En todo caso, resulta más que sospechosa la coincidencia en el tiempo de esta guerra y la actual crisis económica en el sector taurino que conlleva una clara tendencia a la baja en los honorarios que cobran los citados matadores. Una situación que en Sevilla se hace especialmente crítica. Y no es nuevo este enfrentamiento. Habrá que recordar la altísima suma cercana a los cuatrocientos mil euros que la empresa Pagés se vio obligada a pagar al llamado G-10 en 2012 por derechos de imagen, así algunos de los miembros de este lobby no actuaran durante dicha temporada en la plaza dee Sevilla, lo que supuso un punto de partida de la actual situación.

     Lo malo de este tinglado, de este órdago, es que todos pierden si, como se teme, no se llega a un acuerdo. Por una parte resulta inviable un abono en Sevilla con la ausencia de los cinco matadores inmersos en la contienda, lo que supone un durísimo golpe para los aficionados. Pierden los propios toreros al no verse anunciados en una de las dos grandes ferias del año y donde sus emolumentos tienen mayor volumen, y pierde la Fiesta en general por una situación que desborda los límites de la cordura, además de producir un efecto diabólico cuando más necesaria resulta la sensatez y el sentido común para enfrentar una crisis que puede comprometer el futuro de los toros.


*Carlos Ilián es periodista taurino. / Publicado en el blog del diario ‘Marca’.

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