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Al delegado de la Junta, Ricardo Sánchez: seguiremos informando

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El delegado de la Junta de Andalucía, Ricardo Sánchez, no puede poner trabas a la información y transparencia.

«…Ricardo, delegado: a buen entendedor, palabras justas. Recibo perfectamente el mensaje: si la ‘cosa’ se calma (o sea, si me callo y no informo sobre el tema), tendré acceso al expediente; en caso contrario (si sigo informando), seguiré sin tener acceso. Pues mire Ricardo, delegado: mi silencio no está en venta. No me va a callar…»

Francisco Mateos.-

     Hace ya varios años, precisamente con otro delegado de la Junta de Andalucía en Sevilla, Demetrio Pérez -que posteriormente fue director general de Espectáculos Públicos de la Junta de Andalucía-, hubo un tema -generado en el entorno del propio delegado- que provocó indirectamente un artículo de opinión en estas páginas que al delegado le sentó no mal, sino lo siguiente. Demetrio, a media tarde, preguntó por mi teléfono y una vez que lo tuvo cogió su móvil y me llamó. Contesté: «¿Sí, dígame?». Y al otro lado sonó un: «Hola, soy Demetrio Pérez, el delegado de la Junta de Andalucía en Sevilla». Reconozco que aquella llamada, directamente, sin secretaria, asesores ni milongas, de frente, me descolocó totalmente. Demetrio me dijo que ni sus peores adversarios políticos le habían criticado tan duramente, que si tan mal lo estaba haciendo; pero a continuación dijo: «¿Cuándo puedes pasarte por la Delegación y lo aclaramos todo?». Al día siguiente nos encerramos a solas en el despacho y todo quedó aclarado. Volvimos a tener diferentes puntos de vista en algunos casos, y hubo informaciones que le gustaron más y otras menos, pero ya siempre hubo complicidad, lealtad y sobre todo respeto mutuo: a la información mía y a la gestión suya.

     Ahora hay otro delegado de la Junta en Sevilla, el ya famoso Ricardo Sánchez. A través de un asesor suyo me prometió en la noche del mismo día de la primera información del ‘caso novillo’ (viernes 3 de mayo) total transparencia y que se me facilitaría la documentación nada más llegara a la Delegación. Llamé este pasado lunes a la Delegación para poder tener acceso a los ya famosos papeles de los toros de Torrestrella que sigue ocultando. Me confirmó su jefe de Servicio que estaban allí, en la Delegación, desde el viernes de Feria, pero que hasta que no lo autorizara el delegado no podía tener acceso a ellos. Llamé al día siguiente -este martes pasado-, y de nuevo el amable jefe de Servicios me explicó que el delegado era conocedor de mi petición y que dijo que tendría acceso a la documentación «cuando la ‘cosa’ esté más calmada y serena».

     Ricardo, delegado: a buen entendedor, palabras justas. Recibo perfectamente el mensaje: si la ‘cosa’ se calma (o sea, si me callo y no informo sobre el tema), tendré acceso al expediente; en caso contrario (si sigo informando), seguiré sin tener acceso. Es de lo peor que puede suceder a un político con un poquito de poder: la soberbia. Pues mire Ricardo, delegado: mi silencio no está en venta. No me va a callar. No me va a comprar. Ni le permito chantajes alguno. Los papeles se van a conocer: quiera usted o no. Los aficionados que estuvieron en la plaza tienen derecho a saber qué fue lo que se hizo el día anterior en los corrales. Puede seguir ocultando la documentación unos días más y poniendo las trabas que estime oportunas; pero Ricardo: mi silencio no está en venta. Ahí has pinchado en hueso… Con lo bonito que es dialogar y comunicarse.


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