Cómo ir de balde a los toros según la Junta

La expropiación del burladero

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Familiares y amiguetes de la delegada Carmen Tovar campan a sus anchas por el burladero oficial e institucional de la Junta de Andalucía en la Maestranza durante la pasada temporada. (FOTO: Javier Martínez / SEVILLA TAURINA)
Familiares y amiguetes de la delegada Carmen Tovar campan a sus anchas por el burladero oficial e institucional de la Junta de Andalucía en la Maestranza durante la pasada temporada. (FOTO: Javier Martínez / SEVILLA TAURINA)

«…No se olvide que ir de balde a los toros es uno de los grandes motores inconfesos de la política patria. Aquí, por ir de balde a los toros caen hasta los gobiernos. Como no será la capacidad simbólica de los toros para el poder, que la Junta de Andalucía, que no ha expropiado en su vida una finca expropió un burladero en la plaza de Sevilla y resulta que siguieron estando los del PSOE con su puro….»

Antonio Burgos.-

     Los legisladores no son buenos aficionados a los toros. Los que tanto frecuentan las plazas no son verdaderamente aficionados a los toros. Son aficionados a ir de balde a los toros, que es distinto. El ‘felipismo’ fue en buena parte la ocupación de los burladeros de convite en las plazas de España. Los que no habían ido a los toros en su vida, allá que se ponían con un pedazo de puro que el que menos parecía sobrino de Chopera o primo de Balañá. En España siempre se ha entendido que ir a los toros de balde es un signo externo del poder mucho más importante que la vara de mando o el coche oficial. Cuando hicieron a Manuel Olivencia comisario de aquella Exposición Universal que luego resultó tan particular que tuvo que dimitir el hombre por vergüenza torera, lo llamé para felicitarlo y le dije:

-Manolo: enhorabuena, muy bien y esas cosas… Pero eso que te han nombrado, ¿sirve para ir de balde a los toros?

     Y el profesor me confesó, con su humor rondeño:

-Fíjate, no… He preguntado y me han dicho que no sirve para ir a los toros de gorra…

     Apañaron luego los palcos de convite de la plaza de Sevilla de modo que el comisario de la Exposición tuvo el suyo. Vi que Olivencia ya iba a la plaza con otra cara. Se le puso cara de autoridad con mando en plaza. En plaza de toros, naturalmente. Lo que lo perdió. Yo creo que los empleados de su discípulo González empezaron a hacerle la vida imposible precisamente por eso, para quedarse con su palco de convite. Para mí que Jacinto Pellón defenestró a Olivencia no por lo que se cuenta, sino para ir de balde a los toros. No se olvide que ir de balde a los toros es uno de los grandes motores inconfesos de la política patria. En cuanto a los que perdieron el poder, lo que perdieron realmente fue el burladero. Pero no la costumbre de ir de balde a los toros.

     Aquí, por ir de balde a los toros caen hasta los gobiernos. ¿Por qué cayó el ‘felipismo’? Muy fácil. Porque Guerra quería como fuera ir a ver a Curro Romero en Sevilla el Domingo de Resurrección. De balde. Vio que por culpa de la cola de la frontera portuguesa iba a llegar tarde, pidió el Mystere y ya se armó el lío. A partir de ahí, el socialismo llegó al ‘caso Roldán’, y al ‘caso Guerra’ y a Filesa, y a los GAL,… como el banderillero de Juan Belmonte a gobernador: degenerando. No es que yo sea un currista redomado, pero entre los muchos méritos del universal maestro don Francisco Romero López hay que apuntar éste no menor de haber sido el causante indirecto del comienzo de la caída del ‘felipismo’.

     Decía que los que perdieron el poder no lograron acabar con sus ganas de seguir yendo de balde a los toros. Ustedes creerán que es exageración mía andaluza, pero Corcuera, igual que su conmilitón Guerra movió cielos y tierra, y nunca mejor dicho, por ir de balde a ver a Curro un Domingo de Resurrección. En los mentideros taurinos se decía que es tanta la afición (la afición por no pagar un duro) que tenía Corcuera, que hasta llamó a su sucesor en Interior, al propio Mayor Oreja, para que le solucionara lo suyo de la entrada en el templo de la fe currista. Al final, le dieron un tendido de sol y sombra. Mejor pintura del carácter efímero del poder no hay. El que desafiante ocupaba los burladeros de toda España, estaba en el tendido. De donde nunca debió haber salido. Pero yo creo que de válvula. Porque los que han tocado pelo del poder no saben que el resto de los mortales vamos a los toros pagando, y que si en las taquillas hay puesto un letrerito que dice que ‘No hay billetes’, existe una cosa que se llama la ‘reventa’, donde pagando lo que mande la mafia con la que Corcuera no acabó ni tampoco Mayor Oreja, si tienes interés consigues hasta una primera fila de barrera, vamos que si la consigues…

     Como no será la capacidad simbólica de los toros para el poder, que la Junta de Andalucía, que no ha expropiado en su vida una finca (que eso se quedaba para Rodríguez Ibarra con Jesús Aguirre y sus Cabras, Alta y Baja), expropió un burladero en la plaza de Sevilla, a fin de que los ‘felipistas’ pudieran seguir yendo gratis total. La Delegación del Gobierno tenía un burladero bastante buenecito, junto al de la empresa, un burladero ‘de capotes’. Entre las muchas cosas que representaron las elecciones generales de la caída del ‘felipismo’ en España, significaron también esto no menor de que a partir de ese momento era el PP y no el PSOE el que ocuparía el burladero del Gobierno en la plaza de Sevilla. ¿De qué y de cuándo? Esgrimieron el Estatuto de Autonomía, la Ley Taurina, el Reglamento y la biblia en pasta, y en el burladero donde ponía ‘Delegación del Gobierno’, ahora reza ‘Junta de Andalucía’. Donde iban a estar los del PP de Aznar con su puro (porque ganar las elecciones es ponerse en un burladero con un puro), resulta que siguieron estando los del PSOE con su puro.


*Antonio Burgos es periodista y escritor sevillano. / Extracto publicado en antonioburgos.com

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