POLÉMICA inauguración en Utrera

Alberto de la Peña: «Luis Vilches tiene que torear en Utrera»

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El diestro utrerano Alberto de la Peña. (FOTO: Matito)
El diestro utrerano Alberto de la Peña. (FOTO: Matito)

El matador de toros utrerano Alberto de la Peña es el primer profesional taurino de Utrera que decide defender contundentemente la inclusión de Luis Vilches en la inauguración de la nueva plaza, pidiendo a aficionados y profesionales utreranos «cordura y tener la cabeza bien amueblada para no cometer una terible injusticia».

Francisco Mateos.-

     El matador de toros utrerano Alberto de la Peña -que permanece retirado de los ruedos desde el año 2000- ha decidido dar un paso adelante y ser el primer profesional taurino utrerano en defender la inclusión de Luis Vilches -único matador de toros en activo de Utrera- en el cartel inaugural de nueva plaza de toros de Utrera, en septiembre. Alberto pide a los profesionales y aficionados de Utrera «cordura y tener la cabeza bien amueblada para no cometer una terrible injusticia».

     En un artículo remitido a SEVILLA TAURINA, Alberto de la Peña asegura que lo hace porque «me gustaría dejar clara mi postura sobre la polémica inauguración de la nueva plaza de toros de Utrera, ya que he sido mencionado en algún artículo de este portal. Rogaría que fuera publicado, ya que no quiero que haya malas interpretaciones por parte de nadie».

     SEVILLA TAURINA reproduce a continuación el artículo íntegro que ha remitido el matador de toros utrerano Alberto de la Peña:

LA MISMA POLÉMICA DE TODOS LOS AÑOS

     «Soy matador de toros, fui matador de toros y siempre seré matador de toros. Todos los días pienso que voy a volver a torear. Todo los días recuerdo días de batallas, batallas muy duras, batallas muy serias pero batallas muy bonitas. Tan bonitas que mentalmente me sigo engañando pensando que algún día volverán, tan bonitas que aún hoy soy capaz de acortar plazos de una lesión para no perder más tiempo de entrenamiento, porque un torero no puede quedarse en la cama dejando pasar el tiempo, porque hay que volver lo antes posible delante del toro. Tan bonitas que después de diez años sin vestirme de luces muero por pegarle veinte pases a una vaca en el campo. Tan bonitas que muero por torear un toro en el campo o en algún festival suelto. Tan bonitas que aún hoy sigo intentando controlar mi peso para no perder la figura, porque para ser torero primero hay que parecerlo… o eso siempre me dijeron: «un torero tiene que parecerlo, tiene que tener valor y tiene que tener la cabeza en su sitio». Y aunque sea una incongruencia, los toreros que se juegan la vida por su profesión tienen que tener la cabeza muy en su sitio y la tienen que tener porque es tan difícil jugarse la vida delante de un toro como no dejar que ello te aprisione y te engañe.

     Dicen que este año de 2010 inaugurarán la nueva plaza de toros de Utrera, no plaza de usos múltiples señor alcalde: PLAZA DE TOROS DE LA MULATA, o CUNA DEL TORO BRAVO; como ustedes quieran, pero PLAZA DE TOROS, como lo fue la brutalmente destruida antigua plaza de toros de Utrera o Coso del Arrecife, como la llamaban. En ella me crié, y digo bien me crié porque sólo tenía diez años cuando empecé a entrenar en ella todos los días y tuve el honor de hacer el paseíllo varias tardes, como novillero sin caballo y novillero con picadores, y algún festival benéfico también. Pero sobre todo era mi casa y la de muchos chavales de Utrera, que diariamente nos reuníamos en ella para hacer nuestro entrenamiento. Allí era diario el ir y venir de gente del toro de Utrera; incluso toreros de fuera venían a entrenar con nosotros por el ambiente que allí se respiraba: picadores, muchos banderilleros y seis matadores de toros. Sí, seis matadores de toros locales; eso no lo había en ningún lugar del mundo.

     Recuerdo cómo nos contábamos cómo nos había ido en los tentaderos de las ganaderías de la zona (Guardiola, Buendía, Murube, Cañaveral, Ruchena), todas utreranas como nosotros, y empezábamos a mirarnos de reojo a ver quién daba pistas de dónde torearía, que si uno en Francia, que si otro en tal pueblo de no sé dónde, que si el valle del terror, que si el 15 de agosto, que si Sevilla, que si Madrid… y al final en septiembre, Utrera. Sí, todos los años teníamos Utrera en mente y todos los años teníamos la misma polémica: que si toreas tú, que si toreo yo, que si tú toreaste el año pasado, que si yo no toreé… Todos los años lo mismo.

     Como dije antes, dicen que este año y tras una eterna espera tendremos nueva plaza de toros, lo cual me hace una tremenda ilusión, el que nuestro Ayuntamiento -con un fondo más político que otra cosa, pienso yo, ya que es mucha casualidad que sea precisamente ahora, un año antes de las elecciones municipales, cuando se inaugure; incluso sin estar acabada- se haya decidido, pero por lo menos deja de ser un sitio para el botellón, y tenga la utilidad para que le fue diseñada, para eventos como conciertos, porque por lo visto su verdadera inauguración será con uno de un artista de renombre y para dar toros, que para eso dice la historia y a la entrada de mi pueblo que somos ‘la cuna del toro bravo’.

     También me da una tremenda alegría saber que actualmente hay suficientes chavales en Utrera queriendo ser toreros y que tendrán la oportunidad de torear una becerrada; qué envidia me da la ilusión que tendrán. Ojalá tengan mucha suerte en esta y en todas las que vengan detrás.

     Pero hay algo que me cabrea muchísimo, y es la injusticia que se comete con un paisano. Un torero de mi generación, de esa que nos criamos dando vueltas al ruedo con zapatos de deportes en la antigua plaza de toros. Un torero al que no pudo, como a los demás, la losa de los años sin suerte. Un torero que tiene como la mayoría de nosotros los muslos partidos por los toros y ahora me imagino que el alma rota por la indiferencia de su pueblo que se olvida de él en un acontecimiento tan importante para Utrera y tan importante para los que amamos esta profesión. Es ahora, más que nunca, cuando hay que tener la cabeza más amueblada, esa cabeza tan importante para ser torero, y dejar que el único matador de toros en activo de Utrera sea quien inaugure la plaza. Él es el único guerrero que sigue de pie en la batalla, una batalla tan dura que caímos casi todos; pero una batalla tan bonita que aún hoy, después de los años, nos hace planteárnoslo a los que nos quedamos en el camino.

     Hace justamente diez años que maté mi última corrida de toros. Fue en mi pueblo, en Utrera, en una fea plaza portátil. Cuando hice el paseo el 9 de septiembre del año 2000, ya sabía que ese era mi último paseíllo vestido de luces y así se lo dije a mi hermano cuando le brindé la muerte de mi último toro. Ahora, diez años después, intento acortar los plazos de una lesión de rodilla porque inauguran después de dieciséis años la nueva plaza de toros de mi pueblo. Pero tengamos la cabeza en nuestro sitio. Quien tiene que torear en esa inauguración vestido de luces es Luis Vilches, el único matador de toros en activo de Utrera. Los demás seguro que tenemos la misma ilusión, pero para eso están los festivales, o por lo menos así lo creo yo. No quiero que me malinterprete nadie, ni se moleste ningún compañero. Sólo digo lo que pienso, y como he leído que ha aparecido mi nombre en algunas opiniones (siempre es gratificante que alguien se siga acordando de mí), he creído oportuno manifestar mi forma de verlo. Aclarando que esta postura es mía y sólo mía, que ningún compañero ha hablado conmigo y no sé cuáles serán sus posturas, muy respetables sean cual sean las de cada uno.

     Mientras, yo seguiré entrenando con la ilusión de torear algún día en la nueva plaza de toros, pero siempre que sea de corto en un festival. Y a Luis desearle toda la suerte del mundo el próximo 15 de agosto en Sevilla. Que ojalá todo le salga bien y el año que viene sea suya la decisión de torear en su pueblo o no».


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