REAL MAESTRANZA - Novillada de abono

Curro Durán, el triunfo del esfuerzo y la firmeza

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Curro Durán toreando con la derecha.

Oreja para el utrerano Curro Durán, que se encamina con argumentos para una posible alternativa en la Feria de septiembre de Utrera. Complicada y desigualmente presentada novillada de Buenavista. Mario Navas dio una vuelta al ruedo tras una petición en el tercero, y Marcos Linares fue ovacionado.


 SEVILLA / Novillada 

NOVILLOS: Se han lidiado novillos de la ganadería de Buenavista; muy desiguales de presentación, algunos parecieron erales, sosos, flojos y complicados. Destacó el tercero, noble y con calidad en la embestida. El primero, de acometidas bruscas y desiguales; tardo y soso el segundo; encastado el cuarto; manso y rajado, el quinto; manso, sin calidad, el sexto.
NOVILLEROS:Curro Durán (de fucsia y oro), saludos y oreja.
Marcos Linares (de rosa palo y oro), saludos y saludos.
Mario Navas (de azul y oro), vuelta al ruedo tras petición y silencio
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INCIDENCIAS: Un cuarto de plaza.


Manuel Viera.-

     Siete años le han trascurrido a Curro Durán desde su presentación como novillero en la Maestranza en 2015. En la temporada de 2016 volvió al ruedo maestrante, y anoche sumó su tercera vez. Entre medio, años de lucha, de graves lesiones y largas estancias en México en busca del soñado triunfo. El esfuerzo por conseguir su ansiado objetivo no se le puede negar. Lo ha dado todo en el ruedo a cambio de una oreja que le ha de devolver la ilusión. Hacer realidad el sueño de una alternativa que se le está haciendo esperar demasiado.

     Hoy tenía un reto mayúsculo para conseguir objetivos. Le urgía darle una vuelta de tuerca a lo posible. Y se la ha dado a base de ganas, de un gran esfuerzo, un aprendido oficio y una firmeza fuera de toda duda para doblegar unas acometidas que no entienden de deseos. Da cierta alegría observar la ilusión saturada de posibilidades. La desnudez de una obsesión por el necesario triunfo aquí conseguido.

     El diestro utrerano ha sabido esperar que llegue el día. Ese día en el cual el toreo parece fluirle por un instante. El inicio de faena, genuflexo y mandón, al brusco y complicado primer utrero de Buenavista, marcó una lidia a derecha firme y templada. También el natural recorrió largo la desigual embestida. Tras una contundente estocada fue ovacionado.

     Las encastadas acometidas del cuarto transmitían emoción a los tendidos. No fue fácil someterlas al temple de una muleta a rastras que viajaba larga hasta finalizar con el obligado pase de pecho. La faena, desigual, tuvo momentos de ligazón con ambas manos con las que atisbó el concepto clásico de sus formas. Quizá le sobró minutaje por aprovechar el pasodoble, que también se hizo esperar. Una nueva estocada bastó para tumbar al utrero y conseguir un apéndice que le supo a gloria. Curro Durán está puesto y dispuesto para tomar la alternativa. En la próxima Feria de Consolación de su ciudad natal tiene la oportunidad de hacerla realidad.

     Marcos Linares tuvo muy pocas opciones para lograr comunicar su toreo a través de unas formas capaces de resaltar el buen gusto de su toreo y su capacidad para ejecutarlo. También complicado fue el segundo, un novillo tardo en los engaños y de una manifiesta sosería. Brindis al cielo. ¡Ay, Emilio Moreno, cuanto se te recuerda! Toreó despacio por instantes, sobre todo al natural, hondo y acompasado, y dejó detalles de torería ante un animal que no le embistió. Tras la estocada le ovacionaron.

     El quinto fue un manso rajado en los inicios de faena sin ninguna opción para el linarense. Breves intentos sin nada que lograr. Con un espadazo en las tablas lo mandó al desolladero.

     Quizá el más claro de la complicada y desigual novillada de Clotilde Calvo fue el tercero. Un novillo con cierta calidad en su embestida al que Mario Navas toreó con gusto a la verónica para brindar, después, una faena de momentos, de detalles, tanto con la derecha como con la izquierda. Ligó muletazos diestros despaciosos y trazó algún que otro natural notable. Sobre todo, el epílogo de frente con la izquierda para finalizar la lidia tuvo sabor. Hundió media espada, le pidieron la oreja y se tuvo que conformar con dar la vuelta al ruedo.

     Muy complicado fue el sexto. Otro novillo que mostró sosería y se defendía de los engaños con clara muestra de mansedumbre. Los intentos de vallisoletano fueron nulos. Media estocada le bastó para finiquitarlo


 AL QUITE 

Viaje en el tiempo en la Maestranza

Antonio Girol.-

     Confieso que en ocasiones, al sentarme en los escaños de la Maestranza, he soñado en cómo sería poder viajar en el tiempo y retrotraerme a tardes pretéritas de las que tanto he leído. Y, así, poder ver a Joselito y Belmonte, a Manolete o Pepe Luis. Pero también, a Antonio Gallardo lanceando a la verónica o aquel Frasquito, efímero, que resucitó al Monstruo en una noche de verano. Incluso a El Hombre Gordo con su espectáculo cómico que hacía las delicias de aquellos niños de posguerra tan ayunos de comida como de entretenimientos.

     Vive Dios que ha habido un momento esta noche en que creía que mi deseo de viajar al pasado se hacía realidad cuando iban saliendo de los chiqueros los novillos de Buenavista, tan escuálidos de carnes, como altos de agujas y de embestidas, en algunos casos, bastante pegajosas. Era como si de repente hubiese retrocedido a los años del hambre, aquellos en los que la presentación de los toros iba de la mano de las penurias que sufrían los españoles.

     La sensación de estar en un salto temporal aún ha ido a más cuando he visto la muleta con la que el pucelano Mario Navas ha toreado en la Maestranza: descolorida, con visibles manchas de su mucho uso. Una muleta como de otra época que contrasta con la abundancia en la que, como quien dice hasta ayer, se han manejado incluso los novilleros sin caballos, tan bien vestidos como provistos de ‘chismes’ de estreno. Ya se sabe aquello de con buen viento y buena bonanza, caminaba Sancho Panza.

     Señales: la de la presentación de los utreros y la muleta descolorida y ajada, que en lugar de provocarme la alegría de que mi anhelado viaje en el tiempo se había hecho realidad, me ha sumido en la angustia de pensar que tal vez esté frente a ese péndulo que dicen que es la historia. Sobre todo viendo cómo la inflación iguala, cuando no supera, marcas del pasado o cómo se escucha otra vez el ruido de las bombas en la vieja Europa.

     Si al menos este movimiento pendular significara la llegada de un Mesías a la Fiesta como en su día lo fue Manolete, al menos tendríamos una alegría. Pero me da que en términos taurinos el único péndulo que vamos a ver es el de pasarse al toro por la espalda en el centro del ruedo para regocijo de quienes con ese alarde de valor se entusiasman.


 GALERÍA GRÁFICA (Pagés) 

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