El joven torero de Camas asume con resignación la corrida del Conde de la Maza en la preferia, a pesar de la importante oreja lograda el pasado año en Sevilla; «es lo que hay, y no puedo quedarme sin torear». Peor lo está pasando su madre y, sobre todo su abuelo, de 94 años, que perdió a su hijo Ramón Soto Vargas -tío de Alfonso- en la Maestranza corneado por un ejemplar del Conde de la Maza. Ahora su nieto lidiará por primera vez un toro de esta ganadería y en la misma plaza del trágico percance.
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Francisco Mateos.- El matador de toros Alfonso Oliva Soto afronta con ilusión su primera Feria de Abril como matador de toros. Bromea y sonríe ampliamente hablando de Sevilla, de la Maestranza, de la sabiduría de esta afición, del brillo del albero, de los tiempos de una tarde de toros en Sevilla… Está como loco por vestirse de toreros y arrancar el paseíllo en la Maestranza. «Para mí es una gran ilusión estar en Sevilla. Es cierto que el año pasado logré cortar una oreja en la corrida de la Virgen de los Reyes, el 14 de agosto, y quizás nos hubiera gustado venir un poco mejor puesto, pero es lo que hay y no puedo permitirme quedarme fuera de Sevilla. En la corrida del año pasado todo el mundo vio que soy capaz con una corrida muy seria y complicada. Se cantó por la prensa y por los aficionados la forma y disposición que demostramos los tres, tanto Nazaré, Moral y yo. En mi caso, muchos descubrieron que también soy capaz de poderle al toro complicado», comenta Oliva Soto. Aunque le desborda una renovada ilusión, en cierto modo reconoce que esperaba una ganadería de alguna mayor garantía para su tipo de toreo que la del Conde de la Maza. «No es el toro más adecuado para mi toreo, pero es lo que hay, y no puedo quedarme sin torear. Lo que más me duele es el tremendo disgusto que se han llevado mi madre y, sobre todo, mi abuelo. Como todos sabéis, mi tío Ramón Soto Vargas, hermano de mi madre, cayó muerto en el ruedo de la Maestranza en el 92 tras banderillear a un novillo del Conde de la Maza. Imagina cómo está mi madre cuando se ha enterado que mato esa misma ganadería. Y el que lo está pasando aún peor es mi abuelo, el padre de mi madre, que vive en casa con nosotros. Me he criado junto a él. Perdió un hijo por un toro del Conde de la Maza, y ahora su nieto va a torear esa misma ganadería por primera vez, en la misma plaza,…». Pese a ello, Alfonso Oliva Soto intenta autoconvencerse de que todo irá perfectamente. «Estoy disgustado por ellos, y yo prefiero no darle más vueltas. Ojalá salga uno embistiendo y pueda dedicarle un triunfo a mi tío Ramón y a mi abuelo». Otro de sus grandes objetivos esta nueva temporada es confirmar la alternativa en la plaza de toros de Las Ventas. «Mi apoderado va a atrabajar en esa dirección; espero que sea posible. También queremos torear alguna corrida de toros antes de ir a Sevilla, porque si no sería mi tercer paseíllo como matador, y mi tercero en Sevilla, ya que tomé la alternativa en 2008 en la Maestranza y no toreé más hasta el 14 de agosto pasado, también en Sevilla, cuando corté esa oreja, y ya no he vuelto a vestirme más de luces», comenta resignado.
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