ESCÁNDALO en la Maestranza

El discurso apocalíptico

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Uno de los tres sobreros que saltaron al ruedo el 26 de septiembre. (FOTO: Sevilla Taurina)
Uno de los tres sobreros que saltaron al ruedo el 26 de septiembre. (FOTO: Sevilla Taurina)

«…mostraron una falta de profesionalidad y rigor con los toros del tristísimo día de autos que rayó en la desvergüenza. Una falta de respeto a los aficionados que hubiese merecido las explicaciones automáticas de unos y de otros, así como la de los propios dueños de la plaza, los maestrantes, que con su silencio callan y otorgan ante tal desastre…»

Álvaro Acevedo.-

     La gravedad de los hechos acaecidos el 26 de septiembre en Sevilla merecía una crítica implacable, pero existe una tendencia al discurso apocalíptico que deja sin razón a aquellos que lo ponen en práctica. Tal discurso se basa en dos líneas de actuación. Una, la de estirar los hechos hasta el infinito, de tal modo que se presenta a Empresa y Autoridad como elementos dañinos a partir de una afirmación falsa: siempre actúan igual. Podemos utilizar la memoria como nos dé la gana, pero estos mismos empresarios y autoridades compraron y aprobaron toros que propiciaron una gran Feria de Abril de 2010. Y no hace tanto tiempo de eso.

     Para mí esta realidad no los exime de un ápice de culpa toda vez que sólo cumplieron con su obligación en la Feria de Sevilla (salvo en el caso de la corrida de Palha), y por el contrario, mostraron una falta de profesionalidad y rigor con los toros del tristísimo día de autos que rayó en la desvergüenza. Una falta de respeto a los aficionados que hubiese merecido las explicaciones automáticas de unos y de otros, así como la de los propios dueños de la plaza, los maestrantes, que con su silencio callan y otorgan ante tal desastre.

     Sin noticias de los perpetradores y consentidores del hecho hasta el día en el que escribo este artículo –el miércoles de la huelga, por cierto–tal silencio es tan lamentable como cobarde, pero me conformaría con que aprendieran la lección para el futuro. Y es muy simple: esto no puede volver a suceder en Sevilla, lo cual no quiere decir que suceda siempre, como aseguraría un apocalíptico.

     Y el apocalíptico –aquí entramos en la segunda línea de actuación –tiende a extender el abanico de culpables hasta donde haga falta. Y no es así. Empresa y autoridades son los principales responsables, y después los toreros y apoderados, aunque dudo mucho de que algunos animalejos del otro día tuvieran el visto bueno del entorno de Morante y, fundamentalmente, del de El Juli. Lo que pasa es que si El Juli se quita del cartel ya tenemos a la opinión pública diciendo que Julián es un golfo, y los veterinarios, unos fenómenos que velan por la integridad del espectáculo. Porque es lo que pasa siempre. Además, en algunos comunicados y artículos se ha señalado a la Delegada del Gobierno de la Junta de Andalucía, Carmen Tovar, como gran culpable de los hechos por ser ella la que designa a los veterinarios. Y los políticos tendrán culpa de muchas cosas, pero afirmar que Carmen Tovar es la responsable de la mierda de toros que se lidiaron en la Maestranza es absurdo. Tanto como que mañana es el fin del mundo, que diría un apocalíptico.


*Álvaro Acevedo es periodista taurino sevillano de Cope-Sevilla, 6Toros6 y Cuadernos de Tauromaquia. / Opinión publicada en 6Toros6.


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