REAL MAESTRANZA - 2ª Ciclo de San Miguel

Castella logra su objetivo: la Puerta del Príncipe

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Sebastián Castella en la salida a hombros por la Puerta del Príncipe.

Sebastián Castella ha sido el protagonista de la segunda corrida de San Miguel, logrando abrir por primera vez la Puerta del Príncipe tras cortar tres orejas a un buen lote de toros de Victoriano del Río. El diestro francés ha realizado faenas notables en sus dos toros, mientras que ni Alejandro Talavante ni Roca Rey han tenido lotes aptos para el triunfo.


 SEVILLA / Corrida de toros 

TOROS: Se han lidiado toros de la ganadería de Victoriano del Río, y uno de Toros de Cortés, en quinto lugar, aceptables de presentación y desiguales hechuras. Mansos. Los mejores primero, lidiado como sobrero; y cuarto, bravo y encastado. Venido a menos el segundo; manso y aquerenciado el tercero; a la defensiva el quinto; sin calidad el sexto.  
ESPADAS:Sebastián Castella (de rosa y oro), oreja y dos orejas.
Alejandro Talavante (de lila y oro), silencio y silencio.
Andrés Roca Rey (de burdeos y oro), silencio y palmas.
CUADRILLAS: Saludaron en banderillas José Chacón, Luis Blázquez, Miguel Murillo y Manuel Izquierdo.
INCIDENCIAS: Lleno de ‘No hay billetes’.


Manuel Viera.-

     Se ha mostrado reflexivo y profundo. Ha mantenido una calidad notable con la que superó cualquier dificultad que le plantearon sus toros. Su capacidad para hacer el toreo ha sido obvia, y todo ello dicho con una sobriedad verdaderamente emotiva. Además, su interpretación del toreo ha sido a la vez clara y precisa. A veces de muletazos aligerados, pero con destalles vivamente emotivos que remitieron a una formas brillantes sin recursos efectistas. A ejecutar un toreo con el que encontró acomodo dentro de ese discurso artístico construido, por momentos, de contenidos intensos que dieron lugar a ambas obras válidas para conseguir su ansiada salida por la Puerta del Príncipe. Excesivo premio, quizá, para un toreo que nunca llegó a alcanzar la rotundidad de lo sublime.

     Sebastián Castella ha logrado su objetivo en otra tarde de inusitada expectación y calor excesivo. Le devolvieron su primer toro por invalidez manifiesta, y en su lugar salió ‘Soleares’, un sobrero del hierro titular de Victoriano del Río encastado y bravo, al que el diestro francés lo recibió por verónicas, intercaladas con chicuelinas, dejando tarjeta de presentación de una lidia, basada en la ligazón, en la que el toreo diestro combinado con el natural definieron una faena de templados muletazos rematados con excepcionales pases de pecho. Un serie final diestra, muy encajado el torero, alcanzó alta nota antes de rubricar su obra con emotivas manoletinas. Pinchó antes de hundir la espada, pero la oreja fue premio a lo hecho.

     Otro buen toro fue el cuarto, encastado y con la exigencia de unas embestidas complicadas. Sebastián le bajó la mano, mandó la acometida con muletazos profundos e hilvanados, mezclados con cambios de manos y ayudados por bajo que calaron de inmediato en los tendidos. Quizá lo hecho pecó de excesiva ligereza; no obstante, las últimas series diestras en redondo, ligadas y mejor templadas, junto al arrimón final y la estocada trasera con la que se deshizo del buen toro, provocaron la excesiva petición que el palco presidencial aceptó. Dos orejas, y la Puerta del Príncipe para el torero francés que, de inmediato, le vale para repetir mañana sustituyendo al lesionado Morante.

     A Castella le tocaron en suerte los dos mejores toros de un encierro de Victoriano del Río que mostró altas dosis de mansedumbre. Alejandro Talavante tuvo escasas opciones de triunfos con sus dos toros. El segundo acusó su falta de fondo y se vino abajo en los inicios de faena. El diestro extremeño sí pudo lucirse con un par de verónicas y una media de exquisito gusto. Después nada pasó, vanos intentos con ambas manos para acabar de estocada. El quinto fue un toro malo, a la defensiva y sin una pizca de calidad en sus embestidas. Alejandro lo macheteó por la cara y acabó con él de un espadazo en los bajos.

     Resulta difícil, probablemente incluso imposible, encontrar entre los jóvenes llegados al estrellato en los últimos años, uno más impulsivo, ambicioso y capaz de desplegar un pasional toreo como Roca Rey. Sin embargo, hoy se topó con dos mansos con los que su esfuerzo por doblegar las complicadas embestidas resultaron vanos. Al tercero, aquerenciado y sin clase, le bajó la mano y mandó en la acometida hasta conseguir series diestras templadas y ligadas. Con la izquierda no tuvo opción. Con una estocada desprendida lo finiquitó.

     También acuso su mansedumbre el sexto, al que logró torear con profundidad con la diestra y muleta a rastras. Incluso el natural de mano baja lució en una serie de poder y mando. Recurrió a su toreo encimista sin conseguir su objetivo. Con el aceró, pinchó.


 AL NATURAL 

Degenaración

Francisco Mateos.-

     Vivimos tiempos convulsos, vertiginosos, muy cambiantes. Ya nada es lo que era. Creo que en bastantes aspectos de la vida se está cambiando a peor. Empezando por los penosos espectáculos de nuestros políticos, que es obvia la degeneración en las formas y en los contenidos, en el que ‘todo vale’ y no hay la más mínima dignidad; hasta -en mi opinión- en la música, tanto en la forma -cuestión de gustos- como en sus contenidos o letras. El mundo del toro no es ajeno a este mundo cambiante a peor. Y la Maestranza está en ello.

     Un torero ha salido por la Puerta del Príncipe. Esa noticia -en otra época- convulsionaría el toreo, daría un cambio a la carrera del afortunado espada y todo el que no hubiera estado en el coso del Baratillo imaginaría una obra de arte excelsa y única, sólo al alcance sólo de los elegidos. Nada más lejos de la realidad. Ni va a convulsionar el toreo, ni Castella va a notar un cambio mayúsculo en su carrera, y mucho menos se trató de una actuación para enmarcar en la historia de este primer cuarto de siglo XXI del toreo. ¡Qué pena de Maestranza! Una actuación entonada del torero francés, que con una vuelta al ruedo en su primero y una oreja en su segundo hubiera estado bien valorada. Una Puerta del Príncipe sin sentido, con un público deseoso de conceder trofeos, sin exigencias, poco entendido, sin criterio taurino ni perspectiva de temporada, ni cualidades de toros y toreros. La Maestranza perdida en un público heterogéneo que parece necesitar amortizar su cara entrada en forma de triunfos para pensar que ha merecido la pena el esfuerzo económico si a cambio se dan orejas o hasta Puerta del Príncipe.

     Y sólo quedan dos aristas para educar a ese público, para que sepa entender y valorar en justa medida, con perspectiva. Una, la prensa; tan variopinta como la actual plaza. Y que, además, no es leída, sin un público que muestre interés por contrastar lo que vio con lo que los especialistas de la prensa puedan argumentar en sus informaciones. Porque hoy no se lee. Ni de toros, ni de nada. Y la otra arista de posible educación es la autoridad, la Junta de Andalucía del PP en este caso, a través de la presidencia de la plaza. Pero esta Junta del PP no sólo es continuista de la del degenerado PSOE taurino, sino que está ganándole en dejadez y desgana. Mantiene el mismo cuerpo de presidentes y veterinarios que año tras año demuestran que es necesario una limpieza y renovación radical y profunda. Unos taurineadores presidentes incapaces de defender la categoría de la plaza de la Real Maestranza, entregados a la causa del desmadre y la concesión de orejas a la mínima demanda.

     Es la degeneración del toreo. Es la degeneración de una cultura que parece languidecer tras la desaparición de la última generación de viejos y buenos aficionados. Es la degeneración más absoluta de la Maestranza.


 GALERÍA GRÁFICA (Pagés) 

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