David Galván ha saludado dos ovaciones y ha hecho lo poco destacado en la calurosa novillada sevillana. A los bien presentados novillos de El Montecillo les fató fondo aunque le pegaron fuerte en varas. Con ellos, Vítor Barrio mostró diversidad con el capote y firmeza en la muleta, mientras que a Vanesa Montoya le pesó la responsabilidad.
|
SECCIONES
|
Manuel Viera.-
Venía de realizar un trasteo con el que le faltó una pizca de decisión, pero hizo borrón y cuenta nueva sorprendiendo en su segundo novillo con un toreo sin divagaciones. David Galván mostró sus elegantes formas en el inicio de faena al quinto, un utrero con hechuras de toro, de complicadas embestidas, que manseó y se orientó en el prólogo de faena tras un elegante inicio genuflexo de mando y temple.
De inmediato, en los primeros intentos de pasarlo con la diestra, se lo echó a lomos en espectacular voltereta. A partir de ahí los pases zurdos se adaptaron a las peligrosos envites del novillo que no dejó de buscar al gaditano que, con enorme esfuerzo, desplegó toda la intensidad del natural para mostrar un toreo que, aunque discontinuo, no dejó de ser elegante, emotivo y auténtico. Con un certero espadazo ratificó su decisión.
Al segundo, noble y de notable calidad aunque de escasas fuerzas, le dudó en los inicios sin que los buenos muletazos encontraran la ligazón. Faena de detalles a derecha e izquierda sin emotividad y sin continuidad. Se paró el novillo y acabó con él de estocada atravesada.
Fue esto lo más destacado de la calurosa tarde de toros sevillana. Los novillos de El Montecillo, bravos en los petos no acabaron de romper en las telas. A los bien presentados utreros de Francisco Medina les faltó fondo aunque tuvieron nobleza.
Quizá por esto, Víctor Barrio no terminó de cogerle el son al noble primero, un buen novillo que tras estrellarse de salida contra el burladero quedó mermado en sus fuerzas. Barrio mostró gusto en el trazo diestro sin llegar a conseguir hilvanar no más de dos muletazos. Epilogó faena con el detalle del pase por bajo y el ayudado, que gustaron aunque supieron a paco. Mató con prontitud.
Con decisión se fue a portagayola para recibir al cuarto que, tras la obligada larga cambiada mostró su diversidad con el capote. Decidido también inició faena con el pase cambiado por la espalda, sólo consiguiendo después algún que otro muletazo hilado con firmeza y buenas maneras. Manso y distraído, el utrero de El Montecillo huyó a las tablas y allí se quedó. Mató de estocada precedida de pinchazo.
La forma de mostrarse a la salida del tercer novillo ya indujo a cierta desconfianza. Y, en efecto, Vanessa Montoya, dejó que le masacraran en varas al buen utrero para después bajar la guardia y desinhibirse en un trasteo que reveló, y aquí no hubo duda, del pie que cojea. Un quiero y no puedo con un novillo moribundo con el que ni siquiera supo ocultar su preocupante desconfianza con la espada.
La debutante sevillana, más o menos camuflada en su primer novillo, pudo con el sexto, noble y muy parado tras el tercio de varas, campear el temporal haciéndole frente con el natural bien trazado y despacioso. Fue lo mejor de una faena que, a diferencia de la anterior, no fue conformista. La espada, desgraciadamente, no es lo suyo.
AL NATURAL |
Así nos va
Manuel Viera.-
Se mire por donde se mire y se interprete como se interprete esta Fiesta nuestra está llena de contradicciones. La modernidad ha socavado el derecho del público para decidir a favor de lo que le divierte. Sea bueno o sea malo. Es decir: no hay presidente, o presidenta, que no se preste a las exigencias de una gente que no distingue lo banal de lo auténtico, lo serio de lo cachondo… Este proceso de cambio lo están ampliando de forma considerable los que tienen responsabilidades en la plaza. El palco que preside y ese otro palco que manda amenizar lo extraordinario con la música torera. Uno lo hace con el Reglamento en la mano y sin tragarse una sola línea. El otro, según su criterio, del que hace ley no escrita. Y así nos va. Plaza de primera que parece a veces de tercera. |
|
Más allá de este componente de fondo hay una preocupante crisis en el escalafón de novilleros. Muy pocos interesan. Poca creencia parece haber para que la plaza no registre más de media entrada en festejo de abono. Pese a la novedad de la presentación con caballos de la sevillana Vanessa Montoya, que como todos los que quieren ser alguien en esto no dudó en la oportunidad de acudir a la desesperada, so pena de caer bajo el síndrome del fracaso. Y es que si no se mata es difícil ser torero. Ni aunque se crea valiente, puro y elegante.
GALERÍA GRÁFICA (Matito) |
||
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
GALERÍA GRÁFICA (Paco Díaz/Toroimagen) |
||
|
![]() |
|
|
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
|
|
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
|
LAS OTRAS IMÁGENES |
||
|
|
|
|
|
|
|
|
|
![]() |
|
|