REAL MAESTRANZA - Novillada con picadores

Calerito, decisión y oficio

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Juan Pedro García 'Calerito' en la vuelta al ruedo tras su primera faena.

Los novillero Emilio Silvera y Juan Pedro García ‘Calerito’ han dado la vuelta al ruedo. Daniel de la Fuente ha sido silenciado tras las dos faenas. Interesante novillada de Fuente Ymbro, con buena presencia y varios novillos de buen juego. La Maestranza se cubrió en algo más de la mitad de su aforo en la festividad del Corpus.


SEVILLA / Novillada con picadores

NOVILLOS: Se han lidiado novillos de la ganadería de Fuente Ymbro, bien presentados y nobles. Encastado el primero; noble y manso el segundo; noble sin humillar el tercero; con clases en las embestidas el cuarto; bravo en el caballo y complicado en la muleta el quinto; bravo en el peto y noble el sexto.
NOVILLEROS:Emilio Silvera (de verde y oro), vuelta al ruedo y saludos tras aviso.
Juan Pedro García ‘Calerito’ (de nazareno y oro), vuelta al ruedo y saludos.
Daniel de la Fuente (de celeste y oro), silencio tras aviso y silencio.
INCIDENCIAS: Más de media plaza.


Manuel Viera.-

     El triunfo es el sueño, a veces utópico, de quien se ve anunciado en estas novilladas de abono en la Maestranza. Verse, al fin, aquí es la mejor forma de resolver la complicada situación de unos novilleros con escaso presente e incierto futuro. Sin duda, la firme apuesta es todo un reto a una situación compleja y difícil para estos que luchan por alcanzar sus objetivos. Al final, el resultado es el que es, y poco sirve para multiplicar ilusiones, sobre todo, cuando el viento de la suerte sopla a favor y lo dejan pasar.

     A Emilio Silvera le abrió el camino el buen utrero de Fuente Ymbro lidiado en primer lugar. Un toro, por presencia, para lidiar en cualquier plaza de segunda, noble y encastado. Pero su toreo no encontró acomodo dentro de un hacer constituido por sólo momentos donde se le pudo atisbar su clásico concepto. Trazos de una derecha suave que viajaba a media altura cuando la embestida pedía mano baja y más ajuste. La mejor versión de toreo al natural la expresó en el epílogo de una faena que finalizó citando de frente, a pies juntos y con la izquierda. La certera estocada tal vez la consideró como premio para pasear el ruedo.

     Más convincente se mostró con el noble cuarto. Un novillo con clase en su embestida al que, tras un titubeante inicio acelerado y confuso, pudo dejar esbozos con la diestra de un toreo templado en el que con un cambio de mano hizo el natural despacio y hondo con el que apuntó maneras. No fue faena determinante por la discontinuidad de los muletazos venidos a menos. Unas manoletinas finales precedieron al pinchazo y la estocada con la que finiquitó.

     A Calerito no se le puede negar ni un ápice su actitud. Ganas que quedaron demostradas en la lidia del segundo, quizás el peor novillo, del noble y bien presentado encierro de Ricardo Gallardo. Juan Pedro mostró su buen oficio en una lidia donde buscó la fluidez de su toreo en un tono reposado que, sin resultar cansino, otorgó a la faena momentos de toreo hecho muy despacio, aunque sin hilvanar, a un novillo con tendencia a la huida. A costa de taparle la salida logró ligar con la diestra una de las series, sin conseguir hacer lo mismo con la izquierda. Ya con el utrero aculado en tablas se olvidó del tiempo para seguir dando pases que no condujeron a nada. Hundió la espada y dio la vuelta al ruedo.

     Bravo en el caballo resultó el quinto, al que Manuel Jesús Ruiz Román le realizó una emotiva suerte de varas. El buen picador se llevó en la retirada la mayor ovación de la noche. Calerito volvió a mostrar su seguridad y firmeza delante de la cara de un complicado utrero que acometió con brusquedad hasta que se paró. Al final, acortó distancias en un afán de demostrar lo que ya era imposible demostrar. Con media estocada y un descabello lo mandó al desolladero.

     Al noble y encastado tercero le faltó humillar. Circunstancia que, tal vez, le restó calidad a una lidia con clara tendencia hacia afuera. Daniel de la Fuente sólo logró el trazo despacio e incluso, a veces, ligado con la izquierda. Después, con la derecha, el tono bajó. Y con la espada se eternizó.

     También mostró su bravura en el caballo el sexto. Sin embargo, el sevillano de la Puebla de Río se perdió en una faena muy lineal, deslavazada, de infinidad de pases anodinos a un novillo que acabó parado. Y con la espada no acertó.


AL NATURAL

Palabra de reportero gráfico

Francisco Mateos.-

     Hacía tiempo que no le veía en el burladero de reporteros gráf¡cos, allá al lado del de los médicos. Y me gusta llamarlo así: reportero gráfico. Porque es cierto que los más modernos de ahora, los más jóvenes, muy preparados tecnológicamente, son fotógrafos en el más estricto sentido de la palabra, porque hacen auténticas maravillas plasmando la realidad con una nitidez y unos enfoques espectaculares. Pero hay diferencias entre el reportero gráfico y el fotógrafo. Y para mí, Rafael Fernández Moreno –Rafemo en el toreo, sus iniciales- es un reportero gráfico del toreo. De los pies a la cabeza. Es la oportunidad del momento, el adelantarse al instante que va a suceder para captarlo perfectamente, estar en el sitio adecuado y en el momento oportuno. Aún recuerdo una portada de Diario 16-Andalucía con una fotografía suya de gran tamaño: Curro toreando y matando un novillo a puerta cerrada en la antigua plaza de Utrera en invierno como preparación para la nueva temporada. La plaza vacía y sólo estaba quien debía estar; y Rafemo estaba. Y tomó esa imagen única y espectacular, portada ese día del diario.

     Ayer lo ví, muy cerca mía, en la primera de tendido, con su carrito y sus cámaras al hombros. Me acerqué a saludarlo y charlar. Está bien, sino que ya las piernas le empiezan a fallar un poco y por eso no está siempre en el burladero de gráficos, porque no puede estar dos horas y pico seguidas en pie. Pero ahí estaba, a sus casi 87 años haciendo las fotografías a tres chavales con la misma ilusión y la misma mente despejada de siempre. A este gran Rafemo sí que le tenía que preparar un buen ‘sarao’ taurino el delegado de la Junta en Sevilla, Ricardo Sánchez. Rafemo sí que pide a gritos ya un homenaje del toreo sevillano y una pequeña exposición por sus recuerdos gráficos.

     Estuvimos hablando. De toros, claro. También de la edad; lo lleva bien, «aunque cada vez que se acerca un nuevo año, más jindama tengo». Se fue antes de acabar la novillada, aburrido, cansado… «Ahora los chavales dan muchos muletazos; más que nunca. Muchísimos. Pero sin decir nada, son todos iguales, hacen lo mismo. Hay una falta de personalidad tremenda en el toreo y en su futuro». Amén. Queda todo dicho.


GALERÍA GRÁFICA (Pagés)

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