REAL MAESTRANZA / 1ª Feria de Abril

Volvió Espartaco… y triunfó

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La buena novillada que Espartaco ha enviado a la Maestranza no ha sido aprovechada por una terna que sólo ha dejado escasos detalles. Casares se amilanó a mitad del trasteo con la bravura del cuarto, Escribano dejó sin epilogo un faena de premio y Esaú Fernández mostró maneras sin convencer.

  Así embistieron los novillos de Espartaco, como este de Casares. (FOTO: Matito)

Manuel Viera.-

     Más allá del gusto de cada cual, las formas mostradas por Luis Miguel Casares y los debutantes Cristian Escribano y Esaú Fernández no terminaron de agradar. Ni de convencer. Los tres quisieron ser fieles exponentes del más puro clasicismo, aunque demasiadas veces parecieron un punto impersonal, casi siempre predecible y lejos de coger la altura deseable cada una de sus faenas. Y hubo utreros para ello.

     El hoy ganadero Juan Antonio Ruiz ‘Espartaco’ llevó a la Maestranza una novillada pareja, de bonitas hechuras y muy servible para realizar el toreo y conseguir el triunfo. Triunfo que no llegó pese a la calidad manifiesta del cuarto, un bravo animal, encastado y noble, que siguió los engaños con enorme calidad. Comenzó Luis Miguel Casares la faena de muleta con emocionante declaración de principios. Y lo hizo primero con la derecha y de inmediato con la izquierda. Casares se adaptó como un guante a las buenas condiciones del novillo e hizo brotar el natural de mano baja, despacioso, ligado y rematado. Pero todo duró un suspiro. Lo bueno se mezcló con lo malo y el prometedor trasteo fue decayendo mientras que ‘Zoletillo’, el buen novillo de Espartaco, embestía y embestía con la calidad y el son de la bravura. Una estocada seguida de descabello terminó con la vida del bravo animal. Para él, los honores en el arrastre. Para el maño, el silencio respetuoso y de sentencia de una plaza que le suspendió sin remisión.

 

 

 Esaú Fernández al natural con un buen novillo. (FOTO: Matito)


Más allá del gusto de cada cual, las formas mostradas por los tres novilleros no terminaron de agradar. Ni de convencer


‘Espartaco’ llevó a la Maestranza una novillada pareja, de bonitas hechuras y muy servible para conseguir el triunfo


     Con el noble, aunque soso, primero no se le vio de capa. Después no encontró el justo acople con unas embestidas que, sin ser las deseadas por complicadas, no se comían a nadie. Casares lo intentó todo, pero no le salió casi nada. Ni siquiera la estocada que se cayó de lo alto.

     Cristian Escribano se llevó las más sonoras ovaciones de la tarde en el prólogo de faena al segundo, otro novillo con calidad y nobleza. El debutante, que mostró maneras y buenas ideas, lo citó desde lejos y le cambió el viaje por la espalda para hilvanar después los mejores naturales de la tarde. Con la diestra apuntó alto en una primera serie de tres, un precioso cambio de mano y el obligado de pecho, y… se acabó. La intermitencia del trasteo se hizo presente sin que el debutante madrileño no demostrara más que simplicidad en un toreo que se quedó sin epílogo. La vuelta al ruedo tras la estocada en los bajos se antoja excesiva. Con el quinto, complicado y de escasa calidad, intercaló el buen trazo de algunos muletazos diestros cargados de buena voluntad con un excesivo toreo para afuera. Se puso pesado y hasta le sonó el primer aviso antes de echar mano a la espada.    


 El bravo cuarto novillo se llevó los honores en el arrastre. Luis Miguel Casares, el silencio respetuoso y de sentencia de una plaza que le suspendió sin remisión


 La faena de Esaú sexto resultó forzada, ingrata al final y sólo le dejó apuntar buenas maneras en los inicios


  Cristian Escribano con el capote. (FOTO: Matito)

     El toreo zurdo que mostró Esaú Fernández con el sexto, balanceándose sobre el ritmo del natural medido con exactitud y seguro pulso, constituyó para el público una gratísima sorpresa. Tanto es así que la elegancia, la originalidad y esa inclusión del adorno y el detalle le inyectaron a sus formas un gusto muy personal. Sin embargo, no sucedió lo mismo con la diestra. Intentó resolver, en buena parte, con enorme voluntad de agradar, sin poder capturar las escasas embestidas de un novillo muy distraído y cambiante. Faena que resultó forzada, ingrata al final, y que sólo le dejó apuntar buenas maneras en los inicios. Con el noble y sosote tercero se gustó a la verónica en los únicos lances de la tarde. Después, el toreo un poco agreste y sin asomo de definición prevaleció sobre los escasos detalles acortando distancias. La buena estocada no le valió ni para la ovación.

     Hoy volvió Espartaco a la Maestranza y… triunfó. 


AL NATURAL

¡Ajú, cómo está esto!

     Francisco Mateos.-

     NO sólo les hablo de cómo están los novilleritos del momento, no, que de eso ya se habrá encargado mi compañero Manuel Viera en su crónica de los hechos consumados y perpetrados sobre el albero maestrante. Me refiero a cómo está todo en general. Y fíjense, que aunque parezca algo menos importante, no deja de serlo. Porque ya se sabe que como la mujer del César, ‘hay que serlo y parecerlo’. Pues eso. Si le dicen el nombre de Curro, Pepe Luis, Juan Antonio, Manolo,… ¿a qué suenan a toreo? ¿Y si les digo Cristian o Esaú? Puede sonar a adolescentes pandilleros de litronas en la Plaza del Pan, pero tienen muy poco -nada, vamos- de taurino. Para compensarlo menos mal que había un Luis Miguel…  

Espartaco, siguiendo la novillada desde la Grada 6. (FOTO: Matito)

     ESTUVE anotándolos todos y… a ver… voy a repasar… uno, dos… tres,… cuatro, cinco… y hasta ¡seis banderilleros que han saludado esta tarde! «¿Seis dice usted, jefe? ¿Tantos?» Pues sí, seis banderilleros. «¿Pero eso cómo va a ser, jefe? Si hacen el paseíllo nueve. Cuente usted bien que se habrá ‘equivocao’. que seis banderilleros son dos cuadrillas completas…» Que sí, que sí, que lo sé. Pero que así ha sido: seis monterazos como la copa de un pino. «Y dígame jefe, ¿tan buenos han sido los tercios de banderillas?» Que va, ni uno. Pero así está la cosa, y la gente encantada. Y ya casi por norma, el tercero también a saludar, como casi por acto solidario cuando su compañero lo hace…

     COMO abajo no pasaba nada que me divirtiera -excepto, lógicamente, el buen juego de los novillos-, con lo que me divertí fue observando las reacciones del bueno de Espartaco en la segunda del balconcillo de la Grada 6, junto a su hermano Víctor y el diestro Salvador Vega. Qué forma de disfrutar y emocionarse con el juego de sus novillos, con la recompensa de tantos años de dedicación buscando el secreto de la alquimia ganadera. Se agachaba, se inclinaba, entrelazaba los dedos, daba como un muletazo al aire, inclinaba la cabeza como siguiendo la larga embestida del cuarto novillo… Todo un espectáculo. Se merecía el sevillano una alegría así.


GALERÍA GRÁFICA de MATITO

 Casares, iniciando un pase de pecho al primero.

 Excelente puyazo al segundo de la tarde.

 Cristian Escribano tiene gusto en su toreo.

 La flexibilidad de cuello del novillo de Espartaco.

 La faena pintaba bien al natural.

Buen concepto del toreo de este madrileño.

Una vuelta casi sin petición... 

La verticalidad del toreo del sevillano Esaú Fernández. 

Templaíto y muy largo... 

El adorno, en el momento preciso. 

 Y salió el buen cuarto, 'Zoletillo'...

 ...pero no salió el buen torero.

 Quite por chicuelinas de Cristian Escribano.

 Perico, tercero de Casares, banderilleando al cuarto.

 Otra par al cuarto: el sevillano Curro Robles.

 Comienzo de Casares al cuarto por bajo.

 La calidad del novillo, embistiendo por abajo.

 Cristian Escribano espera la suelta del quinto.

 Largo derechazo del novillero martileño.

 De pitón rabo...

 El sevillano Esaú Fernández con el último.

Excelente natural del torerillo de Camas.  Al final nos queda el recuerdo de los novillos de Espartaco.  Las caras de circunstancias de los tres novilleros.

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