A pesar del alarmente descenso de abonos

La empresa de la Real Maestranza, casi una década rechazando dialogar con la Unión Taurina de Abonados

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Los empresarios de Sevilla llevan casi 10 años sin reunirse con la Unión de Abonados.
Los empresarios de Sevilla llevan casi 10 años sin reunirse con la Unión de Abonados.

Los empresarios de la Maestranza, Eduardo Canorea y Ramón Valencia, llevan casi una década sin reunirse con la Unión de Abonados de Sevilla, a pesar del alarmente descenso -más de 3.000- de abonados. Los empresarios han reconocido que los carteles son como «las lentejas: quien quiere las come, y quien no las deja».

Francisco Mateos.-

     La empresa de la Real Maestranza, representada por los empresarios Eduardo Canorea y Ramón Valencia, en su muy peculiar forma de entender el diálogo con los distintos sectores taurinos de la sociedad y de organizar la temporada taurina, va camino de un triste record: alcanzar la década sin reunirse con la única entidad representativa de sus principales y más fieles clientes: la Unión Taurina de Abonados de Sevilla. En un momento en el que precisamente, según varias informaciones, se han perdido más de 3.000 abonados en los últimos años de su gestión, la empresa de la Maestranza sigue sin aceptar reunirse con la Unión Taurina de Abonados para entablar un diálogo y alcanzar una necesaria estabilidad y puntos de acercamiento y consenso.

     Según Diego Martínez, presidente de la Unión de Abonados de Sevilla, «desde que yo soy presidente de esta asociación de abonados sevillana, y ya son ocho años, nunca ha existido una reunión con los empresarios de Sevilla». Y todo ello a pesar de que los propios abonados fueron los primeros en promover dicho encientro. «De las primeras iniciativas que tomamos la nueva junta directiva de la asociación tras ser nombrados en el cargo fue remitir sendas cartas en solicitud de un encuentro para una reunión tanto a la empresa Pagés como organizadora de los espectáculos taurinos, como a la Real Maestranza de Caballería como institución propietaria y máxima responsable de la imagen taurina que se proyecte de la ciudad de Sevilla».

     A una de esas dos cartas de reuniones separadas contestó el teniente de hermano mayor de la Real Maestranza. «Fueron amables y contestaron pronto, aceptando encantados esa reunión para conversar sobre los puntos que queríamos transmitirles. Les comentamos cómo veíamos la situación de Sevilla, sus problemas y necesidades. Algunas de las cuestiones les competía incluso de lleno a ellos, como la necesaria reforma de las gradas de la plaza, que finalmente se ha conseguido, y la necesidad de más escaleras y más anchas en los accesos a los tendidos de sol, aún pendiente de que acometan esta urgente obra. Le comentamos que también habíamos solicitado a los empresarios a los que les tiene arrendada la plaza una reunión similar. Todo se desarrolló muy cordialmente y se mostraron cercanos y sensibles a nuestras peticiones», comenta Diego Martínez.

     En cambio, la petición de reunión solicitada los empresarios Eduardio Canorea y Ramón Valencia jamás tuvo ni tan siquiera una contestación de respuesta. «Semanas después de enviar esa petición a la empresa por correo certificado y con acuse de recibo, sin que los empresarios contestaran, me entrevistaron en un programa radiofónico de toros nacional, y una vez concluida mi intervención entrevistaron a uno de los dos empresarios, que dijo que ya conocía nuestra reivindicaciones y que no éramos representativos, agregando además que los carteles son como «las lentejas: el que quiere los come y el que no, los deja». Esa frase es muy significativa y resume la forma de actuar de esta empresa, y al final se están dando cuenta de que los abonados, más de 3.000 abonados, pues están dejando sus ‘lentejas’…».

     Desde entonces, siete años después y con la sangría actual de abonados que han huído de la plaza sevillana, los empresarios siguen sin reunirse de forma oficial ni con la Unión Taurina de Abonados ni con ningún otro colectivo taurino de aficionados sevillanos. Esta postura de absoluta ruptura de diálogo y reuniones con los aficionados y abonados en una plaza tan importante como Sevilla es totalmente contraria a la que adoptan otras grandes empresas como la de los Choperitas en Madrid, Simón Casas en sus plazas, o incluso los Chopera en plazas como Almería, Córdoba o Granada, donde han mantenido reuniones y encuentros con los colectivos de abonados y aficionados locales para escuchar sus sugerencias e intentar mejorar entre todos.


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