Sigue el culebrón de Daniel Luque

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«…La ambición de un torero es legítima, pero parece que Daniel va demasiado acelerado en busca de éxitos que le coloquen en la cima que quiere estar. Querer estar es un deseo generalizado, pero a qué precio es lo que diferencia a unos toreros y otros. Esa ambición parece que le estresa demasiado…»

Antolín Castro.-

     La temporada pasada nos despertamos con que, ya cambiado el apoderado anterior por Marca, se preparaba el torero sevillano para gestos de primerísima figura. Las Ventas le esperaba para actuar en solitario el Domingo de Resurrección y Sevilla le tenía tres tardes en su abono de abril; más tarde en San Isidro le daban otras dos oportunidades.

     En total, 10 toros en Madrid y 7 en Sevilla para ‘reventar’ el escalafón. Eso debieron de pensar, aunque no se si partió la idea del apoderado o del joven torero. No reventaron nada en esos importantes compromisos. Un exceso, se mire por donde se mire, de ambición. El fracaso debió acabar con la carrera de cualquiera, pero como en tantas ocasiones hemos dicho, nada es verdad en eso de los triunfos y los fracasos, lo importante es que te apodere alguien influyente y, de esa forma, siguieron los contratos para el fracasado sevillano que sumó sesenta festejos. Con un par… se supone que del apoderado.

     De esa forma, con más contratos, que hubieran negado a prácticamente todos los del escalafón, siguió Luque la temporada y ya se pudo hablar de remontar como si los demás no tuvieran los mismos derechos. No queremos decir que no le dieran oportunidades, sino que a otros se las den también y con ese tipo de ganado.

     Una vez dicho todo esto, para preparar el tema, nos enteramos al comienzo de esta recién estrenada temporada que José Luis Marca deja de apoderar a Daniel Luque, manifestando que le da el pésame a su nuevo apoderado ya que es insoportable el joven torero. Por supuesto, el diestro dice que ha sido él el que ha tomado la iniciativa de dejar a Marca. Ya ven la diferencia de un año a otro.

     ¿Pero qué pasa con este chico que colecciona apoderados cada año? ¿Qué sucede para que ese baile vaya precedido siempre de declaraciones contrapuestas? A Marca lo captó para su causa en plena temporada 2009, allá por la Feria de Bilbao, dejando en la estacada a González de Caldas que era su mentor desde la temporada anterior. No parecía, en plena temporada, el momento adecuado, pero eso a Luque le da igual, suele actuar de repente, de improviso, a golpe de desacuerdo o rabieta.

     Por eso lo llamamos culebrón, pues forma parte de su forma de actuar en ese campo del apoderamiento. Antes que los citados se pasó por la misma fría piedra a Santiago López o Tomás Campuzano. Teniendo en cuenta que acaba de cumplir 21 años, no sabemos si se acabará su carrera por no encontrar a nadie que quiera estar a su lado, o acabará con toda la nómina de apoderados que existen. La ambición de un torero es legítima, pero parece que Daniel va demasiado acelerado en busca de éxitos que le coloquen en la cima que quiere estar. Querer estar es un deseo generalizado, pero a qué precio es lo que diferencia a unos toreros y otros. Esa ambición parece que le estresa demasiado, fue visible en esos compromisos citados donde parecía que se jugaba el convertirse en el mandón del toreo, y su exigencia se convierte en un problema para sus mentores.

     Seguramente lo mejor que le podía pasar es que se quedara parado como les pasa a otros muchos que ni por asomo tienen, en cantidad y calidad, las oportunidades por él disfrutadas. No sucederá porque aparecerá otro, Simón Casas anuncia su candidatura, al que le haga gracia el sevillano, pero tendrá que ser pensando en el futuro inmediato que éste ofrece pues de no salir como quiere el diestro quedará también engrosando la lista de los abandonados.

     Es torero al que se le adivinan cualidades, pero al que se le aprecian mucho más sus prisas. Si a él le parece bien ser exigente deberá entender que también los demás seamos exigentes con él. Nos gustaría que esas oportunidades y apuestas se las hicieran a otros toreros, pero a lo que se ve también los apoderados juegan al mismo ambicioso juego del corto plazo. Y si este culebrón que protagoniza todos los años Luque se ha convertido en crónico, lo mismo necesitaba una medicación que le aplacara sus ansias, salvo que esos modos sean los que les van a las grandes empresas. A mí me hubiera gustado más que en las ocasiones citadas de Madrid y Sevilla hubiera estado a la altura, que no lo estuvo.

     Pensemos en la cantidad de toreros que habríamos podido admirar si se les hubiera aplicado la paciencia que a este. ¿O es que es por otra cosa?


*Publicado en Opinión y Toros.


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