GALLEANDO

Difícil de entender

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Manzanares lidiará seis toros en la Feria del próximo año.
Manzanares lidiará seis toros en la Feria del próximo año.

«…Es una lástima ese quiebro de José María Manzanares en Insurgentes a la emoción del toro. Ahora, que por todas partes se oyen comentarios, diversos y contradictorios, acerca de la probable encerrona con seis en solitario en la Maestranza y en Feria de Abril…»

Manuel Viera.-

     Gastón Ramírez ha escrito una objetiva e inteligente crónica de la corrida celebrada el pasado domingo en la México sobre un asunto que, sin duda, encierra una gran verdad: la decadencia del toro en la capital mexicana. Permanente resaca de una gangrena incubada durante décadas por las figuras tras la nula exigencia del espectador, y convertida hoy en una pesadilla que parece que nadie quiere controlar. Es una lástima ese quiebro de José María Manzanares en Insurgentes a la emoción del toro. Ahora, que por todas partes se oyen comentarios, diversos y contradictorios, acerca de la probable encerrona con seis en solitario en la Maestranza y en Feria de Abril.

     El aporte de seriedad e integridad del toro es trascendental. Lo contrario minimiza el toreo y desfigura la naturaleza de quien lo hace. Estas historias empañan otros logros y devalúan la dimensión de unas formas que, gusten o no, no dejan de ser solemnes y sinceras. Manzanares ha dejado su huella en Sevilla y ha sido autor de tardes históricas con impresionantes momentos llenos de intensidad y entusiasmo, convirtiendo su toreo en una sucesión de sugerencias emocionales. Siempre me provocó el delirio la incontenible atracción de un lentísimo natural. Mucho más cuando observo la seriedad y el cuajo de quien lo toma. Difícil de entender, entonces, torear lo contrario a lo demandado. Allí, o aquí.

     Matar seis toros en la Maestranza se convierte en un reto para él y en una atracción para el público. Seis toros con aporte de credibilidad a su toreo. Ni más, ni menos. Porque difícil sería entender, después, como desconcierta la inexistente relación entre lo que el aficionado, ahora, reclama y su comportamiento en el ruedo. Siempre quedó claro el divorcio entre lo que se dice querer y lo que de hecho se comprueba. Sólo deseo ver en la plaza el toro que me haga sentir la emoción del toreo. Aunque no es fácil determinar, amigo lector, ni tiene sentido preguntarse, dónde empieza su emoción y acaba la mía. Nos llevaría a un callejón sin salida.


*Manuel Viera es redactor y responsable de las crónicas de Sevilla Taurina, así como colaborador taurino de Punto Radio en Sevilla y Utrera. (manuelviera.com).

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