Reflexiones sobre la Feria de Abril

Resaquilla de una Feria previsible

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«…Desgraciadamente, todo ha ido respondiendo punto por punto al pobre guión establecido: sin argumentos, difícilmente se podía rodar la película. Sí hay que salvar de la quema los muchos y buenos toros sueltos que se fueron sin cuajar por completo por demasiados toreros que mostraron la escasa altura de su techo….»

Álvaro Rodríguez del Moral.-

     Decepción. El fracaso artístico generalizado; la repetición abusiva de diestros sin interés y en horas bajas; la inoperatividad de un Morante sin suerte ni pulso; la drástica reducción del abono; la escasa concurrencia de público y algunas de esas ausencias que ya han sido más que comentadas han marcado negativamente una Feria de Abril que sin el triunfo incontestable de Manzanares habría sido una catástrofe insalvable, con o sin las orejitas sueltas que se fueron cortando.

     Previsible. Desgraciadamente, todo ha ido respondiendo punto por punto al pobre guión establecido: sin argumentos, difícilmente se podía rodar la película. Sí hay que salvar de la quema los muchos y buenos toros sueltos que se fueron sin cuajar por completo por demasiados toreros que mostraron la escasa altura de su techo. Tampoco lograron disparar por completo algunos matadores -caso de Fandiño y Mora- que han dado un pasito al frente sin lograr auparse a esa primera fila tan menguada de efectivos para la que tendrán que esperar. Pero no podemos olvidar las buenas sensaciones de toreros jóvenes que sí pueden contar para el futuro como Joselito Adame, Nazaré o Jiménez Fortes dentro de una programación que ya había mosqueado antes de que se abriera el chiquero y que confirmó los pronósticos más pesimistas cuando se arrastró el último miura para poner el fin a una Feria fría en lo climatológico y glacial en lo ambiental que se hizo desesperadamente larga.

     Reflexiones. La solución adoptada por la empresa después de la torpe guerra televisiva que enmarañó las contrataciones se antoja pan para hoy y hambre para mañana. Para pasar el embite de la crisis se ha optado por abaratar al máximo la confección de la Feria sabiendo que la debacle en la taquilla era una tragedia anunciada. Esto puede ser rentable o asumible a muy corto plazo pero dibuja un futuro poco halagüeño para una Fiesta invertebrada que necesita planteamientos más ambiciosos y una mayor altura de miras en todos los que han vivido durante generaciones de sus beneficios. Pero, con la que está cayendo, el panorama se dibuja sombrío. A veces parece que todos los actores de este singular planeta no creen verdaderamente en esto. Es como si se repitieran unos a otros, «el último, que eche la llave». Pues eso.

     De los premios. No hubo demasiadas dudas. Los principales jurados distinguieron lo mejor, prácticamente lo único que sucedió en el largo ciclo abrileño subrayando la condición de acontecimiento de la segunda tarde de Manzanares. Sí ha llamado la atención la coincidencia de los dos principales jurados, el de los trofeos Puerta del Príncipe y los premios de la Real Maestranza, al dejar desierto el galardón correspondiente a la mejor ganadería de la Feria. En el sigiloso ámbito profesional no ha habido dudas en este aspecto: el encierro de Fuente Ymbro fue el más completo. Desgraciadamente, los dos mejores ejemplares de ese envío no cayeron en las mejores manos posibles y esos toros quedaron prácticamente inéditos. Si la corrida de Ricardo Gallardo hubiera sido despachada -y cuajada- por esos dos o tres que usted sabe y que le hacen ascos se habría llevado de calle todos los premios. Ellos se lo pierden… Y siguendo con los reconocimientos, también ha sorprendido que el interesante pero no excelente encierro de Torrestrella se haya alzado con el premio de la Cruzcampo. Me lo expliquen.


*Álvaro Rodríguez del Moral es periodista taurino. / Publicado en el blog ‘La tarde colgada a un hombro’ de El Correo de Andalucía. 


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