Sevilla le espera

Morante y Ordóñez como en una simbiosis

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«…Empaque, marchosería, naturalidad, temple, sentido de la medida, sentimientos desbocados, torería y el inicio de una cuenta atrás que tiene su meta en Sevilla, en su incomparable Domingo de Resurrección, que será cuando Morante se reencuentre con su gente…»

Luis Carlos Peris.-

     Vestido de grana y oro como Antonio Ordóñez en aquel glorioso jueves de Feria del 67, con el corbatín y la pañoleta negra idéntica a la del gran rondeño, con el chaleco por delante y sin las zapatillas sobre un piso embarrado, Morante era en Olivenza la viva imagen del hijo del Niño de la Palma en aquella tarde de su reaparición en Sevilla. Viendo al genial cigarrero junto a la Raya lusa se nos venían a la cabeza un sinfín de recuerdos, pero había que seleccionar en el disco duro de la memoria y resultó Antonio Ordóñez con un toro de Benítez Cubero en un lluvioso jueves de Feria.

     Empaque, marchosería, naturalidad, temple, sentido de la medida, sentimientos desbocados, torería y el inicio de una cuenta atrás que tiene su meta en Sevilla, en su incomparable Domingo de Resurrección, que será cuando Morante se reencuentre con su gente, aunque ya su gente sea todo el toreo, absolutamente todo.


*Luis Carlos Peris es periodista sevillano. / Publicado en Diario de Sevilla.

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