AL NATURAL

La dignidad de un jurado

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«…No sé cuál será la reacción del jurado, que queda con el culo al aire frente a Jesús Bayort. Y digo yo que ahora qué va a hacer la Real Maestranza: el vestido para el primero; el capote de paseo para el segundo; el capote de brega para el tercero;… ¿y para el cuarto? ¿Unas manoletinas, un corbatín… un mes gratis de acceso al Museo Taurino?…»

Francisco Mateos.-

     Mañana jueves se celebrará la final de las novilladas de promoción en la Maestranza. Esperemos que los vigilantes de seguridad pagados por Eduardo Canorea y Ramón Valencia flexibilicen los férreos cacheos a las clásicas neveras, porque la cosa amenaza con acabar entrada la madrugada. Me recuerda a mí esto a las cajitas de pestiños y torrijas que nos llevamos los sevillanos a las sillas de la carrera oficial cuando vamos a la ‘madrugá’ del Jueves Santo. Pues algo así va a ser lo de mañana en la Maestranza, una ‘madrugá taurina’, que ya verán aquellos que aún tenemos la suerte de tener que madrugar por la mañana para ir a currar cómo vamos a notarlo al día siguiente. Pues eso, que sean complacientes y se dejen de pamplinas los securatas de la empresa Pagés, que hace mucha calor y la cosa va para las casi tres horas de festejo, con ocho erales en corrales, y la gente necesita beber; y no precisamente a 3 euros el monopolio abusivo de la cervecita que vende la concesionaria de la plaza maestrante…

     Pues llévense no sólo el tapeo y las bebidas, sino hasta el postre, porque serán ocho erales, ocho, y no seis como se había anunciado por la propia empresa. Y es que en la noche del pasado jueves, una vez acabada la cuarta y última novillada clasificatoria, los asesores artísticos de la presidencia de la plaza se reunieron para deliberar a los tres finalistas de mañana. La empresa les encargó que eligieran a tres (no a cuatro), sino a tres. Y los buenos hombres de plata que pintan canas en el balconcillo de presidencia eligieron a tres, aunque cuatro chavales hubo que cortaron una oreja por coleta. Eligieron desde su profesionalidad y conocimientos a los tres finalistas, y dejaron fuera -porque así le encargaron, que seleccionaran a tres- al sevillano Jesús Bayort.

     La misma madrugada-noche del jueves, la empresa enviaba un comunicado anunciando el fallo del jurado y los tres finalistas. Todo ok. Todo correcto. La sorpresa llegó al día siguiente, cuando otro comunicado, y también de la propia empresa, anunciaba que «respetando el fallo del jurado» los empresarios habían decidido incluir también en la final a Jesús Bayort. Alá, así, ‘by the face’. Porque lo digo yo, y punto. Porque -dicen algunos- que Bayort arrastrará a gente, ya que ni los foráneos Amor Rodríguez ni Juan Pablo Llaguno van a aportar grandes seguidores, más allá de sus familiares y allegados. Menuda cara se les habrá quedado a los cuatro asesores, que quedan con el culo al aire frente a Jesús Bayort. Después de hacer tripas corazón y dejarlo fuera -porque eligieron en conciencia y sólo podían elegir a tres según la propia empresa-, ahora quedan como los ‘malos de la película’ para que Canorea y Valencia queden como los ‘héroes’. No sé si será por la gente que puede aportar la presencia de Bayort, como algunos comentan, pero lo que tengo muy claro es que la empresa poco o nada hace de forma altruista; algo habrá que le beneficie de alguna forma…

     Yo me alegro de que toree un sevillano, o el que sea. Mientras más toreros toreen cada día, mejor para todos. Pero entiendo que si existen unas reglas o normas establecidas son para cumplirlas. Es como si en los premios de la Maestranza se elige ‘Triunfador’ a un torero por parte del variopinto jurado, y de pronto se levanta el teniente de hermano mayor y dice: «Y fulanito también será triunfador, porque lo digo yo, que me ha gustado mucho y cortó mismo número de orejas». Mire usted, pues no. No sé cuál será la reacción del jurado, pero a un entrenador de fútbiol serio al que un presidente del club le imponga que juegue iun determinado jugador le falta tiempo para pedir la cuenta y marcharse del club. Interesante será conocer la reacción del jurado, sobre todo de Alfonso Ordóñez, que ya se ha destapado en alguna otra ocasión con una dimisión cuando le ponen en duda… Sinceramente, lo honroso para estos hombres de plata curtidos en mil batallas y que son de los de ‘la palabra dada va a misa’, de la vieja escuela, sería decirle a Canorea y Valencia: «Mirad muchachitos, que uno ya no está para que nos dejéis en tan mal lugar. Eran tres los que teníamos que seleccionar precisamente por encargo vuestro, y ahora, cuando hemos tenido que dejar fuera a uno de los cuatro que cortaron orejas, habéis decidido que serán los cuatro… Pues para eso no es necesario jurado alguno: tan sólo tenéis que escoger a los que más orejas corten y punto. Así que ahí os quedais».

     Serán cuatro novilleros y ocho erales por gracia de Canorea y Valencia, un festejo que se antoja demasiado largo para comienzo tan tardío. Y si hubiera habido cinco novilleros a una oreja, ¿también contarían con los cinco y se lidiarían diez novillos? Y tras este precedente, está meridianamente claro que si en el futuro se repite que cuatro chavales cortan una oreja, tendremos novillada ‘monstruo’ de nuevo, de cuatro para ocho. Y digo yo que ahora qué va a hacer la Real Maestranza, porque los premios son tres, para los tres finalistas; pero ahora resulta que a los empresarios se les ha antojado que sean cuatro. El vestido para el primero; el capote de paseo para el segundo; el capote de brega para el tercero;… ¿y para el cuarto? ¿Unas manoletinas, un corbatín… un mes gratis de acceso al Museo Taurino…? En fin. que además del tapeo y las bebidas, mañana jueves llévense el postre… y hasta la almohada.


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