REAL MAESTRANZA - 9ª Feria de Abril

El toreo de los servicios mínimos

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Emilio de Justo en un pase de pecho a uno de los toros mortecinos de Garcigrande.

Fracaso de la corrida de Garcigrande, por presentación, fuerzas y fondo. Corrida mal presentada, por debajo de la categoría exigible para Sevilla, desrazada y con muy pocas fuerzas. Con tal material, Emilio de Justo superó la prueba con una oreja de escasa trascendencia. Ginés Marín se justificó y Cayetano naufragó.


 SEVILLA / Corrida de toros 

TOROS: Se han lidiado toros de la ganadería de Garcigrande, desiguales de presentación, varios sin trapío para Sevilla, anovillados. desrazados y con muy pocas fuerzas, doblando las patas delanteras. El quinto dio algo más de juego.
ESPADAS: –Cayetano (de nazareno y oro), silencio y silencio.
Emilio de Justo (de negro y oro), oreja y saludos.
Ginés Marín (verde oliva e hilo blanco), saludos y vuelta al ruedo.
INCIDENCIAS: Dos tercios de plaza.


Francisco Mateos.-

     Cuando hay una huelga en un sector crítico, de esos que no pueden quedar completamente parados (transporte, sanidad,…) se decretan unos servicios mínimos para seguir funcionando aunque a ritmo bajo. Pues así está la Fiesta: en servicios mínimos. Sigue funcionando, con apariencia de corrida de toros, con apariencia (más o menos) de toros, con apariencia (más o menos) de toreros… pero a un ritmo bajo, de servicios mínimos. Es como una lenta agonía ante de una anunciada muerte. La Fiesta languidece, y la herida es por los cuatro costados. Un martes de farolillos, con festivo local mañana miércoles, en la plaza sólo dos tercios de aforo.

     Y es normal que el aficionado huya, y lo que queda en los tendidos es un público festivo y pasajero, que va y viene, que busca la diversión sin exigencias. Los aficionados no pueden tener esperanza en la Administración andaluza, que ejerza como garante de la pureza de la Fiesta, porque a la vista está que nombra a veterinarios y presidentes que degradan la categoría de la plaza día tras día. Nadie está interesado en reconducir esta Fiesta en servicios mínimos. Servicios mínimos en presentación de los toros, en fondo y fuerza; servicios mínimos en la actitud de algunos toreros, a pesar de ser Sevilla; servicios mínimos en la confección de los carteles; servicios mínimos en las exigencias del público; servicios mínimos en la suerte de varas…

     La corrida de Garcigrande de hoy martes no ha llegado ni a esos servicios mínimos que deben exigirse en presentación, remate, cuajo y trapío para una plaza de la categoría de Sevilla en plena Feria de Abril. Corrida de escasa presentación que no debió pasar en su amplia mayoría el filtro de la aprobación en corrales. Nueva muestra de la incapacidad de los presidentes y veterinarios para velar por la categoría de la plaza. Y después, el juego en la plaza. Tras una presentación digna para Sevilla, lo siguiente que se le debe exigir a un toro en el albero del Baratillo es que tenga las fuerzas para desarrollar juego en los distintos tercios. La corrida de Garcigrande rodó varias veces por los suelos. El presidente de turno sacaba rápidamente el pañuelo tras el segundo puyazo para cambiar el tercio y atajar la posible protesta, que esa es otra: ya no se protesta. Los servicios mínimos decretados en el toreo han llegado también a las protestas. Da igual que el toro ruede por los suelos o que no se les pique para evitar que pierdan la poca fuerza que tienen; aquí ya no hay aficionados, y no se protesta. Nunca se protestó con contundencia en Sevilla, pero ahora es que ya ni existe el conato de protesta. Todo vale, todo se traga. Y eso que esta Feria de Abril ha habido tardes muy buenas, con varias ganaderías que han dado un gran juego (al margen de presentación). Por eso es aún más evidente diferenciar de unos días a otros la falta de fuerza, pero como apenas quedan abonados, como la mayoría del público es eventual, pues las comparaciones apenas existen mas que para una minoría de la plaza, que ya además pierden toda esperanza frente a los presidentes consentidores de todo.

     Con tal material, Emilio de Justo fue el tuerto en el reino de los ciegos. Quiso más y puede más. Cortó una oreja a su primero por una faena ‘compuestita’, más de izquierdas, de muletazos medidos y templados, porque el novillito podria rodar si le obligaba. Todo fue templado. Y mató bien. Lo que pasa es que estar bien, torear bonito, pero a un novillo medio moribundo carece de lógica torera y de la necesaria trascendencia. Oreja de foto que no va a ningún lado. Igual estuvo en el quinto; podría haber cortado incluso otra oreja tras una faena de templados derechazos, y desajustes y desorden por el izquierdo, pero la espada quedó muy trasera.

     Ginés Marín lo intentó. El agotamiento físico de su primer ‘torito’ no dio opción a brillar en la muleta. Sólo destacar algo del toreo de capote de Marín, pero faena de trámite, sin nada para el recuerdo. Al sexto le extrajo algunas tandas templadas, con mayor vibración, pero la faena tampoco cogió vuelo. Mató bien y dio una vuelta a ruedo.

     Cayetano ni tuvo toros, ni tuvo la actitud que se debe tener en una Feria de Abril. Hizo el paseíllo, lidió a sus dos toros, se llevó un golpe en un brazo y se marchó.


 LA CORRIDA, AL COMPÁS 

Por décimas

Fernando Naranjo.-

Décimas al desagrado
por la manida costumbre
de apostar por mansedumbre,
-la del toro desrazado-
provoca el desnivelado
donde a veces en reunión
desconvocan la función
para el disgusto de todos.
En una tarde de toros
eje de toda emoción.

Las delicadas maneras
de hacer el toreo puro
provocan hoy el conjuro
de unas décimas que quieran.
a hombre y fiera en sus quimeras
manteniendo un duelo a muerte.
Ese jugar con la suerte
del hombre, pura obsesión.
Elemental sinrazón
de medirse por saberse.

Décimas para el dinasta
que, hoy no tuviera la suerte
en su lote, y cual Reverte,
elegante entre las astas.
Pudiera ser cineasta,
mas le puede el apellido
y se sabe agradecido
siendo ortodoxo y leal
sin arrugarse y cabal,
y mi aplauso es merecido.

En estrofa decimal
pretendiendo ser clarín
se anuncie a Ginés Marín
por su trato al natural.
Mortal de necesidad
es la suerte capital
que necesita la Fiesta.
Sin glamour, un matador,
que nos preste el esplendor
de su capote y muleta.

La virgen de la Montaña
protege al extremeñito
‘pa’ torear despacito
con ajuste temple y saña
para recorrer España
con sus humildes modales:
y así engarzar naturales
pases por bajo, y despechos,
tras esos largos de pechos,
como de frente ¡Qué bien sabe!

Décimas al día de hoy
las dedico a su persona,
aunque mi mente razona
y no predica un rentoy.
Los tres merecen, y voy
como siempre a relatar
cuanto este espacio me da
predicar con mi afición.
Aunque a veces la razón
me desmienta sin piedad.


 GALERÍA GRÁFICA (Pagés) 

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