La Junta autorizó un festejo sin delegado

El delegado gubernativo a la alcaldesa de Cantillana: «No voy porque no me han comunicado nada»

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Plaza de toros de Cantillana.
Plaza de toros de Cantillana.

La alcaldesa de Cantillana, que ejercía de presidenta del festival anunciado el sábado en Cantillana, llamó al responsable de la Guardia Civil local al no presentarse para supervisar el reconocimiento de las reses. Éste, a pesar de estar en el mismo pueblo, le respondió que no iba porque no se lo habían comunicado oficialmente. La Junta de Andalucia, que autorizó el festejo, sigue sin ofrecer explicaciones del esperpéntico caso.

Francisco Mateos.-

     La Delegación de la Junta de Andalucía en Sevilla, máxima responsable de la regulación administrativa de la Fiesta de los toros, sigue sin ofrecer ningún tipo de explicaciones sobre el esperpento sucedido el pasado sábado en la plaza sevillana de Cantillana, en la que no se pudo ofrecer el festival anunciado (no suspendido) precisamente por la no comparecencia obligatoria de la autoridad.

     A la hora del reconocimiento en la mañana del festejo, el pasado sábado, estaban todos: cuadrillas, veterinarios, empresario, presidenta (alcaldesa de Cantillana),… Todos menos quien precisamente debía de ordenar el comienzo del reconocimiento y posterior sorteo de las reses: el delegado gubernativo, que depende su nombramiento (directa o por delegación) de la Junta de Andalucía en Sevilla.

     Todo hace indicar (no existe información oficial de la Junta de Andalucía sobre el suceso) que al tratarse Cantillana de una plaza de toros de tercera categoría, el delegado Juan Carlos Raffo delegó el nombramiento en la Subdelegación del Gobierno en Sevilla, que a su vez debería nombrar a un responsable de la Comandancia local de la Guardia Civil en Cantillana, como es habitual en estos casos. Se intuye que la Delegación de la Junta de Andalucía envió notificación a la Subdedelegación delegando el nombramiento de delegado gubernativo, y se despreocupó más de ese asunto, dando por hecho que la Subdelegación nombraría al delegado (Guardia Civil).

     A la hora del reconocimiento el día del festejo, el pasado sábado por la mañana, y ante la incomparecencia del delegado gubernativo (un representante de la Guardia Civil local de Cantillana), el empresario Jorge Buendía pregunta a la presidenta del festejo (la propia alcaldesa) qué ocurría. La alcaldesa telefonea al responsable de la Guardia Civil en el cuartel local y éste le responde que aunque sabía que había un festejo, a él la Subdelegación del Gobierno no le ha comunicado nada oficialmente, y por tanto no iba a realizar este servicio, aunque el guardia civil se encontraba en el msimo pueblo de Cantillana.

Indefensión por ausencia de la autoridad

     El empresario, ante la indefensión que se produce al tener autorización del espectáculo por parte de la autoridad (Junta de Andalucía) pero al no estar presente la autoridad (delegado gubernativo), habla con las cuadrillas y ganadero, y decide no celebrar el festejo simplemente porque no está la autoridad para poder supervisar las tareas previas reglamentarias. De hecho, los veterinarios se negaron lógicamente a realizar el reconocimiento de las reses sin estar presente previamente el delegado gubernativo, como es obligatorio. Consultado con su asesor, a efectos de dejar claro que todos menos la autoridad habían cumplido con su obligación de estar presentes, remite un correo electrónico a la Junta de Andalucía (que es la que autorizó el festejo) informando de lo sucedido. La Junta de Andalucía, al no tener un servicio ‘de guardia’ para estas eventualidades, nada hizo al respecto para solucionar el problema. El empresario también denunció ante la Policía Local de Cantillana lo sucedido.

     A falta de las explicaciones del delegado de la Junta de Andalucía en Sevilla, Juan Carlos Raffo, parece que éste autorizó el festival de Cantillana, que cumplía con todos los requisitos exigidos, y que habría enviado a la Subdelegación la petición de que nombrara al delegado gubernativo, pero esto puede que nunca ocurriera. Es decir: no hubo nombramiento de delegado de forma oficial. Si bien puede estar la culpa en la ausencia de comunicaión desde la Subdelegación del Gobierno al cuartel de la Guardia Civil de Cantillana, existe también una clara responsabilidad del propio delegado de la Junta de Andalucía por autorizar un festejo sin asegurarse de que existe nombrado un delegado gubernativo.

     En el festival, que pretendía recaudar fondos para la restauración de la torre de la parroquia de Cantillana, se anunciaban los sevillanos El Cid, Manuel Escribano, Salvador Cortés y el novillero Manolo Triana, con reses de las ganaderías de Los Azores.

     El asunto es tan grave como esperpéntico y nos devuelve la imagen más obsoleta de la Fiesta. La Junta de Andalucía debe muchas explicaciones a los aficiomados.


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