CURRO ROMERO - Torero

«Arremeten contra el toreo porque no quieren ser españoles»

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El Faraón de Camas está visiblemente afectado por la decisión del Parlamento catalán de prohibir la Fiesta de los toros en Barcelona. Y no se calla: «Esto nace de ignorantes con la mente retorcida», afirma el mítico torero sevillano, a la vez que culpa de la situación a los propios profesionales taurinos.

 

Alberto García Reyes /ABC-Sevilla.-

¿Cómo se encuentra, maestro?

Apenado, muy apenado, porque me parece que se ha cometido una brutalidad, esto que han hecho en Cataluña nada más que lo hacen los brutos.

¿En qué estamos fallando para que se haya llegado a abolir la Fiesta allí?

A mí me parece que esta decisión tiene que ponernos a pensar a todos para que quienes forman parte del toreo en sí tomen nota. El toreo es una cosa muy grande y tenemos que cuidarlo, en primer lugar, los que formamos parte de él. Los jóvenes tienen que ir a los toros y en eso tienen responsabilidad las grandes empresas. No sé. Tienen que poner entradas más baratas para que los chavales vayan a las plazas. Hay que fomentar este arte entre las nuevas generaciones porque lo que me da miedo es que se vaya extendiendo esto que ha pasado en Cataluña.

El maestro sevillano Curo Romero.

Celebro su autocrítica, pero ni aún así se justifica lo que ha ocurrido…

No, no. Esto ha sido un atentado diabólico para la libertad.

¿A quién culpa?

Esto nace de unos ignorantes y la ignorancia es muy atrevida. Esto es de gente con la mente muy retorcida, gente que, además, de sensibilidad están cero total. Y eso es grave. La sensibilidad es una característica básica del ser humano.

A esos que se proclaman defensores de los animales habría que echarlos a pelear con los toreros. ¿Quién defiende y ama al toro de lidia más que ustedes?

Nadie. El toro bravo con clase tiene mucha nobleza. Es un animal bello, peligroso, pero muy hermoso. Y es público y notorio que la vida de esos animales es más larga que la de otros que no ven ni la luz del día. Eso está ya todo muy dicho. Los toros viven en libertad en el campo. Y a estos supuestos defensores hay que explicarles que lo que han hecho no tiene nombre, es una barbaridad, porque con la abolición de la Fiesta este animal desaparecería.

Mucha gente come de los toros. ¿Habrán caído los políticos catalanes en ese detalle?

Hay miles de familias que viven alrededor del toreo directamente. Y también están todos los negocios que están cercanos a una plaza, que siempre es un aliciente para ellos económicamente. Figúrate la de gente que se va arruinar. Esto es un atentado contra libertad que juega con el pan de las personas.

¿Cree que para el Parlamento catalán los toros han sido una simple excusa antiespañola?

Está claro. Arremeten contra el toreo porque no quieren ser españoles, pero el toreo no tiene culpa y estos señores no tienen por qué destrozarlo. Si esto lo hubieran llevado a un referéndum, los habríamos aplastado. Ahí solo hay cuatro ignorantes. Esto es una fiesta española con unas raíces muy profundas que no se pueden tirar por tierra con diez votos. Estos políticos lo que tienen que hacer es administrar bien, que quieren saber de todo y de lo que tienen que saber es de política.

Y a partir de ahora, ¿qué?

Hay que tomar nota porque esto no ha sido de un día para otro. En Cataluña desde hace dos o tres décadas se vienen menguando las corridas. El antiguo empresario, Balañá el viejo, el que murió, daba toros hasta tres o cuatro días a la semana. Había una afición entonces en Barcelona que hacía que se dieran más toros que en Madrid. Si en esa época hubiera saltado un loco de estos, lo matan. Por eso digo que los empresarios tienen que traer a la gente a la plaza, no echarla. Hay que refundar la Fiesta con imaginación, que los jóvenes vayan a los toros y que la administración ayude como una cosa cultural… Yo qué sé. Se pueden hacer muchas cosas.

El promotor de la abolición en Cataluña, líder de una asociación de defensa de los animales, ha dicho que con esta medida hemos dado un gran paso hacia la modernidad.

(Se ríe) La indiferencia es lo mejor. A los que han tomado esta decisión no los conocen ni en su casa, han cogido cartel gracias a esto. Ese señor no se merece ni que le conteste. Siempre digo que a estas cosas hay que aplicarles el silencio de la Maestranza. Con ese silencio estos bárbaros se hubieran acabado rápido.

Otros sostienen que esto ha sido un triunfo de la libertad.

La libertad es imprescindible, pero lo que han hecho ellos es precisamente condenarla. Todos somos igual de libres. El que quiera ir a los toros, que vaya. Y el que no, que no vaya. Abolir las corridas sí que es un atentado contra la libertad. Y sin libertad, no hay armonía, pero lo digo en todos los conceptos de la vida.

¿Recuerda algún momento mágico toreando en Barcelona?

Yo toreé allí por primera vez en enero del 55 una novillada. Después he ido muchas veces como novillero y como torero porque había una afición muy buena. A Barcelona siempre dio gusto ir a torear.

¿Y dónde está hoy esa afición, que no ha logrado parar a los políticos?

Insisto en que la culpa la tenemos nosotros, la gente de los toros. Esa plaza, que era tan buena, se perdió en los años sesenta. El empresario se volvió loco con el turismo y empezó a hacer carteles sin grandes figuras. De todas formas, los turistas llenaban. Pero así fue echando a los verdaderos aficionados. Y eso un año, y otro, y otro, termina acabando con la afición.

¿Hay alguna forma de arreglar esto?

He escuchado a los del PP que van a impugnar la decisión. De momento está la cosa fea, pero no hay que perder la esperanza de que se hagan recursos.

Yo le voy a pedir que empiece explicándole a algunos que el toreo es una de las Bellas Artes.

Así es. Un ser humano delante de un toro, que sea plástico y le saque el pecho a un toro, eso es una de las Bellas Artes y eso ha estado en la mente de muchos toreros antiguos desde siempre. Que en cuatro minutos soluciones la papeleta y pongas de acuerdo a doce mil personas, con los oles que le salen, eso es una cosa extraña, un misterio. Es algo grande. Y en ese sentido siempre hemos estado mal, porque si ésta es una de las Bellas Artes, estar en el Ministerio del Interior no es agradable. El toreo es libre.

 


Tú ves a un animal con esa potencia, esa fuerza y esa velocidad que trae, y que tú hagas con un capotito así y lo vayas parando para que vaya más despacio… Ese es el mensaje de uno mismo para templarse y conseguirlo algunas veces, porque eso no se puede conseguir siempre, pero cuando se consigue…


Tampoco los antitaurinos suelen aludir a un hecho clave: el hombre también pone su vida en juego frente al toro.

No quiero comparar, pero el toreo es lo más difícil porque te juegas más que un triunfo o un fracaso. Te juegas la vida. Tu sentimiento tienes que desarrollarlo frente a un animal que te puede quitar la vida. En el toreo se mastica siempre el drama, porque por la fuerza que tiene un toro tú eres un muñeco delante de él cuando te coge. Pero Dios nos da fuerza para quitarle el drama que conlleva eso y hacer de aquello algo bello, tener ahí la medida del tiempo.

¿Tan difícil es entender esto que usted dice de una forma tan sencilla?

El problema es que vamos todos a mucha velocidad, no hay sensibilidad y las cabezas están un poco atrofiadas.

Pero un mensaje tan claro como que el toreo es tradición y libertad lo puede entender hasta un político, por muy nacionalista que sea, ¿no cree?

Mandar uno en uno mismo es muy bonito, es la gran terapia, hacer las cosas que a ti te plazcan y tener esa libertad. Eso es todo. La libertad esa en la que nadie te puede mandar y en la que tú haces lo que a ti te entra por tu cuerpo, yo pienso que es lo mejor para las personas. Y yo lo he conseguido gracias a Dios. Lo he conseguido toreando. Es lo que quiero que entiendan.

BELLAS ARTES

Ahora está hablando con las tripas.

Es que es lo que me ha ocurrido, lo digo con pasión porque es lo que me ha ocurrido. Tú ves a un animal con esa potencia, esa fuerza y esa velocidad que trae, y que tú hagas con un capotito así y lo vayas parando para que vaya más despacio… Ese es el mensaje de uno mismo para templarse y conseguirlo algunas veces, porque eso no se puede conseguir siempre, pero cuando se consigue… Imagínate lo que es buscar la libertad absoluta cuando además no depende sólo de ti, sino de las reacciones del animal. Pero esto solo se puede entender desde la sensibilidad y los que han votado esta barbaridad no la tienen.

En su defensa del toreo como parte sustancial de nuestra cultura, Curro Romero se remite a su discurso de ingreso en la Real Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría. Con las palabras que pronunció el 5 de abril de 2008 logró sentenciar el asunto: «Armonía… Eso es el toreo y eso dicen que son también las bellas artes, que la escultura es armonía, que la pintura es armonía, que la música es armonía. Yo siempre entendí el toreo como esa armonía, como una inspiración, como un modo de expresar el sentimiento, como lo muestra el compositor con sus notas o un pintor con sus pinceles. Para mí el toreo ha sido una armonía creadora de belleza, de equilibrio, una voluntad de perfección. Desde que comencé he dicho siempre que los toreros no somos matarifes, que aunque nos llamemos matadores de toros y ése sea nuestro oficio, nuestro destino y nuestra voluntad es otra: la de crear belleza allí, como una escultura sin piedra, una pintura sin lienzo, una música sin notas, sin otros instrumentos que el capote y la muleta… y elementos de las bellas artes como son el tiempo, el espacio, las distancias y los terrenos. Todo debe tener su proporción, que en el toreo se llama distancia, se llama tiempo, sentido de la brevedad, con veinte muletazos se es capaz de plasmar todo, de transmitir, hacer suave lo que parece violento».


 

 


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