«Ahora que toco el triunfo con los dedos no lo voy a dejar escapar»

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Es el nuevo propietario del famoso ‘Zapato de Oro’ de Arnedo, el más importante trofeo para novilleros. Se lo trajo para Camas tras cortarle las dos orejas a un novillo de vuelta al ruedo del ganadero José Cruz. Fue en el último festejo del ciclo, y desde entonces el nombre de Esaú Fernández está en boca de los aficionados y hasta de los empresarios. Pese a todo, el joven camero sigue en lo suyo, que es hacer campo, entrenar y torear. Ahora le quita el sueño Zaragoza y en ello piensa, en acumular un nuevo triunfo. En seguir paso a paso el difícil camino de llegar a lo que sueña: ser figura del toreo.

 

 

 

 

 

 

 

 

Esaú Fernández
Novillero de Camas, 18 años.

Fue alumno de la Escuela Taurina de Camas, dirigida por Fernando Rodríguez ‘El Almendro’.

Toreó 59 novilladas sin caballos entre la temporada de 2008 y 2009, haciéndose acreedor de numerosos trofeos, entre ellos los de ‘La Rosquilla de Oro’ de Ledesma y ‘El Pino de Plata’ de Huerta del Rey.

Debutó con picadores el pasado 1 de mayo en la madrileña plaza de Las Matas, y hasta el momento ha toreado 14 festejos de los cuales 12 salió a hombros por la puerta grande.

Dejó sus credenciales en el ciclo más importante de novilladas en plazas españolas, adjudicándose el pasado 2 de octubre el preciado galardón ‘Zapato de Oro’ de la localidad riojana de Arnedo, tras cortarles las dos orejas a un novillo de José Cruz, premiado con la vuelta al ruedo, en el último festejo del ciclo.

Sus apoderados son los taurinos Antonio Pérez y Manuel Espinosa.

Manuel Viera.-

El golpe de timón ha sido importante…

Sí que lo ha sido, porque además lo he conseguido nada más empezar. Llevo seis meses de novillero y hacerme con el famoso ‘Zapato de Oro’ de Arnedo ha sido muy importante para mí. Todo el mundo se ha enterado y mi nombre empieza a ser conocido.

Aún con escaso oficio, con la técnica en proceso de aprendizaje… y sale un novillo de vuelta al ruedo y le corta las dos orejas. Esto lo hacen muy pocos.

Esto se hace a base de mucho sacrificio, de mucho entrenar, de aprender el oficio cuanto antes, hacer mucho campo y, sobre todo, porque mis trece novilladas anteriores las he toreado en lo que llaman ‘valle del terror’, donde echan auténticos toros fuertes y serios. Y esto te hace estar muy preparado. Y aunque el novillo de Arnedo pesó 540 kilos yo lo ví hasta chico comparado con esos otros que he tenido que lidiar. La gente decía que si lo llego a matar le hubiese cortado el rabo con fuerza. De hecho, en una Feria de la categoría del ‘Zapato de Oro’, con la exigencia de aquellos públicos, pese a pinchar le corté las dos orejas. Creo que fue una cosa muy importante lo que hice.

¿Tuvo sueños irrealizables o, quizá, lo creyó realizable?

Sí que lo soñé, claro, y sabía que sería muy difícil que así sucediera, pero a la vez me sentía capacitado y muy mentalizado para conseguirlo, y sobre todo preparado, porque si me salía un novillo embistiendo estaba seguro que lo iba a cuajar. Eso sí, la noche antes no lo soñé porque no dormí. La pasé imaginándomelo todo muy despierto, entre paseo por la habitación del hotel, toreo de salón… e incluso tuve que darme una vuelta por el pueblo. La verdad es que lo pase mal y estaba muy nervioso. Pero al día siguiente, cuando comí, me relajé y me dije que era mi día. Mi día para que la gente me conociera y supiese de lo que era capaz de hacer en el ruedo.

¿Se ha bajado ya de la nube?

Sí, de la nube me bajé al día siguiente del triunfo. Ahora me tengo que subir de nuevo en Zaragoza, y es lo que no me deja dormir tampoco.

Zaragoza y otras plazas, porque tan importante triunfo debe empezar a rentabilizarse.

Sí, eso me han comentado mis apoderados, Antonio Pérez y Manuel Espinosa, que aunque aún estoy virgen y aún estoy por ver, ya empiezo a tener un nombre y hay que aprovecharlo. Están haciendo todo lo posible por sacarme adelante.

Y lo va a aprovechar no sólo aquí en España, sino también fuera…

Pues sí, hemos tenido ya los primeros contactos para marchar fuera. Y creo que sí vamos a salir. Y después haremos un invierno fuerte, haciendo mucho campo y… empezar en Valdemorillo, así nos lo ha dicho Tomás Entero. Tengo otra fecha para el 14 de febrero; estaremos en Francia, y a ver si puedo meter cabeza en Valencia y Castellón, que creo que sí porque ya ha habido los primeros contactos con los empresarios y nos han dicho que lo van a tener en cuenta.

Sevilla ni lo duda…

Claro que no. No creo que tengamos ningún tipo de problemas para estar en la Maestranza, máxime siendo sevillano de Camas. Por los triunfos conseguidos en esta temporada creo que me lo merezco.

Perteneció a la Escuela Taurina de Camas. ¿Qué le aportó el tiempo que permaneció en ella?

Yo creo que las escuelas taurinas hoy día son muy importantes para los que queremos ser toreros. Y son una base en el aprendizaje por el que hay que pasar. En mi caso, he tenido un gran profesor. Fernando Rodríguez ‘El Almendro’ ha sido para mí un verdadero maestro, un fenómeno, un fuera de serie para el cual sólo tengo palabras de agradecimiento. Y de él he aprendido la técnica, a ser una persona educada, a ser humilde en la profesión… lo demás corre por mi cuenta. El maestro siempre me dejó dar rienda suelta a mi concepto del toreo, a hacerlo como lo siento.

¿Y cómo lo siente? ¿En qué espejo se mira?

Para mí, el temple y quedarse quieto es primordial en el toreo. Lo tuvo Ojeda y se quedó quieto, y Jesulin de Ubrique, que fueron toreros que me encantaron. También le ví videos al maestro Paco Camino. De ahora me gustan Perera, El Cid, Castella, Juli, José Tomás, Morante… en fin, todos los toreros buenos que me gustan a mí y le gustan a todos, y de cada uno de ellos aprendo cosas.

Ha toreado 14 novilladas desde el pasado mes de mayo en el que debutó con caballos. ¿Son pocas o son muchas?

Ni pocas ni muchas. Las que he podido ir acumulando triunfo tras triunfo. Fíjese que en doce de los catorce festejos toreados he salido de la plaza a hombros. Y las que no he salido es porque he pinchado a los novillos. En Calasparra me dieron el premio a la ‘Mejor faena’.

Y en Ledesma le dieron el pasado año la ‘Rosquilla de Oro’…

Pues sí, es un trofeo muy popular que dan al novillero ‘Triunfador’ en aquella plaza. Y lo conseguí en una novillada sin caballos. Y además en este mismo tipo de novilladas gané en Bayona, gané en Linares, en Mont de Marsan… también gané el ‘Pino de Plata’ de Huerta del Rey… Toreé 59 novilladas sin caballos y todas me las gané pulso a pulso. Igual que me he ido ganando estas otras novilladas picadas.

Con lo cual demuestra que quien triunfa, torea; pese a la crisis de novilladas y de nuevos valores, que también la hay.

Sí, quizá se puede torear menos porque se organizan menos festejos, pero el que corta las orejas todas las tardes con regularidad tiene un puesto asegurado allí donde se celebren.

Así que lo tiene claro: quiere ser figura del toreo.

Es lo que pretendo y por ello voy a luchar con todas mis fuerzas todos los días, sacrificándome lo que haga falta, entrenando a tope y pensando en el toro las 24 horas del día. Esto es muy bonito, y ahora que empiezo a tocar el triunfo con la punta de los dedos no me lo voy a dejar escapar por nada del mundo.

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