Morante: «La empresa de Sevilla me trata regular; la de Madrid, de forma justa»

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El sevillano vuelve a arremeter contra la empresa Pagés días antes de su corrida en Madrid y cuando faltan dos semanas para su doble paseíllo en la Feria de Abril. En una amplia entrevista concedida al diario madrileño ABC, José Antonio dice haberle perdido el «cariño a torear el Domingo de Resurrección en mi tierra». El sevillano agrega que «Sevilla es importante, pero Madrid ha sabido comprenderme y cree en mí».


Morante, en su reaparición en Vistalegre el pasado 29 de febrero.
FOTO: David Cordero.

Redacción.-

     El matador de toros sevillano Morante de la Puebla ha vuelto a arremeter contra la empresa de Sevilla. Cuando las ampollas por su ausencia del Domingo de Resurrección en la Maestranza y la corta presencia en la temporada sevillana (dos corridas sólo) parecían ya ser cosas del pasado, José Antonio ha vuelto a reavivar la polémica y la tensión en una amplia entrevista concedida al diario madrileño ABC.

     Morante concede la entrevista días antes de su paseíllo en Las Ventas (este inmediato Domingo de Resurrección), segunda corrida española tras su reaparición en Vistalegre el pasado 29 de febrero, y dos semanas antes de su doble paseíllo en la Feria de Abril. El sevillano, sobre su ausencia un año más el Domingo de Resurrección en la Real Maestranza, confiesa su resignación ante la tensa relación con la empresa Pagés. "Nunca me ilusioné con Sevilla, sino con Madrid, que fue la primera que llamó. Tal y como se han sucedido los últimos años, no le he cogido cariño a esta fecha en mi tierra, pues suponía que no me iban a anunciar", argumenta el de La Puebla.

     Esa crispación que vive el torero sevillano con los respresentantes de la empresa Pagés sigue bien presente en la cabeza del torero, y contrapone los distintos talantes de la empresa de Sevilla y la de Madrid a la hora de contratarle. "Sevilla, la empresa, me trata regular. Y Madrid, justamente", concluye rotundo Morante.

  • A continuación transcribimos literalmente la entrevista realizada por la periodista Rosario Pérez a Morante de la Puebla en el diario ABC del viernes 21 de marzo.

     Nos citamos a las doce, sagrada hora del sorteo, en la Puerta Grande de Las Ventas. El sol ilumina con intensidad la muralla neomudéjar, adornada con carteles que publicitan la corrida del Domingo de Resurrección: Julio Aparicio, Miguel Ángel Perera y, en el platillo, Morante de la Puebla. ¿Impone ver su nombre anunciado? "Cuando venía de novillero me asustaba, pero ahora lo veo con más naturalidad", dice el artista sevillano, con vaqueros, abrigo negro y camisa estilo hawaiana. Morante posa para las fotos en el ruedo. Habla del desnivel y de su inmensidad. Mira hacia toriles y dibuja genuflexo un precioso muletazo a un toro imaginario. A paso de procesión, abandona el santuario y se sienta en un banco frente a la plaza. Entre el sol y la sombra, admira su monumental belleza mientras su verbo gotea con la lentitud de sus verónicas y la pasión de sus trincherillas…

     Reaparición en Vistalegre y segundo paseíllo, en Las Ventas. A este ritmo, se va a convertir en Morante de Madrid…

     La verdad es que sí. No me siento más torero de ningún sitio, pero aquí me tratan con mucho cariño.

     ¿Por qué este escenario?

     Por la importancia que tiene y porque es una plaza clave en mi


El sevillano puso banderillas en un toro en Vistalegre.
FOTO: David Cordero.

carrera. La aprobación de Madrid es la aprobación del público más difícil de España. Hay mucha controversia, pero su personalidad me da morbo. Es como el último examen de una asignatura. Sevilla también es importante, más a nivel artístico, pero aquí han sabido comprenderme y creen en mí.

     ¿Preferiría estar anunciado en tan señalada fecha en su tierra?

     Nunca me ilusioné con Sevilla, sino con Madrid, que fue la primera que llamó. Tal y como se han sucedido los últimos años, no le he cogido cariño a esta fecha en mi tierra, pues suponía que no me iban a anunciar.

     Parece estar entre dos aguas…

     Sevilla, la empresa, me trata regular. Y Madrid, justamente.

     Vuelve a Madrid después de la tarde inolvidable de la Corrida de Beneficencia. Muchos aún se preguntan por qué se retiró entonces.

     Aquel día fue de emociones y enorme sufrimiento, tanto para mí como para el maestro Paula. Rafael hizo determinadas cosas que me hacían más difícil ponerme delante del toro, y decidí que dejara de apoderarme. Pero yo no me veía luego toreando sin Paula. Era una situación incómoda y necesitaba reflexión. Quería hacer mi toreo cada vez más natural, a través del enriquecimiento del arte y el conocimiento de la Historia.

     Algo tan innato, ¿cómo se perfecciona?

     Todo tiene unas vivencias, un tiempo y una sabiduría. El arte nace de la naturalidad, pero a veces nos ponemos empalagosos y rizamos el rizo. Y ése no es el camino. Yo hablaba mucho con Rafael del arte de torear.

     Decía Picasso que el arte no se razona, sino que se siente.

     Es una sabiduría interior a la que hay que dejar fluir. Hoy vivimos en unos tiempos en los que casi todo el mundo está acomplejado; todos quieren ser bohemios. A mí eso no me gusta. Cada uno es como es.

     Está considerado el torero artista por antonomasia. ¿Está la Fiesta huérfana de artistas?

     Se ha perdido el arte de torear. Hoy los toreros se basan en la quietud y en la seriedad del rostro, cosas que no concuerdan con mi manera de ser. Vivimos en una sociedad hipócrita en la que el torero vive más preocupado de las orejas y la quietud que de la e encia del toreo.

     Hay una figura, José Tomás, que con su apabullante quietud arrastra masas a la plaza.

     Ese torero es único. Tiene una gran personalidad y es muy importante para la Fiesta que arrastre público. Me refiero a los toreros que tratan de copiar ese concepto, que no es el suyo. Desde luego, yo no voy a hacer lo que él, porque no tengo valor y porque no me gusta esa tauromaquia.

      El año pasado se fue a portagayola en Sevilla y rompió el axioma de que el valor está reñido con


Morante torea este Domingo de Resurrección en las Ventas.
FOTO: David Cordero.

el arte.

     Me gusta el valor de la torería, pero salir a una plaza y quedarme quieto a ver qué pasa no lo siento. Lo de Sevilla fue un valor improvisado, de emociones. Puro arrebato: "¿Queréis mi vida? Pues ahí la tenéis". La gente se puso mal, como cuando crucificaron a Jesucristo: "Somos unos pecadores".

     No es frecuente que de su boca salga un "voy a jugarme la vida".

     Es de gran vulgaridad, de pueblerino malo. Se sobreentiende que vestirse de torero implica poner en riesgo tu vida. No me gustan esas frases. Yo vengo a ver qué pasa.

     ¿Y qué le gustaría que ocurriese?

     Muchas cosas, y todas buenas.

     En cierta ocasión dijo que, si triunfaba, se bañaba en Cibeles.

     En marzo va a hacer un pelín de frío, pero si hace falta bañarse, se baña uno. Cuando se triunfa en una plaza como ésta, hay que celebrarlo, porque si no el cuerpo se acostumbra mal.

     En 2004, tras su encerrona en esta misma fecha, se vio obligado a retirarse por enfermedad.

     En aquel momento no podía más. Ahora es diferente, un día festivo. Es un Domingo de Resurrección para resucitar emociones y dar gloria a la Fiesta.

     Sería bonito que la gente bajase en el AVE toreando.

     Precioso. Vendrá mucho morantista de por ahí abajo. Tengo un séquito del que me siento orgulloso.

     En su reaparición en Vistalegre lo arroparon en todo momento, aunque el mano a mano con El Pana generó controversia. ¿Quedó usted satisfecho?

     Satisfecho sí, porque me entregué, pero contento no, puesto que no fue una tarde redonda. Esperaba más, por eso regalé el sobrero. En cuanto a El Pana, no tuvo suerte pero despertó curiosidad. Y lo bueno es que se hable.

     También dio mucho que hablar la posibilidad de que se fumara un puro en el paseíllo. En Las Ventas no tendrá problema…

     Soy fumador de puros. Si en México hice el paseíllo fumando es porque El Pana me invitó. Sin embargo, no me gusta hacer eso.

     ¿Llegará en furgoneta o sorprenderá en un Rolls-Royce?

     Me encantan los coches antiguos y no me gustan nada las furgonetas. El coche de caballos no me agrada porque vas al aire libre y resulta demasiado fiestero. En cambio, el coche antiguo te da una paz y una torería que no la tiene la furgoneta.

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