LA REVOLERA

¡Ay Sevilla, qué mala suerte tienes!

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1838
Estado en el que quedó la estatua de Curro, sin que la limpiara de inmediato el Ayuntamiento.
Estado en el que quedó la estatua de Curro, sin que la limpiara de inmediato el Ayuntamiento.

«…cuando unos munícipes se atreven a pasarse por el arco de triunfo los sentimientos de un pueblo, para satisfacer a los que con su respaldo les permiten sentarse en la poltrona y usufructuar la bicoca, es que las cosas han llegado a un punto de muy difícil retorno…»

Paco Mora.-

     Con el billete de Juan Belmonte publicado en este portal, es de suponer que todos los que lo han leído habrán sido víctimas de la misma náusea que quien esto firma. También políticos socialistas como Alfonso Guerra, Enrique Mújica y otros muchos grandes aficionados de ese partido que he conocido a lo largo de mi vida, estarán en estos momentos con el estómago revuelto por la decisión del Ayuntamiento sevillano de denunciar al abogado Moeckel y a quienes le acompañaron en la limpieza de la estatua de Curro Romero, en vez de perseguir y someter a la acción de la Justicia a los que la embadurnaron de chafarrinones, volcando sobre ella cubos de pintura. Es la vieja historia, tan española, del alguacil alguacilado.

     El Ayuntamiento parece que sostiene su denuncia en el argumento de que «no se emplearon los productos adecuados» para su limpieza. ¡Ay Sevilla, qué mala suerte te ha correspondido en esta rifa en que un puñado de insensatos está convirtiendo nuestra democracia! «Giralda, madre de artistas, molde de fundir toreros, dile al Giraldillo tuyo que se ponga un traje negro». Pero esta vez, Sevilla, no por la muerte de Maolillo ‘El Espartero’, sino por la defunción del sentido común y la decencia, al relance de media verónica en la que se envuelven un puñado de votos por el que los que dicen gobernarte están dispuestos a vender hasta tus más ancestrales tradiciones.

     Cuando unos munícipes se atreven a pasarse por el arco de triunfo los sentimientos de un pueblo, para satisfacer a los que con su respaldo les permiten sentarse en la poltrona y usufructuar la bicoca, es que las cosas han llegado a un punto de muy difícil retorno. ¡Pero almas de cántaro, ustedes no tienen ni una ligera idea de los miles y miles de sevillanos y andaluces en general, que se sienten ofendidos si se le falta al respeto a Curro, aunque sea de bronce! Si lo supieran perseguirían a los profanadores y no a los que con espíritu de Verónica le han pasado el paño por el rostro al de Camas para limpiar el oprobio de la ofensa que le ha sido inferida por unos desalmados que se sienten impunes con mandatarios como ustedes.

     Y como colofón, el grito de guerra de cualquier buen aficionado: ¡Ni un voto para los enemigos de la Fiesta y sus acompañantes de viaje!


*Publicado en aplausos.es

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