AL NATURAL

Disculpas

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«…está fuera de lugar calibrar o medir a un hombre por la labor que desarrolla, ya sea el limpiabotas del hotel de los toreros, el que barre el albero de la plaza o el que se pone delante de los toros. El mozo de espadas de Juli es tan digno de recoger un trofeo en la Maestranza en su nombre como si lo recoge Belmonte resucitado…»

Francisco Mateos.-

     Si dije en su momento, y por supuesto sigo manteniendo, que el empresarios de Sevilla le había faltado el respeto a los toreros (que después decidieron dejar de torear en la Maestranza por más razones acumuladas), también digo lo mismo de El Juli y Morante sobre los premios del equipo médico. Si dije que Eduardo Canorea le debe una disculpa sincera a los toreros (que ya llegaría demasiado tarde y han salido trapos sucios al aire), lo mismo digo de Morante y El Juli con respecto al equipo médico. La excusa de El Juli sobre su reciente paternidad podría ser objeto de duda sobre su solidez, pero lo que no tiene justificación es que ni él ni su compañero Morante hayan delegado su representación en alguien de su entorno. Cuando se ensalza el respeto, hay que respetar también. Otra cosa distinta es que no tengo la menor duda que en breve, al menos El Juli, descolgará el teléfono para llamar a Ramón Vila y Octavio Mulet y pedirles disculpas si se han sentido molestos, y comentarles directamente que no había intencionalidad alguna por su parte, más allá del deseo de estar con su nueva hija el máximo tiempo posible antes de tener que viajar de nuevo.

     Otra tema distinto es la ausnecia de El Juli en los premios taurinos de la tade-noche en la Real Maestranza, que curiosamente en esta ocasión sí fue representado por su mozo de espadas. En primer lugar, está fuera de lugar calibrar o medir a un hombre por la labor que desarrolla, ya sea el limpiabotas del hotel de los toreros, el que barre el albero de la plaza o el que se pone delante de los toros. El mozo de espadas de Juli es tan digno de recoger un trofeo en la Maestranza en su nombre como si lo recoge Belmonte resucitado. En condiciones normales, si no hubiera existido esa dudosa excusa de la reciente paternidad de Julián, soy de los que pienso que El Juli debería haber venido a recoger el premio de los médicos, pero no así el de los maestrantes. Desde mi punto de vista debería haber recogido el de los médicos -que no tienen nada que ver con el conflicto creado- y enviar un representante a recoger el de los maestrantes. Creo que quien ni tan siquiera responde con la mínima cortesía a un escrito presentado no le está teniendo en consideración, y por tanto no voy a ir encima a ‘su’ casa cuando me doy por aludido en cierta forma que no soy de su ‘agrado’. Pero como el premio lo ganó en el ruedo, sí enviaría a un representante en su nombre.

     Por tanto, si como dije en su momento, hasta el Rey ha sido capaz de pedir públicas disculpas a todos los españoles por aquella inoportuna y extravagante cacería de elefantes, reconociendo su error, también Eduardo Canorea lo debería hacer con los toreros respecto a sus gruesas declaraciones, o ahora las dos figuras con los médicos. Torpeza de los toreros. Y listeza de los empresarios, que sí fueron a la entraga de premios de los médicos, dando así a entender que estaban dipuestos a aplaudir cómo dos de las figuras que le han acusado gravemente de ciertas cuestiones recogían sus merecidos galardones. Nunca sabremos si los empresarios (Eduardo Canorea y Ramón Valencia) tenían decidido ir ‘sí o sí’, o decidieron ir una vez que sabían que Juli y Morante no asistirían personalmente. Lo digo porque sorprendió la presencia de Eduardo Canorea, que no suele asistir a estos premios; y ninguno de los dos se prodigan en actos promovidos por aficionados. Eso sí, nunca he visto aplaudir con tanta efusividad a la pareja de empresarios que cuando acabó su alocución un derrumbado Ramón Vila, sentenciandor: «el tiempo pondrá a cada uno en su sitio…», en clara y dolida referencia a Jui y Morante. Torpes los toreros y listos, muy listos, los empresarios. Al fin y al cabo siempre se ha dicho que el toreo es para listos.


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