OBSERVATORIO TAURINO

Utrera, el hundimiento

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La especulación inmobiliaria se llevó por delante al viejo coso del Arrecife de Utrera. (FOTO: El Correo de Andalucía)
La especulación inmobiliaria se llevó por delante al viejo coso del Arrecife de Utrera. (FOTO: El Correo de Andalucía)

«… el buenrrollismo de los ediles utreranos del PA, PSOE y UPyD, con la timorata abstención de los populares, no podía ni imaginar el revuelo que se iba a montar en una ciudad que ha refrescado su condición de cuna del toro bravo como reacción al sinsentido. Dentro de la tramoya legalista de mascotas y perritos abandonados se incluía la prohibición a menores de siete años…»

Álvaro Rodríguez del Moral.-

     Apertura de la caja de los truenos. La aprobación -dicen que provisional- de una ordenanza municipal para proteger a los animales llevaba escondida una carga de profundidad. Pero el buenrrollismo de los ediles utreranos del PA, PSOE y UPyD, con la timorata abstención de los populares, no podía ni imaginar el revuelo que se iba a montar en una ciudad que ha refrescado su condición de cuna del toro bravo como reacción al sinsentido. Dentro de la tramoya legalista de mascotas y perritos abandonados se incluía la prohibición de entrar en los toros a los menores de siete años, una presencia que según el delirante argumento de los barandas utreranos es lesivo para los derechos de los animales.

     Lesiva politización de la Fiesta. Dejaremos para los expertos la dudosa legalidad de una ordenanza municipal que choca frontalmente con la protección automómica de la Fiesta de los toros. Sí cabe preguntarse qué razones llevan a un mismo grupo político -el socialista- a llenarse la boca con la promoción y la financiación de las infladas escuelas taurinas y a votar a favor de una medida que supone una clara declaración de intenciones en contra de la Fiesta. Es la misma pregunta que se le podría formular a los populares. Alientan una ILP protaurina en el Congreso de los Diputados y se ponen de perfil con sus socios de gobierno municipal en una tierra que además de llevar el toro en su heráldica histórica es cuna de las castas fundacionales del ganado bravo. El señor Jiménez y sus socios ‘peperos’ andan ahora poniendo paños calientes y esbozan una tímida marcha atrás al comprobar el innecesario berenjenal en el que se han metido. Desgraciadamente ésta es sólo la guinda de la impacable destaurinización de una ciudad que perdió hace demasiado tiempo su identidad agraria en aras del ¿progreso? A la progresiva desaparición de las vacadas bravas en favor del aprovechamiento agrícola de las tierras, incluso del antiguo matadero, se unió la decadencia y el abandono del coso del Arrecife que se llevó con sus ruinas, a lomos de la especulación inmobiliaria y la cultura de la recalificación, todo un retablo humano y etnográfico que daba sentido a la Utrera taurina. Dejaremos para mejor ocasión la desidia y la avaricia de los actores del negocio que hundieron todo aquello.

     ¿Habrá toros en Consolación? Pero el tremendo valor simbólico y el revuelo mediático causado por los ediles utreranos no puede ocultar otras realidades. La actual plaza de La Mulata ya estaba dando tumbos antes de que se excavaran sus cimientos. Hace muy poco se tuvo que suspender el festival de la Hermandad de los Gitanos por las caudalosas goteras en las taquillas de un recinto lejano y solo. Las últimas noticias apuntan a la rescisión del contrato con Paco Dorado, fachada de la efímera empresa que organizó la despedida de Pepe Luis Vázquez junto a Morante de la Puebla con precios astronómicos. La roncha que arrastra el Comandante podría tener efectos colaterales. Si nadie se hiciera cargo de la deuda, la nueva plaza -un proyecto con el que nunca se sintió cómodo el alcalde andalucista- quedaría vetada por las asociaciones profesionales. No harían falta prohibiciones absurdas para dar la puntilla a la Fiesta en la cuna del toro bravo. El mal es otro aunque algunos siguen empeñados en resucitar muertos en la tierra de la butifarra mientras los Balañá y los Matilla se preguntan qué hacer con la millonada que les apoquinará la Generalidad por el cese del negocio en la Monumental. Y perdonen el pesimismo: con o sin la tardía ILP que revolotea por las estancias de las Cortes, para que vuelva a haber toros en Cataluña habrá que comprobar la frondosidad capilar de las ranas. Pero no sólo en Barcelona. Apunten los nombres de estos pueblos: Écija, Morón, Cazalla de la Sierra, Dos Hermanas, Constantina, Alcalá de Guadaíra,… ¿seguimos?


*Álvaro Rodríguez del Moral es periodista sevillano. / Publicado en El Correo de Andalucía.

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