REAL MAESTRANZA - 2ª Feria de Abril

Garrido, Cadaval y dos toros de alta nota

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Muletazo con la derecha, de mano baja, de José Garrido.

Dos orejas ha sido el balance de la primera corrida del ciclo continuado de Feria: una para José Garrido y otra para el sevillano Alfonso Cadaval. El tercer espada del cartel, Joaquín Galdós, se marchó de vacío, sin mucho que recordar. Interesante encierro de la ganadería de Santiago Domecq, con dos toros de alta nota.


 SEVILLA / Corrida de toros 

TOROS: Se han lidiado toros de las ganaderías de Santiago Domecq, aceptables de presentación, aunque de desiguales hechuras. Los mejores, tercero y cuarto, dos toros bravos. Complicado y de escasa fuerza, el primero lidiado como sobrero; de embestidas a la defensiva el segundo; bronco por encastado el quinto; noble y con calidad en sus embestidas, el sexto.
ESPADAS: –José Garrido (de azul marino y oro), silencio tras aviso y oreja.
Joaquín Galdós (de tabaco y oro), silencio y saludos.
Alfonso Cadaval (de azul y oro), oreja y ovación.
INCIDENCIAS: Un cuarto de plaza. Finalizado el paseíllo se guardó un minuto de silencio en memoria de Carlos Amigo Vallejo, arzobispo de Sevilla, fallecido hoy.


Manuel Viera.-

     Es un torero que no carga las tintas con eso tan de moda a lo que llaman expresionismo, ni en la recreación de lo vulgar. Lo cursi tiene poca cabida en las formas de torear de José Garrido. La faena al bravo toro de Santiago Domecq, lidiado en cuarto lugar, constituyó uno de los momentos vividos más interesantes de la tarde, que definieron un toreo inteligentemente hecho. Un toreo síntesis perfecta entre el rigor y una férrea voluntad de entrega.

     Naturales que recorrieron un largo espacio y que murieron atrás. No quedó más que seguirlos con la mirada hasta verlos perderse en las estancias infinitas y seguir gozando con los monumentales pases de pecho que rubricaron lo efímero. Esto, sin embargo, no fue todo. Dos series diestras con excelentes cambios de manos fueron ejecutadas con destreza y profundidad. Los detalles de epílogo de faena, igual de convincentes, expresivos y no menos interesantes. Con un pinchazo hondo firmó una buena faena merecedora del apéndice conseguido.

     Con el sobrero, que sustituyó al primero, inutilizado al partirse un pitón en el burladero, terminó provocando una inevitable sensación de aburrimiento por el largo metraje de una lidia en la que quiso, pero no pudo sacar nada interesante de reseñar y, para colmo, mató muy mal.   

     Alfonso Cadaval desveló una atractiva vena clásica en la lidia del tercero, un excelente toro del ganadero jerezano. Faena bien lograda que constituyó lo mejor de su tauromaquia. Y, aunque la lidia pareciese inconclusa en el número de muletazos de cada serie, no por ello resultó desdeñable, ya que significó una entrega total en su desarrollo. Entre algunos detalles interesantes cabe destacar el inicio de ayudados por alto, toreo por bajo y, sobre todo, el muletazo diestro, despacio, con gusto, profundo y auténtico. Un toreo que, con sus altos y bajos, pareció conseguir una mayor calidad que en anteriores comparecencias en esta plaza, logrando un conjunto de faena dispuesto y decisivo. En la hora de la verdad, contundente espadazo que justificó la oreja concedida.

     No fue mal toro el noble sexto, al que Garrido quitó con gusto a la verónica, rematando con una media muy vertical. Alfonso volvió a torear despacio con la diestra, y trazó algún que otro notable natural. De todas formas, la faena vino a menos cuando el toro se apagó. Le aplaudieron su esfuerzo y sus ganas de agradar.

     Joaquín Galdós no logró comunicar su toreo a través de unas formas en las que el valor es una percepción que también puede emocionar. Como el que le expuso al encastado quinto, un toro de complicadas embestidas, que topaba con la cara alta y con el que el diestro peruano se fajó en una porfía sin resultados elocuentes. Y, además, el bajonazo con el que acabó fue infame. El segundo fue un toro de nula calidad, que acometía a la defensiva en la muleta y con el que pronto desistió. En esta ocasión, con el descabello se eternizó.


 AL QUITE 

Garrido merecía otro hueco en Feria

Antonio Girol.-

     No hace ni un día que Victorino, siempre tan activo en redes sociales, publicaba en su Instagram una foto de la vuelta al ruedo a ‘Planetario’, lidiado por José Garrido, en la única corrida que se celebró el 15 de agosto del año I de la pandemia (2020). Rememoraba el ganadero madrileño, como si fuese un vaticinio, aquel toro y por ende aquella tarde, en la que el diestro pacense, con el testigo para toda España de las cámaras del Canal Toros, ofreció una dimensión de torero maduro que, si les soy sincero, pensé que le iba a poner en valor de cara a la siguiente temporada.

     Pero como esto del toro está de la manera que está y aquí la regeneración es una palabra que muchos no son capaces de encontrar en el diccionario por más que se lo den abierto por la erre, estamos en 2022 con Garrido en Sevilla, en un cartel de preferia, lanzando la moneda al aire para cambiarla. Y la ha cambiado. Si no me falla la memoria he visto a José Garrido en la Maestranza en todas y cada una de las tardes en que ha actuado desde que tomó la alternativa en este mismo albero. Y, sin duda, la de hoy ha sido en la que mejor ha toreado y con más pureza. Poniendo en práctica todo aquello que aventuraba desde sus tiempos de novillero mandón.

     Por eso, como aficionado, me duele que esa oreja a ley que cobró del cuarto de Santi Domecq (por cierto, felicidades al ganadero por la buena corrida que ha traído al Baratillo) no le vaya a valer para ocupar uno de los dos puestos que han quedado vacantes en los carteles por la inoportuna lesión de Emilio de Justo. Aún más, cuando como quedó demostrado en aquella tarde de agosto pandémico, mostró a todos —o eso me creía yo desde el sofá de mi casa, pero me parece que Ramón Valencia no tendría a esa hora la tele conectada o estaba a otros menesteres— lo que es capaz de hacerle a un Victorino de bandera, premiado con vuelta al ruedo como aquel ‘Planetario’ que ayer recordaba su criador en redes.

     Ojalá que en esta ocasión sí, que esta tarde el empresario sevillano sí haya tomado buena nota de la faena maciza y madura de Garrido, y el año próximo lo veamos en la Maestranza, pero oliendo a pescaíto y farolillos, y no en tarde desangelada de preferia. 


 LA VOZ DEL ABONADO 

Se puede y se debe mejorar

Unión taurina de abonados y aficionados de Sevilla.-

     El Presidente de esta tarde tiene que explicarlo. ¿Cómo es posible reconocer catorce toros para aprobar siete y encima lidiar los tres primeros que tenían trapío de plaza de segunda? Si reseñan toros en el campo, los traen y los rechazan, ¿qué sentido tiene realizar esta labor la autoridad? La presentación del toro debe cuidarse al máximo en una plaza de primera. Debe exigirse trapío de cabeza de camada y dejar ya de una vez la monserga esa del ‘toro de Sevilla’, apelativo acuñado para colar novillejos indecentes o toros bizcos como el primero que se devolvió y también el tercero de la tarde. Los tres últimos sí estaban bien presentados y fueron los mejores y más toreables; otra cosa es que fueran debidamente aprovechados.

     Una vez más, casi todos los puyazos fueron simulados, pero debemos criticar que las rayas reglamentarias que indican el sitio del caballo y del toro no fueron repintadas. Los tres últimos toros se pusieron en suerte ‘a ciegas’. Para qué, si la suerte de varas se da por amortizada…

     Garrido no se confía con el capote en su primero. En la muleta embestía con brusquedad y había que someterlo. Lo intentaba, pero no lo conseguía. Como el torete se fue apagando y se defendía  aquello terminó con muchos pases y poco toreo. En el cuarto tampoco se lució con el capote. Sin embargo, con la muleta el extremeño hizo lo más lucido de la tarde. Fueron muletazos limpios con la derecha a un toro que transmitía en sus embestidas. Con la zurda, el toro no era tan claro, pero el torero tampoco. Mató de pinchazo hondo en buen sitio y petición mayoritaria de oreja, que fue concedida.

     Galdós pasó sin pena ni gloria por Sevilla. Su primero era un toro soso y sin fuerza. El quinto era un toro aprovechable. Galdós -siempre mal colocado- no supo obtener rédito de su labor. Encima, mató de horrible bajonazo.

     Cadaval ha progresado poco. Da la impresión de estar un poco verde, torea desviado al estilo de hoy y compone bien la figura, por lo que los muletazos parecen lo que no son. Le dieron una oreja de pueblo en su primero. En el sexto, muchos pases pero poca calidad.

     Resumiendo: se puede y se debe mejorar; toros y toreros.


 GALERÍA GRÁFICA (Pagés) 


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