ERNESTO TAPIA 'CALITA' - Torero

«Uno siempre tiene la culpa de que las cosas no salgan»

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Mexicano de nacimiento pero sevillano de adopción, este joven torero se forjó en la Escuela de Tauromaquia de Sevilla. Tuvo una fulgurante carrera en su etapa de novillero sin picadores y llamó la atención con los del castoreño, pero comenzó a fallar con la espada en plazas claves. Ahora, desde Sevilla, intenta abrirse camino en la temporada española después de hacerse matador en México.

Manuel Viera.-

     Vino a Sevilla para ser figura del toreo y lo ganó casi todo en su etapa de novillero sin caballos. Este mexicano de dinastía torera, de padre azteca y madre sevillana, aprendió el oficio a la sombra de la Giralda en la Escuela de Tauromaquia de  Sevilla. Tras hacerse matador de toros en la Monumental de México ha vuelto a Sevilla para placearse en plazas de provincias y después hacerlo en la Maestranza y Las Ventas de Madrid. Su ilusión y su objetivo.

¿Que le hizo tomar la decisión de venir a Sevilla?

Es que aquí está la ‘champions league’ del toreo. Mi padre siempre me dijo que si quería hacerme torero tenía que venir a España. Y esa fue la decisión que tomé. En México no es que esté mal la cosa, pero hay menos organización que aquí. Allí no existe la profesionalidad que hay aquí, y por eso decidimos venirnos acá para aprender todo lo bueno y lo máximo posible.

Es usted hijo y nieto de toreros.

Sí, mi papa tuvo mucho ambiente en México en su época de novillero. Llegó con mucha fuerza a la alternativa; luego, por unas u otras circunstancias, no rompió a figura, pero sí fue un torero de ambiente en México.

Y usted quiere superarlo, claro.

Sin lugar a dudas. Tengo la mente muy despejada y sé lo que quiero.

¿Qué recuerdos le quedan de su etapa de novillero aquí?

Mire, yo cuando llegué a Sevilla lo hacía para permanecer no más de tres o cuatro meses, para hacer campo y vivir el ambiente con la gente de acá, y después regresar a México para debutar allá, pero las cosas empezaron poco a poco a salir y decidí quedarme. La verdad es que mi etapa sin caballos fue inolvidable porque toreé en plazas muy importantes y además triunfé en ellas. Es algo que no se me olvidará nunca.

¿Quizás el problema vino con las novilladas con caballos?

Sí, aunque el problema me lo creé yo. Más que nada por mi exceso de ambición. Es que vinieron tan seguidos los triunfos en las novilladas sin caballos que pensé que todo continuaría igual de fácil. Me faltó madurez, y pese a que tuve gente detrás muy profesional no supe dejar a un lado el pasado y aprovechar el presente. Además no tuve suerte en los sorteos cuando toreé en plazas importantes. Y, aunque sin estar mal, tampoco rompí como todos imaginábamos. Luego, cuando estuve bien lo hice muy mal con la espada. Entonces pensé que no me iba a pasar factura, pero sí me ha pasado y ahorita lo estoy sufriendo.

¿Desconfiaron de sus cualidades sus mentores y por eso dejaron de apoderarle?

Bueno, con Pedro Castillo es que no hubo resultados. Pasamos por Madrid y Sevilla sin suerte, y lógicamente las puertas se fueron cerrando. Además, Pedro ya tenía una vida fuera del toro que le complicaba bastante las cosas. Él ya estaba muy centrado en lo suyo y tras lo pocos triunfos conseguidos decidimos dejarlo. Deseaba una persona que se dedicara a mi carrera al cien por cien, y por eso caí en manos de Emilio Moreno.

Un gran aficionado y un gran apoderado…

Sin duda. Yo con él y en esa etapa me dí cuenta que tenía que aprovechar el presente y arreé todo lo que pude, pero llegué a Sevilla y me faltó suerte con la novillada de Villamarta. Luego fui a Madrid en una tarde muy importante para mí. La tarde se me había puesto en contra debido a que los novillos estaban saliendo con muy poca fuerza, y fue con mi segundo cuando eché toda la carne en el asador convencido que tenía que pasar algo sí o sí. Le gente protestó mucho al novillo pero se metió en la faena coreándola. Pinché, y ese fallo me pasó factura después.


Esto es igual que el fútbol: si no hay goles no se gana. Aquí si no se mata no se cortan las orejas, y si no hay orejas no se triunfa


La espada, ¿otro de sus problemas?

Sí, esto es igual que el fútbol: si no hay goles no se gana. Aquí si no se mata no se cortan las orejas, y si no hay orejas no se triunfa. Gracias a las buenas relaciones de mi apoderado seguí toreando varias novilladas pero ya no con la fuerza que me habría dado un triunfo en Madrid.

Y sabiendo que la espada es decisiva, ¿por qué esos continuos fallos? ¿Es cuestión de técnica, confianza, seguridad…?

Yo creo que es un conjunto de todo eso y querer hacerlo. Uno siempre lo quiere hacer pero seguramente no he sabido, o me he precipitado, no sé… últimamente lo hago bien pero he dejado atrás triunfos decisivos. Tras no matar los toros la tarde de mi alternativa me propuse no fallar más, me metí de lleno en la forma de hacer la suerte y ahorita parece que le he cogido el sitio. Ahora es el momento para aprovechar la oportunidad que se me presente.

Siempre se culpa a la mala suerte pero ¿no se cree usted culpable de su situación?

Si, claro. Uno siempre es culpable de que las cosas no salgan. Bien es verdad que hace falta tener suerte pero uno es el que tiene la culpa de la situación y no hay que echársela a nadie ni a nada. No queda otra cosa que asumir los errores cometidos e intentar corregirlos.

Su alternativa en México fue de categoría. ¿Qué pasó después?

Fue una alternativa de lujo. Yo llevaba cuatro años sin aparecer por mi tierra. Estuve prácticamente desconectado de mi país y volver con ese cartel fue todo un privilegio. Además era mi primer festejo tras la cornada de Calasparra. Fue algo muy especial compartir tarde con Manolo Mejía y José María Manzanares. Fue una lástima no matar los toros. Después también hubo fallos en la administración…

¿Quién le llevaba entonces?

En ese día Emilio Moreno. Pero ahí hubo un problema. Supuestamente me iba a ayudar un ganadero mexicano pero no se hicieron las cosas como se tenían que hacer. Emilio creo que se molestó y… no hubo la suficiente unión para hacerlo bien.

Han transcurrido dos años desde aquella tarde en México y Calita ha dejado de sonar. ¿Qué ha pasado para no torear?

Bueno, aquí estoy haciendo tentaderos porque sólo tuve la fortuna de torear un festival. También me prometieron cosas y al final no se han cumplido. Sin embargo, en México no he parado de torear, aunque en plazas de no mucha repercusión, que sí me ha servido para estar en contacto con el toro y como preparación física y mental. Sé que estoy en un buen momento y quiero aprovechar la primera oportunidad que me den aquí. Mi mente está aquí, en Sevilla, en España, en Europa, y espero que me vuelvan a abrir las puertas. Hay planes y espero que se concreten. Tengo amigos que me ayudan y en ello estoy.

¿Cuál es su objetivo más inmediato?

Mire, hubo un taurino español que tras mi alternativa me ofreció la confirmación en Madrid el verano pasado, pero no quise quemar ese cartucho. Quiero torear primero en plazas de provincias, tanto aquí como en México, para llegar lo más cuajado posible a Sevilla y Madrid. No quiero equivocarme porque sé que todo mi futuro depende de estas plazas. Mi objetivo para la próxima temporada es pisar ambos ruedos para entonces demostrar que estoy lo suficientemente maduro para triunfar. Voy a permanecer en Sevilla todo el año. Si salen cosas las aprovecharé si vale la pena, si no seguiré luchando y preparándome para cuando llegue la oportunidad.


GALERÍA GRÁFICA (Matito)

Ernesto Tapia 'Calita' en Sevilla.

Ernesto Tapia 'Calita' en Sevilla.

Ernesto Tapia 'Calita' en Sevilla.

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