El tiempo agranda la figura de Ignacio

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«…Ignacio Sánchez Mejías no habrá sido el mejor torero, pero también se puede asegurar que jamás diestro alguno gozó de una carga de literatura tan vasta. Ignacio empezó a pasar a la posteridad por la elegía más grande jamás cantada, pues su amigo Federico le daría un impulso que nunca habría tenido por su hacer en los ruedos…»

Luis Carlos Peris.-

     Presentado días atrás un nuevo libro sobre su vida, no cabe duda alguna de que Ignacio Sánchez Mejías no habrá sido el mejor torero, pero también se puede asegurar que jamás diestro alguno gozó de una carga de literatura tan vasta. Ignacio empezó a pasar a la posteridad por la elegía más grande jamás cantada, pues su amigo Federico le daría un impulso que nunca habría tenido por su hacer en los ruedos. No quiere decirse que Ignacio fuese un torero más, pero al hecho de morir en la plaza hay que añadir la leyenda que le rodeó a partir del llanto lorquiano.

     Su anecdotario es riquísimo, como es una polivalencia que le llevaba de ser mecenas de una generación de escritores a presidente del Betis y autor dramático. Han pasado más de setenta años de su cogida mortal en Manzanares y continúa pariéndose literatura sobre su vida. Bueno, más que sobre su vida sería justo decir que es sobre una leyenda cada día mayor.


*Luis Carlos Peris es periodista sevillano. / Publicado en Diario de Sevilla.


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