Chaves, en los premios de la Maestranza: «La Fiesta forma parte de la identidad andaluza»

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El presidente de la Junta de Andalucía pronuncia un discurso en el que realiza una encendida defensa de la Fiesta de los toros y pone en vigor sus valores. Manuel Chaves presidió la entrega de los galardones taurinos a los mejores de la temporada pasada, entre los que se encuentran el rejoneador Diego Ventura, el banderillero Curro Molina, el picador Chocolate y el novillero Espaliú.


Los galardonados, junto a Manuel Chaves y Sánchez Monteseirín.
FOTO: EFE.

Redacción.-

     El rejoneador Diego Ventura, el banderillero Curro Molina y el picador Pedro Morales 'Chocolate', así como el joven novillero Antonio Jesús Espaliú, han sido los sevillanos galardonados en el acto de entrega de los premios taurinos de la pasada temporada 2008 en la Real Maestranza.

     El jinete sevillano Diego Ventura, que abrió la Puerta del Príncipe en la vespertina de rejones y cortó dos orejas en la matinal del Domingo de Feria, recogió el diploma que le acredita como 'Mejor caballero rejoneador'. En el apartado de los subalternos, Curro Molina recogió los dos galardones que premian la actuación global de un subalterno y su labor en banderillas. Por su parte, el varilarguero Pedro Morales 'Chocolate', de la cuadrilla de Manzanares, recogió el que distingue la mejor actuación de un subalterno a caballo.

     El principal protagonismo de los premios taurinos recayó en José María Manzanares, que cortó tres orejas entre las dos corridas que mató -de las tres que tenía contratadas: la tercera se suspendió por la lluvia- hasta alzarse como 'Triunfador' del polémico e incompleto ciclo del pasado año.

     El jurado de la Real Maestranza también declaró en su momento autor de la 'Mejor faena' al diestro Miguel Ángel Perera, por la instrumentada al sexto toro de El Ventorrillo al que cortó las dos orejas. El diestro extremeño acudió a recoger el premio en el ruedo de una plaza -en el que estaba instalada la carpa en la que se desarrolló el acto- que este año no pisará por las desavenencias en su contratación con la empresa Pagés.

     También subió a la presidencia de este acto académico-taurino el artífice de la 'Mejor estocada' del ciclo, el madrileño José Pedro Prados 'El Fundi', por la recetada a un toro de Palha. El criador madrileño Victorino Martín recibió los premios a la 'Mejor corrida' y al 'Mejor toro', por el cuarto ejemplar que lidió el 3 de abril, de nombre Gallareto, en el que fue a la postre el mejor espectáculo completo de toda la Feria. Además, se entregaron los galardones a los triunfadores de las novilladas de promoción, que consistieron en un traje de luces para Antonio Espaliú, un capote de paseo para Fran Gómez y un capote de brega para Juan del Álamo.

     Durante el acto también se entregaron los premios a los mejores estudiantes de cada carrera universitaria que acabaron sus estudios el año pasado en la Universidad de Sevilla. El acto de entrega de los galardones taurinos y universitarios estuvo presidido por el teniente de hermano mayor de la Real Maestranza, Alfonso Guajardo-Fajardo; el presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves: el alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Montesseirín; y el rector de la Universidad de Sevilla, Joaquín Luque.

Intervención íntrega de Manuel Chaves, presidente de la Junta de Andalucía

     La entrega de estos Trofeos Taurinos y Premios Académicos es, además de una cita habitual y clave en el calendario sevillano, un acontecimiento doblemente gratificante, ya que se distingue a las más sobresalientes actuaciones de los profesionales de la Tauromaquia en la pasada Feria de Abril y a los mejores expedientes académicos de los alumnos y alumnas que han cursado estudios en las distintas Facultades y Escuelas Superiores y Universitarias de la Hispalense.

     Por tanto, agradezco a la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, y especialmente a su Teniente Hermano Mayor, la invitación para presidir tan significativo acto, además de felicitarles como impulsores y patrocinadores de tan estimable iniciativa. Un acontecimiento original y ya tradicional en el que se distingue lo más depurado y exigente del arte de los Toros y el esfuerzo paciente y continuado del estudio. En definitiva, el reconocimiento al trabajo serio y riguroso en favor de una tradición y una forma de vida, y de la fuerza y el progreso que representa la investigación, la innovación y el futuro.

     A todos lo que en este acto han recogido su reconocimiento a la excelencia de sus sueños y ambiciones, de sus responsabilidades y vivencias, con arte y esfuerzo, con sabiduría y entrega. A todos y a todas, enhorabuena. Os aseguro que vuestra dedicación y vuestro compromiso es un orgullo para todos.

     Andalucía ha sido siempre una tierra de profundos contrastes, de convivencia pacífica y, sobre todo, de respeto. No es necesario recordar las culturas milenarias que han pasado por nuestro territorio, ni mucho menos el carácter abierto e incluyente de los andaluces. No hace falta remitirnos a sus orígenes para argumentar un hecho artístico que forma parte indisoluble de nuestra cultura patrimonial.

     Y es en este ámbito donde enraízan las costumbres, las tradiciones y un estilo de vida que, en nuestro caso, proceden, sin ninguna duda, del mundo Mediterráneo. No es necesario recordar, y menos ante auditorio como éste, que el origen del toro nos remite a la isla de Creta, donde su bravura fue motivo de primitivos ritos y de misteriosa adoración, según han destacado prestigiosos historiadores. Pero será Andalucía -y ustedes me corregirán si no es así- donde nuestros antepasados lo convirtieron en lo que hoy es el arte de la Tauromaquia, un arte que es una expresión festiva, una tradición popular, un universo en sí mismo y también una manera de ser y entender la existencia humana, es decir, un hecho cultural en el sentido más genuino de la palabra.

     Este arte del temple y del poderío, del engaño y de la magia, es también una fuente inagotable de inspiración literaria, poética y artística. Baste sólo dar un paseo por los fondos documentales y el museo de esta institución maestrante sevillana para encontrar referencias de nombres como Goya, Picasso, Sánchez Mejías o Lorca ­quien consideraba el toreo como la riqueza poética y vital mayor de España, y que son, sin duda, algunos de los nombres con mayor proyección internacional de nuestra cultura.

     Por tanto, es necesario reclamar prudencia y respeto, mucho respeto, a la hora de opinar sobre un hecho que los andaluces sentimos como un elemento singular e identitario de nuestra cultura, de nuestra forma de vida, además de ser una actividad de la que viven miles de personas y participan cada año millones de ciudadanos. Se podrían añadir otras consideraciones y puntos de vista, pero las resumiré haciendo una afirmación tal vez rotunda que sintetiza los sentimientos y razones aportadas: la importancia de los toros, más aun si la unimos a la del caballo, como un gran activo económico, sociológico, cultural y medioambiental de Andalucía.

     Los andaluces hemos optado decididamente por el progreso pero manteniendo nuestro estilo de vida; por conservar todo lo bueno de un legado milenario e incorporar todo ese acervo de arte y creatividad a los rasgos innovadores que definen hoy a los pueblos amantes de su pasado pero decididos, también, a conquistar su futuro. Ahí radica nuestra fuerza; en el respeto a nuestra identidad e idiosincrasia y en el apoyo a la educación y a la cultura; en la valoración de la iniciativa y el talento; en el impulso a la ciencia y a la investigación, en la aplicación de las nuevas tecnologías y en su difusión por el tejido económico y productivo. De ahí que, desde el respeto y el aprecio a todo ese significado, acudamos cada año, con gran satisfacción, a esta cita en la que se premia el buen hacer, el arte y una parte muy notable de la esencia cultural andaluza.

     La cultura del tercer milenio no puede ser un coto reservado para las vanguardias o las élites. Los bienes culturales, las tradiciones culturales son un patrimonio común que ayuda a construir la conciencia colectiva, que permite enriquecer la vida individual de cada ciudadano y que facilita la plena realización de las aspiraciones y derechos democráticos.

Señoras y señores, amigas y amigos, no quisiera finalizar sin volver a felicitar a los premiados y agradecer, nuevamente, a la Real Maestranza su fidelidad a estos galardones. Por mi parte -y parafraseando al maestro José Bergamín- sólo me resta plegar este pequeño capote de papel, despedirme del público y salir de esta plaza sin hacer ruido.

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