REAL MAESTRANZA - 5ª Feria de Abril

Los ‘victorinos’ también decepcionan

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Manuel Escribano.

Vuelta al ruedo para el sevillano Manuel Escribano en la seria y bien presentada, aunque floja, corrida de Victorino Martín, que no terminó de corresponder a las esperanzas puestas siempre en este hierro. Daniel Luque fue ovacionado, mientras que Antonio Ferrera ha sido silenciado.


SEVILLA / Corrida de toros

TOROS: Se han lidiado toros de la ganadería de Victorino Martín, bien presentados, serios y de bonitas hechuras. De escasa casta y poca fuerza el primero; complicado y sin recorrido el segundo; malo y con peligro el tercero; a la defensiva y mermado de fuerzas el cuarto; con clase en sus embestidas, pero sin fondo el quinto; noble y parado el sexto.
ESPADAS: -Antonio Ferrera (de fucsia y oro), silencio y silencio.
Manuel Escribano (de negro y oro), saludos y vuelta al ruedo.
Daniel Luque (de tabaco y oro), silencio y palmas.
CUADRILLAS: Saludaron en banderillas David Caricol y Alfredo Cervantes.
INCIDENCIAS: Casi lleno.


Manuel Viera.-

     Ahí están, por si acaso, guardados en la memoria las tres largas cambiadas de rodillas de Escribano al cuarto de Victorino Martín. La primera de dramático ¡uy! a portagayola. Dos más en el tercio. Y un ramillete de verónicas magníficas, rematadas con dos medias soberbias, para recordar más que lo mejor de la tarde de ‘victorinos’ supuso la aclaración en toda regla de cómo se provoca la emoción y se renuevan los ánimos. Poco quizás para lo esperado, aunque semejante aportación emotiva puso felices a aquellos que entienden el ‘vis a vis’ como paradigma de la emoción. Un hacer abiertamente autoafirmativo de actitud espontánea y poderosa que deja una impresión extraña mezcla de gozo y temor.

     Esto y poco más. Casi nada pasó en una de las tardes más esperadas del ciclo. La debacle del día anterior provocada por los toros de la familia García Jiménez aumentó la ilusión en la corrida de Victorino Martín. Toros de aplaudida presencia, seriedad y hechuras. Y ahí acabó todo. Faltó bravura. Sólo mostrada en el caballo.

     No le vino grande el desafío a Manuel Escribano en una lidia difícil y complicada a un toro sin fuerza, de noble, humillada y templada embestida, al que le costaba un mundo moverse. Y el que había provocado el delirio con el toreo de capote de Manuel tras la salida de chiqueros e, incluso, hizo subir la intensidad de un tercio de banderillas en el que el tercer par del sevillano, en el estribo y al quiebro, volvió a ser sobrecogedor, se paró sin remisión. Y abajo, en el albero, quedaron dibujados algún que otro lento derechazo y cadencioso natural más vistoso que emocional. Tras el espadazo con el que tumbó al morlaco patas arriba dio la única vuelta al ruedo de la tarde.

     También difícil le resultó la lidia del complicado segundo. Acometidas sin humillar y muy corto su recorrido por el pitón derecho. Escribano se la jugó en una portagayola en la que tuvo, con pericia, que echar el cuerpo a tierra para evitar la cogida. Anduvo fácil al clavar banderillas y mantuvo la expectación en los inicios de faena. Despacio quiso hacer el natural en una lidia de altibajos por las características de unas embestidas cambiantes, muy cortas y al cuerpo. Dejó la estocada y necesitó del descabello para finiquitar.

     Fue muy aplaudido de salida el primero. Y a los medios se lo llevó Ferrera con  maestría y saber hacer. Fue de lejos al peto y tuvo fijeza en el caballo, pero no la casta y la clase en la embestida que le hubiese permitido el aguante en la faena. Notable labor técnica del extremeño en una lidia sin lucimiento. Con la espada, mal.

     En los bajos del peto empujó el cuarto después de irse de largo al caballo, pero salió de estampida tras la primera vara, de la que posiblemente quedó ¿lesionado? del puyazo trasero. Porque después no se mantuvo en pie. La lidia de Ferrera  fue una continua porfía en un vano intento por torear. No pudo ser. De estocada acabó con él.

     Lo hecho por Daniel Luque a la ‘alimaña’ que le tocó lidiar en tercer lugar no deja lugar a equívocos. Doblones de inicio y un toreo a la antigua por la cara para poderlo doblegar. Se la jugó. Y mató mal. Sin embargo, toreó con sumo gusto a la verónica al sexto. Las dos medias con las que abrochó los lances fueron de lujo. Humilló el ‘victorino’ y el diestro de Gerena lo aprovechó para hacer un toreo largo en el trazo y breve en las series. Bajó la mano y toreó despacio con la derecha, rematando lo hecho con soberbios pases de pecho. Lo hizo hasta que el toro se paró. Los detalles  por bajo y los ayudados pusieron fin a una tarde en la que también los ‘victorinos’ causaron decepción.


AL NATURAL

«Ramón, tenemos un problema»

Francisco Mateos.-

Abonados reclaman la devolución de la rebaja del 10% de IVA.
Abonados reclaman la devolución de la rebaja del 10% de IVA.

«Ramón, tenemos un problema». Bueno no, conociendo un poco ‘la casa empresarial’ de Sevilla sería más correctamente: «don Ramón, tenemos un problema». Algo así le debió decir la responsable de seguridad de la plaza sevillana al empresario en su burladero cuando se deshizo el paseíllo y un nutrido grupo de abonados fueron ovacionados cuando exhibieron pañuelos abiertos con un mensaje: «10% IVA». Reclaman que, tras la rebaja del tipo impositivo del Gobierno a los espectáculo taurinos (considerados como espectáculo cultural, y por tanto con un porcentaje de IVA menor) el empresario les devuelva el 10% de IVA, ya que esa rebaja en el tipo de IVA no ha sido repercutido por el empresario en las entradas, manteniendo su precio salvo pequeñas oscilaciones. La rebaja del IVA, por tanto, no ha supuesto una rebaja del precio de la entrada, de forma que objetivamente las entradas son más caras. Dicho claramente: el empresario se ha quedado con el IVA rebajado.

La responsable de seguridad informa a Ramón Valencia de la reclamación de los abonados.
La responsable de seguridad informa a Ramón Valencia de la reclamación de los abonados.

Más allá de la justa reclamación, el problema creciente que tiene la empresa de Sevilla es poder controlar las críticas. Conocida es la poca cintura que tiene esta empresa para encajar las críticas que no le sean favorables. Cada vez noto mayor grado de ‘cabreo’ en varios sectores implicados. Pero centrándome en los aficionados y abonados sevillanos, Ramón Valencia va a tener un problema creciente. La Unión Taurina de Abonados lleva años organizando actividades; modestas, pero de gran dignidad. Van a visitas de ganaderías, convocan almuerzos taurinos con profesionales, reconocen la labor meritoria de toreros, banderilleros o picadores, y tienen sensibilidad para resaltar detalles entrañables. No son el demonio que siempre ha pintado la empresa sevillana, ni ya son los veinte que despectivamente contaban desde la Oficinas de Adriano. Son más, mejores organizados y ¡ojo! aprovechando las nuevas tecnologías de la información que multiplican los efectos y la visibilidad. Se mueven en la red con su web, su cuenta en Twitter, grupos de información en WhatsApp,…

     Hoy se han llevado la ovación con la pañolada tras el paseíllo reclamando algo justo. Creo que lo van a repetir cada día esta semana de farolillos. Han salido en directo en las imágenes de televisión, en las fotos de los portales, se ha comentado en las tertulias radiofónicas… y además dando la razón a la reclamación.

     El empresario Ramón Valencia tiene un problema. Hoy ha sido el mensaje visible en la pañolada de «10% IVA». Otro día puede ser un mensaje para presidentes o Junta de Andalucía por la presentación de los toros y sus abusos… Ramón Valencia no puede como hasta ahora obviar a la Unión de Abonados, sin reunirse con ellos desde hace más de 15 años. Son, existen y están. Y ahora, se hacen cada vez más visibles. Es más inteligente acercarse a ellos y oírlos, que obviarlos. Nada más acabar la Feria debe producirse esa llamada y convocatoria de reunión; aplicable también a la delegada de la Junta, la de la eterna felicidad en su burladero del callejón. Hay que sumar.


AL QUITE

Los toros de Sevilla la Nueva

Antonio Girol.-

    Sevilla la Nueva es una bonita localidad del suroeste de Madrid. Entre sus principales fiestas, además de las del Cristo del Consuelo allá por septiembre, está la celebración de la Feria de Abril en el último fin de semana del citado mes. El Ayuntamiento, que rige don Asensio Martínez Agraz, monta sus casetas en donde suenan las más pegadizas sevillanas que bailan guapas sevillanovensas y apuestos sevillanovenses (que así se llama a sus habitantes) que han aprendido los pasos en academias de baile a cien euros el cursillo intensivo del «mírala cara a cara que es la primera…» y se bebe rebujito y se comen gambas del Lidl que talmente parecen traídas de Huelva.

     Lo que no sabía yo es que este año hubiesen adelantado su Feria a la primera quincena, ni que tuviesen plaza de toros en donde se pide la oreja de un ‘victorino’ por una faena aseadita y que ante la negativa del palco (bien, presidenta, bien) a la concesión, el torero de turno (en este caso Manuel Escribano) se pega una vuelta al ruedo por su cuenta y riesgo con el beneplácito de los que momentos antes se han dedicado en los tendidos altos de sol a decirse improperios a voz en grito y que llegados a ese momento han disfrutado una barbaridad viendo al rubio torero recoger del ruedo almohadillas, a falta de sombreros o chaquetas que era lo que se lanzaban en otros tiempos, que devuelve con la mejor de sus sonrisas.

     Por cierto, que suena muy bien la música en la plaza de toros de Sevilla la Nueva. No sé de dónde será la banda, si municipal o contratada exprofeso para la ocasión. Me decanto por esto último por el mucho empeño que pone el maestro en que sus músicos toquen en todo momento. Da lo mismo si en un recibo capotero tras susto a portagayola o en faenas de muleta ante toros sin raza que no dicen nada. El caso es que haya mucho ‘tatachín tatachín’, que eso siempre anima al concurrido y festivo público que se da cita en su bonito coso taurino el sábado por la tarde, horas antes de irse a comer ‘pescaíto’.

     ¡Qué gusto da ver toros en Sevilla la Nueva! Nada comparable con la otra Sevilla. Esa de allí abajo, en Andalucía. Tan festiva para sus cosas y sin embargo tan seria y ceremoniosa para esto de los toros. En donde el silencio y el respeto son marca registrada y dicen los que por allí han bajado que mientras se torea solo se escuchan los vencejos. En donde para que se pida una oreja tiene que haber ocurrido algo bastante excepcional en su ruedo. En donde la música suena a criterio de un maestro que dicen es un sensacional aficionado que sabe perfectamente cuándo hay que tocar y lo más importante: por qué. Y, en donde los toreros ni intentan amagar con vueltas al ruedo y si alguno osa darla por la cara rápidamente desde el tendido se le afea el gesto. Qué triste debe ser una corrida en la Sevilla vieja comparada con la jarana que se vive en nuestra Sevilla la Nueva.


LA VOZ DEL ABONADO

Victorino, de padre a hijo

Unión Taurina de Abonados de Sevilla.-

     Es preocupante, ojalá nos equivoquemos: la deriva descendente de este hierro desde que el hijo del gran Victorino Martín tomó las riendas de la ganadería. Aquel toro encastado, que peleaba de poder a poder en la suerte de varas, que llegaba a la muleta pidiendo guerra con problemas, pero no exento de calidad, cada vez sale menos en las plazas. Esta tarde en Sevilla no parecían ‘victorinos’. Demasiada flojedad y demasiada nobleza boba imperante en estos tiempos. En la suerte de varas, muchos puyazos fueron simulados, apenas se pudieron hacer quites. Estos no son los ‘victorinos’ de siempre. Por eso la tarde fue aburrida en general, excepto dos ramalazos toreros de Escribano y Luque.

     La tauromaquia de Escribano es arrebatadora y de mucho pundonor. Sus dos toros los recibió a portagayola, con lo que eso significa de peligro. Al quinto le enjaretó en la misma puerta de chiqueros varias verónicas, sentidas y ajustadas, que pusieron al público en pie. Luego sus toros se vienen a menos y esa condición es lo que no necesita el de Gerena.

     Daniel Luque nos gustó en su primer enemigo. No era nada fácil. Pedía más lidia que estética. Y eso fue precisamente lo que hizo. Le plantó cara. Atacó al toro por los dos pitones hasta lograr su dominio. Su segundo embestía mejor por el pitón derecho, pero su labor tuvo altibajos. Por el izquierdo demasiado complicado, aunque pudiera haber optado por machetear y dominar como hizo en el tercero.

     Ferrera sorteó un lote flojo que llegaron a la muleta tras varias caídas y nula transmisión. Lo mejor: su dominio lidiador en el primero para empaparlo en el capote a su salida y ganarle terrenos hasta pararlo en la boca de riego.


GALERÍA GRÁFICA (Pagés)


LOS TOROS, UNO A UNO (Javier Martínez)


OTRAS IMÁGENES (Javier Martínez)


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