Nadie se lo toma en serio

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«…¿Qué sucederá cuando sin el privilegio de la subvención pública se tenga que echar el toro de la Feria (Mundial) al corral para que definitivamente lo apuntillen? ¿Acaso los interesados, los profesionales, siempre con sus nobles intenciones, arribarán en el sevillano Palacio de Exposiciones y Congresos para soltar los trescientos mil euros del ala que hacen falta?…»

Manuel Viera.-

     ¿Qué rumbos se le abren a la Fiesta tras el despropósito catalán y el golpe bajo de una crisis que parece no tener fin? ¿Qué sucederá cuando sin el privilegio de la subvención pública se tenga que echar el toro de la Feria (Mundial) al corral para que definitivamente lo apuntillen? ¿Acaso los interesados, los que viven de las corridas de toros, los profesionales, siempre con sus nobles intenciones, arribarán en el sevillano Palacio de Exposiciones y Congresos para soltar los trescientos mil euros del ala que hacen falta, según el director gerente de Fibes, para evitar que se vaya a pique una muestra de vital importancia para el toreo? Me temo que no. Porque, quizá, el problema básico que aún sigue lastrando las decisiones de los que algo tienen que ver en esto es que nadie se lo toma en serio.

     Así las cosas, y pese a que la Fiesta todavía conserva viva su fuerza, hay razones para la preocupación. Y aún pueden acentuarse si los que de ella comen siguen sin ser conscientes de la urgente necesidad de determinar acuerdos para conseguir un espectáculo más brillante, más serio y más puro. Mientras las empresas vayan a lo suyo, los ganaderos a lo mismo y los toreros pidiendo y exigiendo, el que paga por entrar a la plaza, el más sufridor de los sufridores, empezará a abandonarla antes de que se lidie el último toro del desánimo. Y a partir de ahí vendrá toda una animadversión que culminará en la ausencia definitiva.

     Resulta evidente que toca echarle más que cojones a la complejidad del toreo. De algún modo las forzosas soluciones existentes tienen que pasar por una primera: la reducción de emolumentos de todos los que componen el maremágnum de organización del espectáculo taurino con el único objetivo de abaratar los precios de las localidades. Hay que apostar de una vez por todas por la unión del taurinismo en la manera de atraer un público que vive la aventura que entraña ir a los toros en tiempos de miseria. Miseria económica y miseria de una diversión más cabreante que emocionante. Torear en esta plaza debería ser un honor y no un riesgo. Salir por la puerta grande su resultado.


*Manuel Viera es redactor y responsable de las crónicas de Sevilla Taurina, así como director del programa ‘Toros y Punto’, de Punto Radio-Utrera. (manuelviera.com).


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