REAL MAESTRANZA - 6ª Feria de Abril

Devaluada Puerta del Príncipe para Guillermo Hermoso

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Guillermo Hermoso de Mendoza logra su tercera Puerta del Príncipe.

Guillermo Hermoso de Mendoza ha cortado tres orejas en la corrida de rejones y suma su tercera Puerta del Príncipe, premio exagerado con una presidenta que no aguantó la presión. Diego Ventura, con un colosal toreo a caballo, pierde los trofeos con los aceros. Rui Fernandes, ovacionado.


 SEVILLA / Corrida de rejones 

ASTADOS: Se han lidiado toros de la ganadería de San Pelayo, el cuarto lidiado como sobrero; aceptables de presentación y desigual juego. Destacó el tercero, un toro de gran calidad en su embestidas, aunque con escaso fondo. Nobles primero y segundo; mansos y aquerenciados cuarto, quinto y sexto.
REJONEADORES: –Rui Fernandes, saludos y saludos.
Diego Ventura, saludos y saludos tras dos avisos.
Pablo Hermoso de Mendoza, oreja y dos orejas.

INCIDENCIAS: Casi lleno.


Manuel Viera.-

     Es único en el arte de torear a caballo. Es él, y después los demás. Manda en esto porque nadie le iguala. Su tauromaquia, distinta y al filo de lo imposible, enloquece a los tendidos. En su vuelta a la Maestranza volvió a hacer gozar a la gente con un rejoneo tan supremo y diferente que le cataloga como ‘número uno’ indiscutible. Su toreo irresistible llega a los públicos con una inmediatez que asombra.

     Ha sido colosal la lidia al aquerenciado y parado cuarto toro de San Pelayo. Con ‘Fabuloso’ ha mostrado un increíble y fácil dominio del caballo, y una quietud apabullante para clavar banderillas al quiebro de forma magistral. Cabalgando a dos pistas, llevando imantada la embestida a la grupa, ha enloquecido a los tendidos. Con un solo quiebro de ‘Lío’ ha sido capaz de emocionar. Espectacular la forma de clavar arriba y dejar las cortas en un alarde de verdad. Hundió el rejón de muerte, pero el toro, herido de muerte y apoyado en las tablas, no cayó: sonaron dos avisos para fallar después con el descabello y el premio a lo hecho se esfumó. Y es que no fue, ni mucho menos, la tarde de Ventura con los aceros.

     Porque con el noble segundo estuvo enorme, templando la embestida con ‘Nazarí’. Se dejó llegar el toro hasta el mismo pecho de la cabalgadura, dejando el palitroque en todo lo alto y clavando al estribo. Todo un alarde de valor con ‘Bronce’, caballo que utilizó para dejar también arriba las banderillas en una suerte ejecutada con la cabalgadura desprovista del cabezal. Montó a ‘Guadiana’ para clavar banderillas cortas al violín y a dos manos con toda autenticidad. Pero he aquí que el rejón no entró en ninguno de los cuatros intentos que lo utilizó. Un certero descabello desde lo alto de caballo provocó otra fuerte ovación que le obligó a saludar.

     Sin embargo, fue Guillermo Hermoso de Mendoza quien consiguió abrir la Puerta del Príncipe. Un honor que la presidenta del festejo se resistía a conceder. Tal vez porque no fue actuación para tan excelente premio, pero no supo aguantar la presión y claudicó luciendo en la balconada el segundo pañuelo blanco. De todas formas, el joven rejoneador de Estella ofreció durante la tarde toda una muestra de sabiduría en la monta, en los terrenos que pisa y, sobre todo, su talento para este bello arte. Lo hizo con el sexto, manso y aquerenciado en tablas, lo que le obligó a clavar por los adentros en un alarde de valor y buena monta. Fue faena de menos a más, con evidentes fallos al utilizar a ‘Berlín’ para clavar banderillas a una mano en los primeros compases de la lidia, superándose después con un par a dos manos que hizo estallar los tendidos. Un rejón contrario y caído hizo su efecto en el público, que pidió las dos orejas, más con la voz que con el pañuelo, y el palco la concedió.

     Guillermo también le cortó la oreja al tercero, un toro con calidad en la embestida, pero con escaso fondo. Un único rejón de castigo le bastó. Después de algún que otro fallo al clavar dejó banderillas en lo alto haciéndolo al estribo y cabalgando sobre ‘Ilusión’. Sacó a ‘Esencial’ para dejar dos rosas por los adentro con valor y perfecta doma. Lo tumbó de certero rejón. El apéndice no se hizo esperar.

     Rui Fernandes mostró durante toda la tarde un rejoneo sin aspavientos, muy clásico y muy templado. Un toreo a caballo que por sus características de seriedad no llega como debería a ese público deseoso de divertimento. Muy templado anduvo el caballero portugués con el noble y fijo primero. Con ‘Mistral’ clavó arriba, aunque lo hizo a la grupa, y utilizó las vistosas piruetas delante de la cara del toro para adornarse. Lo mejor lo hizo con ‘Artista’, un caballo de raza azteca, con el que citó con un bello balanceo para después adelantar la cabalgadura, dar el pecho y dejar banderillas reunidas. Gustó clavando las rosas, finiquitando la lidia con un atinado rejón de muerte.

     Con el manso cuarto, lidiado como sobrero, mostró técnica y oficio, para sacar al toro de su querencia a las tablas y poder clavar banderillas. Lo hizo con ‘Quiebro’ en una demostración de dominio y saber hacer con un toro parado. Rejón que fulmina, pero todo se queda en una ovación. Cuestión de público y no de afición.


GALERÍA GRÁFICA (Pagés)

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