REAL MAESTRANZA - 11ª Feria de Abril

El Rey de la emoción

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Roca Rey.

Las dos orejas cortadas por Roca Rey y un buen toro de la ganadería de Toros de Cortés, premiado con la vuelta al ruedo, ha sido lo más destacado de una tarde en la que Sebastián Castella dio una vuelta al ruedo y Manzanares fue ovacionado en su lote. La plaza sevillana se llenó.


SEVILLA / Corrida de toros

TOROS: Se han lidiado toros de Victoriano del Río -el tercero y tercero bis de Toros de Cortés-, de desiguales hechuras. Mansos y complicados a excepción de extraordinario cuarto premiado, con la vuelta al ruedo en el arrastre.
ESPADAS:Sebastián Castella (de lila y azabache), silencio y vuelta al ruedo tras aviso.
José María Manzanares (de celeste y oro), saludos tras aviso y saludos.
Roca Rey (de verde y oro), dos orejas y ovación tras aviso.
CUADRILLAS: Saludó en banderillas José Chacón.

INCIDENCIAS: Lleno de ‘No hay billetes’. Lluvia durante la lidia del sexto.


Manuel Viera.-

    Con él se sobrepasa el vigor de la emoción. Da miedo por su sentido del valor. Con él crece la pasión provocada por la firme quietud. No hay frontera capaz de contener a este torero que, cada vez más metido en su concepto, sigue ofreciendo tardes de triunfos. No sólo le bastó ser un valiente  para transformar la tarde en todo un acontecimiento, sino que explotó su toreo con la profundidad de una muleta con la que provocó el delirio en la plaza.

     Quiso el destino que el negro burraco tercero volviera a lo corrales por su falta de fuerzas, y en su lugar salió un sobrero con el hierro de Toros de Cortés, un manso rajado al que no se le picó. Los tres estatuarios de inicio de faena ya revelaron el estatismo en las formas de Roca Rey. De inmediato, buscó la distancia, citó y el bicho huyó a la querencia de chiqueros. Allí continuó la lidia de manera firme y ordenada con la diestra. Sin ceder un ápice a las complicaciones de la mansedumbre supo contener la esencia de su toreo. Mano baja, muleta arrastra, siempre por abajo y adelantada, temple pese al viento, y ligazón. Quizá algún enganchón, condicionado por el fuerte azote de Eolo, pero qué más da. Al fin y al cabo, todo lo hecho contribuyó a enriquecer la tarde. Con tres excepcionales naturales profundos, un fenomenal de pecho y un fantástico pase por bajo  puso la plaza en ebullición, para epilogar faena con circulares invertidos y emotivas arrucinas. Con la estocada recibiendo firmó una obra de talento y solidez que hizo que todo lo hecho fuese suficiente para provocar el entusiasmo de toda una plaza.

     Con el también manso y complicado sexto demostró aplomo y seguridad haciendo creíble lo hecho. Un toreo inteligente, de muleta siempre adelantada, con la que fijó la embestida y la llevó con pulso hasta hilvanar despaciosos muletazos diestros. Un toreo de derecha, e imposible con la izquierda, que vino a menos según transcurrió la lidia. Al final, la espada hizo olvidar cualquier atisbo de descerrajar la ansiada Puerta del Príncipe.

     Castella tuvo en el cuarto de Victoriano del Río, la oportunidad de obtener su gran triunfo en Sevilla. ‘Derramado’ fue un gran toro. Un toro bravo de enorme nobleza e inmensa clase en sus embestidas. Un toro encastado que no dejó de humillar y seguir las telas. Un toro que fue de lejos fijo al caballo y que galopó en banderillas para hacer lucir el par ejecutado por José Chacón. Y Sebastián que ensambló sentidos y hondos muletazos diestros, intercalando emotivos cambios de manos  rematados con muy buenos pases de pecho, en atinada declaración de intenciones. Sin embargo, no fue igual lo hecho con la izquierda. No hubo más, ni tampoco menos. Sólo la estocada trasera y los dos descabellos dieron al traste con el posible trofeo. Le supo a muy poco la vuelta al ruedo entre ovaciones. Sí fue un honor el arrastre para ‘Derramado’ y su bravura.

     Con el descastado y soso primero muy poco pudo hacer el diestro de Beziers pese a la esperanzadora intención en la limpia larga cambiada a portagayola. Un quite por ajustadas chicuelinas e intentos vanos, después, en una lidia que no dejó de ser anodina. Y además, mató mal.

     Muy firme, sin un solo arrepentimiento de ponerse donde se puso, se mostró Manzanares con el complicado y rajado segundo. Con aplomo y con oficio exhibió valor y ganas en una faena de vibrantes muletazos diestros que, de inmediato, llegaron al tendido. Tuvo valor e impactó lo hecho, pero muy poco duró. El manso huyó buscando salidas y, aunque en la querencia lo volvió a intentar, nada pasó. Hundió la espada y le ovacionaron por su actitud.

     También tuvo sus complicaciones el anovillado quinto, un toro de embestidas descompuestas y a la defensiva, del que nada sacó. Algún que otro muletazo diestro y poco más. Y esta vez lo pinchó.


AL NATURAL

Tarde nada indiferente

Francisco Mateos.-

     A Castella se le sigue atragantando Sevilla. Por esto o por aquello, la cosa no termina de romper. Hoy ha tenido un gran toro, excelente para la faena, que ha embestido tanto y tan bien, que se ha comido en gran parte la muleta del torero francés. Por el izquierdo no lo ha visto, y sólo una tanda y sin calidad suficiente. Y por la derecha hubo momentos buenos, bellos, intensos, pero pareció -al menos a mí- que faltó más, un punto más de bajar la mano, de forzar el toreo más despacio, de atemperar la codicia del toro. Ha estado Castella bien, sí; pero creo que el toro estuvo mejor, o lo que es lo mismo: le faltó a Castella un poco más para estar a la altura de las embestidas del toro de Victoriano del Río. No obstante, con el presidente más facilón en el palco, se le escapó con los aceros el doble trofeo; seguro. De hecho, apenas tardó unos segundos el presidente en conceder la vuelta al ruedo al buen toro cuando afloraron los primeros pañuelos y silbidos en su demanda. La vuelta al ruedo al toro no se puede decir que sea injusta, pero tampoco justa. Creo que estaba en el límite, y un presidente blandito está claro que se iba a inclinar siempre hacia el mismo lado; el de la exigencia por la parte mínima.

     Excelente la actitud de Roca Rey. Da miedo verlo por lo que hace y por cómo lo hace. Asusta. Y gusta. Muy buena faena la de las dos orejas -curiosamente, las únicas dos orejas de la Feria en un mismo astado ha sido a un sobrero- a un toro complicado de mantenerlo hilvanado en la muleta. El peruano lo consiguió de principio a fin. Quizás no son necesarios tantos alardes de valor a final de faena, que supongo serán motivos mayoritario de los muchos volteretones que se lleva ‘rey’ del miedo; se puede demostrar el valor toreando en tandas. Pero tiempo tendrá de madurar estos conceptos, ya que el empuje de su juventud le puede. Como deberá madurar que no se le puede escapar una Puerta del Príncipe cuando la tienes ahí, tan cerca, a tan sólo un golpe de estocada.

     Manzanares lo tenia hoy todo a favor para conquistar el trofeo de ‘Triunfador’ de la Feria con las dos orejas que ya acumulaba de su primer paseíllo maestrante. La plaza llena, con un público variopinto y en gran parte muy festivo y proclive a los excesos, un presidente blandengue, una música como siempre entregada a él… Manzanares no ha estado mal porque no ha tenido un buen lote, pero cuando tienes esa posibilidad de alzarte con claridad en ‘Triunfador’, hay que apostar más, aunque sea con un manso y rajado toro. Faltó ambición y convicción, exigible a quien en Sevilla está en lo más alto.

     Lo bueno de todo esto es que la tarde ha sido -además de excesivamente larga, como tantas otras en Sevilla- entretenida, muy interesante, de no dejar indiferente a nadie.


LA CORRIDA, AL COMPÁS

Dos gallos en farolillos

Fernando Naranjo.-

Declaración de intenciones
de este nuevo Bonaparte,
aromas que aquí comparte
con preciadas vibraciones,
son sobradas las razones
y por medio un ‘Entonado’
entipado ensabanado
para entonar la asamblea
entre gallos de pelea
sobre este ruedo dorado.

Tuviera la flor de lis
un cuarto muy ‘derramado’,
un bravo bien despachado
juntito al Guadalquivir;
para Sevilla sentir
lo hondo de la emoción;
dedicándole ovación
al gabacho ‘toreador’
un ‘Escamillo’ señor
que ha animado la función.

Él vino de azul celeste,
copia del cielo andaluz;
mas el viento fue su cruz,
racheado a suroeste,
y no pudiera ser este
ansiado triunfo final;
aunque apostó muy formal
no siempre es el toro aquel
que te permita un clavel
con orgullo pasear.

El quinto fue correoso
‘Casero’, negro listón,
no permitió la reunión
y fue su gozo aquel pozo
enajenando los gozos
de enclasada periferia
de un bonito fin de feria
y agasajar al torero;
el querido turronero
de esta Maestranza seria.

Y llegó el gallo peruano
con un kirikí profundo
ante ese toro iracundo;
mas, pronto bajó la mano
y el público sevillano,
que sabe tener modales,
de aquel bravo ‘Soleares’
le concedió dos orejas
mientras su plaza mudéjar
batió palmas a raudales.

Y apareció el aguacero
ante ese sexto ‘Exclusivo’,
con su plan dubitativo,
se atemperara el torero
que estuvo firme y severo,
y ofreció manoletinas.
Mas, el viento de rutina
acabó sin fundamento
con todo el toreo lento
que un acero no culmina.


GALERÍA GRÁFICA


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