REAL MAESTRANZA / 3ª Novillada promoción

Rafael Cerro, creativo y emocionante

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Rafael Cerro, el joven aspirante de la Escuela Taurina de Badajoz, ha cortado la única oreja en el tercer festejo de promoción en la Maestranza, tras sorprender con un cadencioso toreo de capa y una colección de soberbios naturales. La baja colocación de la espada le restó méritos para la consecución del doble trofeo.

LA FICHA

 
ERALES: Se han lidiado erales de Villamarta, de aceptable presentación, nobles y manejables. Destacó el noble y bravo sexto.

NOVELES: –Verónica Rodríguez, de grana y oro (Escuela de San Fernando), silencio tras aviso.
Carlos Ruiz, de azul y oro (Escuela de Chiclana), vuelta tras leve petición.
Kevin Gutiérrez, de azul y oro (Bollullos de la Mitación), saludos tras dos avisos.
Fernández Ramos, de verde y oro (Escuela de El Puerto), silencio.
Iván Menacho, de azul y oro (Castilblanco de los Arroyos), vuelta tras aviso.
Rafael Cerro, de teja y seda blanca (Escuela de Badajoz), oreja.
 
INCIDENCIAS: Algo más de media plaza.


 

Rafael Cerro pasea la oreja cortada la sexto de Villamarta. (FOTO: Sevilla Taurina)

GALERÍA GRÁFICA
EL APUNTE
En breve

 Manuel Viera.-

     Desde el templado capote hasta la cadencia de su muleta, este joven de Navalmoral de la Mata y perteneciente a la Escuela de Badajoz mostró su toreo ya pasada la medianoche de forma tan sugestiva como variada. La sinfonía de lances adornada con el brillo majestuoso de la cadencia fue el interesante prólogo de quien cultiva el arte de torear con una finura, una elegancia y un refinamiento echados demasiadas veces en falta en estos que empiezan. La belleza del pase, la frescura del trazo y la combinación de un valor sereno con la precisión de cada pase para conseguir la ligazón, justificaron con creces la propuesta de Rafael Cerro para llegar a ser alguien en esto.

     La faena constituyó una brillante obra, nada convencional, con el contrapunto de la armonía y el compás. Rafael toreó muy despacio y de forma especialmente expresiva con la izquierda. La colección de soberbios naturales, largos, cadenciosos, con la tela a rastras, hacia adentro y rematados todos por abajo fueron el fiel reflejo de la riqueza de un toreo creativo y emocionante. Este pacense, al parecer, tiene una inagotable capacidad para ejecutar más que un toreo interesante. En realidad, la sensibilidad que desprendió en cada unos de los muletazos que le ejecutó al noble y bravo eral de Villamarta, junto a la variedad de pases y adornos, le dieron contenido a la notable faena. La baja colocación de la espada le restó méritos para la consecución del doble trofeo.

     En cualquier caso fue él quien definió la noche. Porque Verónica Rodríguez, pese a su esfuerzo por estar y agradar, no consiguió más que unos bien dibujados adornos finales. La mallorquina perteneciente a la Escuela de San Fernando mostró más desconfianza que seguridad y pésimo manejo de los aceros.

     Sí dejó muestra de buen gusto en sus formas clásicas Carlos Ruiz. El representante de la Escuela de Chiclana expuso su oficio para ejecutar un toreo despacio y bien trazado al noble aunque flojo ‘villamarta’. Con media estocada finiquitó lo hecho, dando la vuelta al ruedo tras leve petición.

     No pudo Kevin Gutiérrez mandar en la embestida del manso y distraído tercero. El aspirante de Bollullos de la Mitación realizó un trasteo acelerado y deshilvanado, con más voluntad que acierto. De todas formas, y pese a no matar bien, le obligaron a saludar sus muchos seguidores.

     Quien sí llegó a la gente y fue encontrando paso a paso un nuevo detalle para gustar fue Fernández Ramos. Este joven de San Fernando y perteneciente a la Escuela de El Puerto de Santa María mostró valor en unas formas basadas en la quietud. Ramos, que asentó las zapatillas e intentó mandar en la noble embestida del eral de Villamarta, dejó intuir con la izquierda un toreo agradable, de muleta adelantada y trazo despacioso al que le faltó ligazón. Un feo bajonazo dejó en silencio el interesante trasteo.

     Otro que se quedó quieto en los inicios de faena, aunque no con el capote, fue Iván Menacho. Este sevillano de Castilblanco de los Arroyos quiso en todo momento hacer las cosas muy bien. Citó con la muleta muy adelantada, dibujó el trazo pero le costaba un mundo mandar en la embestida. A la falta de oficio se le unió las complicaciones que le planteó el eral más encastado de la noche. Pese a ello dejó muestras de un buen concepto del toreo. Con una peculiar y personal forma de matar consiguió la estocada al tercer intento.


EL APUNTE 

En breve

 



 

GALERÍA GRÁFICA

Verónica Rodríguez. (FOTO: Sevilla Taurina)

Carlos Ruiz. (FOTO: Sevilla Taurina)

Kevin Gutiérrez. (FOTO: Sevilla Taurina)

Fernández Ramos. (FOTO: Sevilla Taurina)

Iván Menacho. (FOTO: Sevilla Taurina)

Rafael Cerro. (FOTO: Sevilla Taurina)

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