El obrero y el patrón

Álvaro Acevedo.-

     Todavía hay gentes capaces de discernir entre izquierda y derecha en este mundo en el que la única ideología existente es la del dinero. El crack en cuestión ha sido Eduardo Canorea, que en la rueda de prensa (o balsa de aceite) del otro día se permitió el lujo de hablar de "empresarios de izquierdas" y "obreros de derechas". De verdad, apoteósico. José Tomás quería la corrida de Cuvillo, y Cayetano, negociar sus derechos de imagen directamente con la televisión. ¡Serán 'fachas' los notas! Y el progre Canorea ha hecho un negocio redondo librándose de José Tomás, Cayetano y Perera, pero como el hombre es de izquierdas, los beneficios los repartirá con el resto de la comunidad obrera. Vamos, que Sergio Aguilar va a ganar lo menos 'ocho kilos' por matar la de Palha.

     Luego está lo de llamar 'obreros' a los toreros. Se enredó Eduardo en una inextricable perorata jurídica para asegurar que sí, que la situación contractual entre empresario taurino y matador de toros es la misma que la del patrón y el obrero. Formalmente, puede que incluso sea así –aunque lo dudo, toda vez que muchos toreros son sociedades anónimas o limitadas– pero aparte de esta contradicción, es obvio que la relación de un empresario y un torero a la hora de negociar no debería ser nunca la misma que la del patrón con el obrero. No debería ser pero a veces lo es, y yo creo que inconscientemente Eduardo ha desvelado sus auténticos sueños mercantiles: toreros (y ganaderos) con naturaleza de obreros que ruegan un puesto en Sevilla a cambio de un sueldo digno.

     La triste realidad, sin embargo, no difiere mucho de los deseos empresariales de la pareja Canorea-Valencia. Si no, díganme ustedes a qué se debe la masiva presencia de matadores sin cartel (algunos ya en caída libre) muy buen puestos en la Feria de Abril de Sevilla. Y díganme, igualmente, qué opinan de la ausencia de tres de los cinco toreros más caros del escalafón (qué casualidad) con la habilidad añadida por parte de los patrones de obstaculizar las negociaciones antes de llegar al peliagudo asunto del dinero. La de Cuvillo no la compramos no sea que le guste a José Tomás; el Domingo de Resurrección lo hemos cerrado por si a Perera se le ocurre pedir la fecha; y a usted, Cayetano, no lo llamamos no sea que se arregle con la televisión al margen nuestra y cunda el ejemplo para el resto de figuras. Y se nos joda el negocio. Que la explotación del coso de la Maestranza lo ejerce una empresa privada, vale; pero que lo que se organiza es un acto público que afecta a la categoría taurina de la ciudad, también. Y Sevilla se merece, no digo que otros empresarios, pero sí que otros carteles.

Post scriptum: en las ruedas de prensa, los protagonistas están ahí para responder a las preguntas, pero si se niegan a hacerlo, los periodistas sobran en semejante farsa. Por eso me fui antes de que acabara la misma, Eduardo Canorea.

*Álvaro Acevedo es periodista taurino sevillano de Cope-Sevilla, 6Toros6 y Cuadernos de Tauromaquia. / Publicado en 6Toros6.