Intoreables novillos de Rocío de la Cámara

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Intoreables novillos de Rocío de la Cámara

Real Maestranza – Novillada con picadores, Domingo 9 de Septiembre de 2007

NOVILLOS: Se han lidiado novillos de la ganadería de Rocío de la Cámara, muy bien presentados aunque mansos, inválidos y descastados.

NOVILLEROS:José Caraballo, de celeste y oro, silencio y aaludos tras aviso.
Sandra Moscoso, de purísima y oro, silencio y silencio tras aviso.
Julián Gil, de nazareno y oro, silencio y silencio.

INCIDENCIAS: Un cuarto de plaza. Los tres debutaban como novillero con picadores en esta plaza.

Los descastados, mansos e inválidos utreros se cargaron las ilusiones de los tres debutantes: Caraballo, Sandra Moscoso y Julián Gil. José Caraballo logró saludar desde el tercio. Los tres se mostraron con ganas pero sin material para poder desarrollar su toreo.


Al primero fue imposible darle un pase.
FOTO: Matito.

Manuel Viera.-

Con enormes dosis de buena voluntad y no menos arrojo, Sandra Moscoso quiso durante toda la tarde quedarse quieta y hacer pasar al novillo por el camino que le trazaba la tela sin mover un sólo músculo de su anatomía. Difícil lo tuvo con los mansos, inválidos y descastados utreros de Rocío de la Cámara. No hubo forma con tan infumables animalitos mostrar la enorme disposición que la torero de Jerez guardaba durante meses para su presentación en Sevilla. No hubo forma en esta engañosa oportunidad de mostrar en la Maestranza los atisbos de cualidades y calidades de esta joven dispuesta a ser torero.

Entrega, sin más, con valentía y ganas. El más valioso mérito de esta torero honesta y consciente de sus propias limitaciones. No es lo suyo la capa, pero le supo a poco lo eximio de los ligados muletazos diestros templados y despaciosos que le trazó al segundo, un novillo que aunque cuidado en varas rodó por el albero en los inicios de faena. Después, con la zurda, ni un pase le pudo dibujar al parado


Natural de Sandra Moscoso al segundo de la tarde.
FOTO: Matito.

animal. Con el quinto, intoreable por la pésima calidad de sus embestidas, lo intentó sin desfallecer, ora por la derecha, ora por la izquierda, sin el más mínimo resultado positivo. Con ambos anduvo fácil con la espada, aunque no muy ortodoxas resultaron las estocadas. No obstante, lo poco hecho, hecho está. Ahí queda, en Sevilla y en la Maestranza: la incansable entrega y la dura porfía por superar la difícil prueba de su debut, aunque no encontrara al final el soñado eco del triunfo.

Los utreros de Rocío de la Cámara sólo sirvieron para admirar sus bonitas hechuras. La buena presentación no casó con el comportamiento en el ruedo. Todo un excepcional 'regalo' para los que buscan en esta plaza el billete del tren en el que subirse en busca del soñado triunfo. Imposible lo tuvieron los también debutantes José Caraballo y Julián Gil.

Con excepción de las primeras tandas de muletazos diestros al cuarto -el único novillo de la tarde que acudió a los engaños con atisbo de calidad en sus embestidas-, la faena de José Caraballo fue


Julián Gil en un pase de pecho al ensabanado
que hizo tercero.
FOTO: Matito.

perdiendo importancia. De todas formas supo hilvanar a derecha y con cuidado temple pases largos, de muleta siempre puesta, de pulso notable y con la firma de los de pecho. Perdió nota en el toreo de izquierda, para diluirse después con la derecha una faena que vino a menos. No mató bien y todo quedó en un simple saludo desde el tercio. El descastado e inválido primero, que se echó en el prólogo de faena, no admitió ni un sólo pase. Con una estocada a novillo parado lo mandó al desolladero.

Julián Gil se topó con un manso tercero que se defendía de los engaños como alma en pena. A pesar de la manifiesta voluntad del sevillano, sólo escasos detalles de sus interesantes formas quedaron patentes. Fue toda una porfía por sacar un pase limpio. Demasiados enganchones y no menos desarmes, y para colmo de males mató mal. El sexto fue malo de solemnidad. Gil anduvo a la deriva sin centrase con la capa ni con la muleta. Y es que para este tipo de oportunidades mejor no venir.

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AL NATURAL
Francisco Mateos

¿Es que alguien no lo sabía?

Hoy, novillos de Rocío de la Cámara, gran fracaso. El pasado 15 de agosto, toros del Conde de la Maza, gran fracaso. ¿Es que había alguien que no lo sabía? Aparte de los empresarios, claro. Lo bonito del toreo es que nada es previsible… pero a veces hay circunstancias que si no son previsibles, se le parece mucho.

A ver, hagamos una pregunta, por si aún alguien no lo entiende: ¿por qué la empresa no anuncia la corrida del Conde de la Maza el Domingo de Resurrección? O dicho de otra forma: ¿por qué El Cid, Morante, Ponce,… no matan una sola corrida de este hierro? Otra pregunta: ¿por qué los novilleros punteros no se apunta a la de Rocío de la Cámara? Pues obviamente, porque, aunque en el toreo nada es previsible al 100%, hay circunstancias que sí se le parecen mucho. Evidentemente, ni los novilleros punteros ni las consagradas figuras tienen confianza alguna en algo tan descastado y manso como estas dos ganaderías. Entonces, ¿por qué los empresarios de Sevilla se obstinan en anunciarlas un año sí y otro también, y prueban con otros hierros que al menos tengan el beneficio de la duda? A ver si va ser como aquello de la madre del soldadito el día de la Jura de Bandera: "qué bien desfila mi niño, que todos llevan el paso cambiado menos él", y resulta que la empresa es la única que sí veía a priori que la corrida del Conde de la Maza lidiada hace casi un mes y la novillada de esta tarde de Rocío de la Cámara eran de total confianza.

La empresa ha fracasado en estos dos festejos de forma importante; y lo peor es que sabiéndolo. Y si no lo sabían, más grave aun. Evidentemente, un toro condeso, o un novillo de Rocío de la Cámara se puede equivocar; uno de cien. Canorea y Valencia son taurinos, y más le vale que pongan los oídos en los corrillos de sus homónimos a la entrada de ambos festejos: "Hoy poco vamos a ver con este ganado.. ¡A ver si hay suerte y se equivoca uno y embiste!" (palabra de taurino. ¡Amén!).

Lo malo de esto (o lo bueno) es que los aficionados somos como los toros bravos, nos crecemos en el castigo. El toro, sabiendo que allí donde está el caballo y el peto, tras la primera vara, duele, lo cita de nuevo el piquero y acude. Nosotros, aun a sabiendas de que la empresa nos oferta dos ganaderías de nula confianza, nos cita de nuevo Canorea y Valencia y embestimos para que nos clave dos puyazos de descastamiento puro y duro. Para ponermos en un altar. ¡¡Ajus!!

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