REAL MAESTRANZA - Novillada sin picadores

Eric Olivera destaca en la primera novillada nocturna

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Eric Olivera.

El representante de la Escuela Taurina de Badajoz da dos vueltas al ruedo tras hacer lo mejor con los encastados erales de La Quinta. Se pidió con mayoría la oreja pero el debutante presidente no la concedió. Participaron dos sevillanos: Carlos Fernández dejó una actuación desigual, y Manuel Casado puso más raza que toreo.


SEVILLA / Novillada sin picadores

ERALES: Se han lidiado erales de la ganadería de La Quinta, bien presentados y encastados. Mejores, primero, tercero y sexto.
NOVILLEROS:Carlos Fernández (Lora del Río), vuelta al ruedo tras aviso.
José María Trigueros (Escuela de Murcia), silencio tras aviso.
Álvaro de Chinchón (Escuela ‘El Juli’-Arganda), silencio tras aviso.
Manuel Casado (Lora del Río), silencio tras petición con aviso.
Eric Olivera (Escuela de Badajoz), dos vueltas al ruedo tras fuerte petición con aviso.
Víctor Barroso (Escuela La Gallosina-El Puerto), silencio.
INCIDENCIAS: Media plaza. Debutó ocupando el palco el presidente suplente Joaquín José Herrera Rey.


Manuel Viera.-

   La primera nocturna de este nuevo e ilusionante ciclo de novilladas de promoción acabó inclinando la balanza en beneficio de un toreo que atisbó la diferencial forma de hacerlo. Fueron detalles con el capote que hicieron vislumbrar el buen gusto en las formas. Eric Olivera, el representante de la escuela de Badajoz, toreó despacio y gustó en una faena en la que le pudo al complicado quinto de La Quinta, un eral de embestida corta y descompuesta. Bien colocado y citando siempre con la muleta adelantada compuso una lidia, aunque desigual, de interesante contenido y buenas sensaciones, que dio lugar a un hacer muy útil para contemplar. Fue lo mejor de una faena de esbozos donde los detalles epilogaron la estocada. Le pidieron el apéndice con fuerza de voz y pañuelos, pero el debutante presidente los obvió.

     Fue esto lo más destacado de la noche. Carlos Fernández anduvo desigual con el primero, un encastado eral que se movió mucho y bien, y con el que el representante de Lora del Río apuntó maneras, sobre todo al natural, aunque la faena no cogió la esperada altura. Ceremonioso y animoso dejó media espada hundida, merecedora para él de una vuelta al ruedo que nadie le pidió.

     También el segundo mostró embestidas tan complejas como encastadas. José María Trigueros, de la escuela de Murcia, le costó mandar en las acometidas, sobre todo, con la derecha. Mejor fue el trazo del natural con el que dejó lo mejor de su hacer. Con la espada fue nefasto.

     A Álvaro de Chinchón se le pudo atisbar su buen concepto con el tercero, un noble eral con clase en sus embestidas, al que el representante de la escuela de Arganda se pudo lucir con el capote, y aún mejor al natural. Con la mano izquierda buscó la fluidez de su toreo con un tono reposado, hondo y bien rematado trazo. Todo lo estropeó con los aceros.

     Muy complicado por encastado fue el cuarto. Con él se entregó el también representante de Lora del Río, Manuel Casado, un novillero con más raza que toreo que se motivó sobremanera aupado por la gran cantidad de seguidores que ocupaban los tendidos. De todas formas, además de su actitud, pudo mostrar algún que otro buen muletazo diestro jaleado con fuerza. Con la espada, muy mal.

     Finalizó festejo con el sexto Víctor Barroso. Al joven representante de la Escuela ‘La Gallosina’ de El Puerto de Santa María se le apreció su escaso bagaje durante la lidia. No obstante, mostró entrega y buen gusto ante un buen eral que humilló en las telas con fijeza. Faena de escaso contenido con trazos a veces templados y otros confusos y despegados.


GALERÍA GRÁFICA (Pagés)

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