OPINIÓN.- De dos en dos

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«…Dos veteranos, otra vez dos, El Fundi y Pepín Liria, dieron la dimensión épica de la Fiesta. Esa que le da grandeza, pues el enfrentamiento es con toros sin discusión. Valga ese calificativo de «sin discusión», pues son muchas, demasiadas, las tardes en las que la presencia del toro es muy discutible; es más, el comportamiento del toro es más discutible todavía. Quizás sea esta la asignatura pendiente para aficionados de ocasión: presenciar la grandeza del toreo con el toro encastado. Estos dos toreros lo hicieron de verdad…»


FOTO: Matito.

Antolín Castro.-

     Sevilla comenzó con este signo al anunciar dos corridas del mismo ganadero, Juan Pedro Domecq, y este número marcó la Feria. Y lo marcó de forma muy negativa con la lidia de estos dos encierros, a lo que se añadió otro encierro hermano, el de Parladé. No es habitual que se lidie repetidamente en un ciclo ferial un mismo hierro, pero mucho menos que termine en boca de todos y con el calificativo de clamoroso petardo. Madrid se ha apuntado a repetir ganaderías, por dos veces aunque no sea esta de Sevilla, en sus próximas ferias, ya veremos qué pasa.

     El dos, y volviendo a él, es el número que ha presidido la Feria sevillana. Ese número de veces han ido a parar las orejas a las manos del rejoneador Diego Ventura, quien se apuntó a actuar las dos tardes en las que se han ofrecido rejones y en ambas ha saboreado dos vueltas al ruedo maestrante con dos orejas en las manos. Dos tardes, al contrario que el ganadero, dos triunfos. Único en traspasar la Puerta del Príncipe y máximo triunfador del ciclo con sus cinco orejas cortadas.

     Dos orejas han sido también los trofeos conseguidos por otro dos jóvenes espadas. Sólo dos lo han logrado: portar las dos orejas de un toro en la Feria. Perera y Manzanares son los dos toreros que ostentan ese título, si bien uno de ellos, el alicantino Manzanares, lo logró ante un toro poco rematado -por no decir anovillado- ante el diluvio, logrando trofeo en su otra tarde. Perera por su parte, realizó para los maestrantes la mejor faena de la Feria. Estos dos toreros han destacado, con sus triunfos, siendo dos de los jóvenes en los que ponían más esperanzas público y aficionados.

     Dos veteranos, otra vez dos, El Fundi y Pepín Liria, dieron la dimensión épica de la Fiesta. Esa que le da grandeza, pues el enfrentamiento es con toros sin discusión. Valga ese calificativo de 'sin discusión', pues son muchas, demasiadas, las tardes en las que la presencia del toro es muy discutible; es más, el comportamiento del toro es más discutible todavía. El madrileño y el murciano rayaron a gran altura, pusieron el listón muy alto en lo que se define como el


FOTO: Matito.

toreo vs salvar las dificultades que les presentan sus enemigos. Quizás sea esta la asignatura pendiente para aficionados de ocasión: presenciar la grandeza del toreo con el toro encastado. Estos dos toreros lo hicieron de verdad.

     Dos toreros más dieron la talla, junto a Liria, la tarde de los 'victorinos', siendo esta la tarde que mas se asemejó a lo que debería ser una auténtica corrida de toros. Ferrera y El Cid, contribuyeron a que el espectáculo que siempre existe cuando hay toro encastado, tuvieran delante también toreros encastados.

     Dos, toreros de proyección y esperanza, son los que más han dejado la sensación de paso atrás. Sebastián Castella y Alejandro Talavante, los dos casos mas sonoros de toreros que no han subido escalón con relación a lo que se espera de ellos y de lo que fueron capaces de representar el pasado año. El francés, con su nueva imagen y dirección de apoderamiento, se le ha visto bajo y al extremeño se le nota sin chispa o sin suerte en los sorteos, pero que no es, ni mucho menos, el comienzo de la temporada pasada.

     Dos suspensiones por lluvia a la mañana marcaron, por inusual, un hito también en la Feria sevillana. Esa forma de llover no ofreció dudas a la hora de suspender antes del sorteo matinal. Dos formas de ver la responsabilidad en la suspensión vespertina del tercer festejo. Una, quienes defienden que el presidente veló por los intereses del público y por la seguridad de los toreros. Dos, quienes mantienen que si dijo que esperaría media hora, además informando al público, no puede hurtarles a ellos y a los espadas esos minutos para la toma de la decisión.

     Hasta dos cabestreros en la plaza hemos visto, pues al titular, que ha salido mucho más de lo esperado y menos de lo necesario, le acompañó y ayudó en una ocasión el conocido Florito. Podríamos decir que dos horas duran las corridas, pero siempre fueron mucho más lejos, llegando a cumplir las tres horas en el último día. No se sabe muy bien la razón de este alargamiento, pues ni se pica, ni hay quites, ni nada, pero el caso es que las corridas ya no duran dos horas desde hace mucho tiempo.

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