Roca Rey, suma y sigue

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Roca Rey, con las dos orejas del tercer astado de Victoriano del Río.

El diestro peruano Andrés Roca Rey le ha cortado las dos orejas a un bravo toro de la ganadería de Victoriano del Rio, lidiado en tercer lugar. En el sexto podría haber cortado otra oreja de no fallar con la espada. Miguel Ángel Perera dio una vuelta al ruedo en su primer toro. El sevillano Juan Ortega acaba su Feria silenciado.


SEVILLA / Corrida de toros

TOROS: Se han lidiado cuatro toros de Victoriano del Río, desiguales de presentación y juego. El mejor, el bravo tercero; de escasa fuerza y calidad en sus embestidas, el primero; manso el segundo; noble y soso el cuarto; a la defensiva el quinto; noble y de escasa casta el sexto.
ESPADAS:Miguel Ángel Perera (de azul marino y oro), vuelta al ruedo y silencio.
Juan Ortega (de verde manzana y oro), silencio y silencio.
Roca Rey (de celeste y oro), dos orejas tras aviso y silencio tras aviso.
CUADRILLAS: Saludó tras colocar banderillas al segundo Antonio Chacón.
INCIDENCIAS: Lleno de ‘No hay billetes’.


Manuel Viera.-

     Bueno, sí; me digo para mí. Muy cierto todo. Eso es torear, jugarse el pellejo en momentos sobrecogedores de impacto. Emociones con las que no me reconozco y, sin embargo, provocan pasiones en la gente. Reconocimiento absoluto del público a lo hecho. Estocada, dos orejas. Triunfo total. Roca Rey suma y sigue. Un nuevo triunfo viene a enriquecer la tauromaquia del joven torero peruano, cuyo talento estuvo al servicio de un buen toro, buenísimo fue ‘Manisero’, lidiado en tercer lugar, el mejor de la desigual corrida de Victoriano del Rio y otro toro bravo en la Feria. Así lo testimonió el toreo contenido en una faena caracterizada por templados muletazos diestros y el profundo trazo del natural. Un largo trasteo que prologó con unos estatuarios, quieto y derecho como un junco, para hilvanar, después, un toreo hecho despacio y de largos pases con la derecha, algunos con tendencia hacia afuera, y otros completos circulares que llegaron al público con desbordante pasión.

     Fue mejor la despaciosidad del toreo al natural. Un toreo en el que se pondera las pasiones con la angustia; sobre todo, cuando se acortan las distancias y se pisan terrenos comprometidos. Emociones inquietas con las que se reconoce la lidia del diestro limeño o, sin salir de lo mostrado, el relato de una forma de torear singular y apasionante.

     Por su capacidad para transmitir situaciones extremas, Roca Rey se enseñoreó con un notable toreo de izquierda, muy vertical y de menor holgura, con la intención de dejar las cosas claras. Y bien que las dejó cuando ligó muletazos inverosímiles en un palmo de terreno. Venía a hacer el toreo y con ganas de abrir una Puerta del Príncipe que al final una espada le cerró. Porque la hubiese abierto si el acero ocupa su lugar en el primer intento, pese a que la lidia del sexto se distanciara de lo mejor. Fue menos emotiva la versión del natural que, a pesar del notable trazo, con la tendencia de desplazarlo hacia afuera lo afeó. Hubo toreo diestro templado y ligado, y hasta el toreo de izquierda lució con bonitos trazos. Volvió al acostumbrado arrimón con el que calentó a un público dispuesto a verlo salir en volandas, pero lo pinchó.

     Miguel Ángel Perera dio muestra de recursos para dominar la calidad delas embestidas del noble y flojo primero. Profundidad expresiva en el trazo, habilidad técnica y virtuosismo en un toreo de momentos interesantes. Toreó despacio con la derecha en series de muletazos largos muy bien rematado con los de pecho. Muy despacio lo hizo también con la izquierda, aunque la intensidad de los trazos fue menor por el escaso fondo de un animal, que acabó yéndose a las tablas. La estocada no fue suficiente para alcanzar el apéndice que la gente le pidió en menor intensidad. Todo lo que le hizo el extremeño al noble, soso y parado cuarto toro careció de emoción. Se vino abajo el animal y el torero también. Con un espadazo lo finiquitó.

     Y Juan Ortega no tuvo su tarde, ni toros para mostrar ese toreo único y diferencial de su tauromaquia. El segundo, manso, tuvo una brusca acometida que el torero de Triana no pudo dominar. Atisbó la verónica con el capote y prologó faena con unos ayudados por bajo de exquisito gusto. Todo lo demás careció de emoción. Y el quinto fue un toro a la defensiva que no le dejó trazar un solo muletazo limpio. A ambos los tumbó de estocada.


AL NATURAL

Excesos feriales

Francisco Mateos.-

     Menudo los dos que me tocaron al lado esta tarde. Les salía el ‘rebujito’ por las orejas… Es lo que tiene esta plaza que antes ocupaban cabales aficionados, abonados de toda la vida, y que han ido abandonando los duros escaños maestrantes a la par de esa bajada de las exigencias en todos los niveles de la Fiesta, la vista gorda de la autoridad y la llegada de este público festivalero, fluctuante, ávido de triunfo fácil y… excesos en el Real de Feria. Me decían que cómo se nota que «comen bien estos ‘juampedros'»; y cuando empezó a capotear Juan Ortega lo tomaron por Roca Rey… Y la cosa es que tenían algunos conocimientos taurinos. Otros comentarios tenían un contenido correcto, pero supongo que los efectos de los alcoholes caseteros del mediodía le estaban pasando notablemente factura. Al rebufo de este escenario tan a favor, el nombre de Roca Rey atrae a una gran masa a la plaza. El torero lo sabe.

     La autoridad en Sevilla hace tiempo que desapareció. Los toros que se lidian, en su mayoría, no tienen el trapío para la categoría de esta plaza. No hay exigencias en los corrales. Se aprueban toros impensables para Sevilla. Se ha nombrado un cuarto presidente; o presidenta en este caso. Ya lo he comentado en alguna ocasión: cuatro presidentes es una barbaridad para la Feria de Sevilla, excesivo. La presidenta Macarena es más de lo mismo: sin criterio en los corrales por la mañana, aprobando toros indignos de una Feria de Abril, e incapaz de controlar los efluvios feriales y excesos valorativos de los fluctuantes tendidos.

     Y con este escenario, alfombra roja para toreros como Roca Rey. Sin duda es el que más toros es capaz de aprovechar. Listo como él solo y con un valor fuera de duda. Ha estado bien, pues claro que sí. Pero de ahí, a que sólo porque no ha entrado a la primera la espada en el sexto hubiera habido hoy una Puerta del Príncipe hay un salto cualitativo. El conjunto de la tarde del peruano no era para ese gran premio. Ha estado bien, sí, con un lote bastante favorable, pero hay que pedirle mayor ajuste, más remate, más calidad y más profundidad.


GALERÍA GRÁFICA (Pagés)

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