El diestro sevillano Manuel Escribano ha vuelto a darlo todo en un concepto de lidia total en la Real Maestranza. El torero de Gerena le corta las dos orejas a un encastado toro de Victorino Martín, premiado con la vuelta al ruedo. Daniel Luque, que brindó a la memoria de su padre, es ovacionado y El Cid silenciado.
SEVILLA / Corrida de toros
TOROS: Se han lidiado toros de la ganadería de Victorino Martín, bien presentados, encastados y peligrosos. El mejor el quinto, un toro muy encastado, premiado con la vuelta al ruedo. Muy complicado, el primero; mansito, el segundo; con peligro y rajado al final, el tercero; manso con genio y rajado, el cuarto; malo con peligro, el sexto.
ESPADAS: –Manuel Jesús ‘El Cid’ (de tabaco y oro), silencio y silencio.
–Manuel Escribano (de azul marino y oro), saludos tras aviso y dos orejas tras aviso.
–Daniel Luque (de verde y oro), saludos y silencio.
CUADRILLAS: Saludaron en banderillas Juan Sierra -que también bregó de forma notable en el primero- y Juan Antonio Maguilla.
INCIDENCIAS: Plaza llena.
Manuel Viera.-
No deja de ser curioso que toda esa exigencia de los toros de Victorino Martín diera como resultado una cada vez mayor y más consciente voluntad de verdad en el ruedo. Porque la corrida venida desde ‘Las Tiesas’ ha tenido mucho que torear. Interesante por compleja, emocionante por la eminente casta y peligrosa por las aviesas intenciones de unos toros de acometidas enrevesadas.
Así, la lidia del muy encastado quinto fue estremecedora y de una intensidad apabullante, en la que Manuel Escribano expuso todo su valor y expresó todo su toreo. Una lidia que bastó para confirmar que todo lo hecho al buen ‘victorino’ fue mucho más que una demostración de esfuerzo y valentía. Fue faena convincente que se erigió en modelo de seguridad y poder. Una lidia que despertó el entusiasmo y la admiración del público que llenaba la Maestranza.
Manuel se arrodilló delante de chiqueros para trazar esa larga cambiada que se hilvanó con los lances a compás en los medios. Banderilleó con su personal estilo, fuerza y verdad, destacando ese par al quiebro por los adentros apoyado en las tablas que es puro dramatismo. Y después toreó. Con la derecha y con la izquierda, exigiéndole a ‘Mosquetón’ en su embestida encastada. Templó con la derecha y dejó sensacionales naturales de muleta a rastras. Como la espada hizo su cometido, las dos orejas fueron el justo premio a la excelencia de la lidia.
Al segundo, complicado por su mansedumbre, le hizo una lidia coherente con la gran complejidad de la embestida encontrando la interesante transmisión. Toreó a la verónica, clavó banderillas de poder a poder, para lograr, después, con perfecta técnica y gran firmeza una faena de largos muletazos diestros y templados naturales. Ese dominio del oficio y demostración de talento le sirvió para encontrar el buscado equilibrio en una faena de oreja malograda por un pinchazo antes de la decisiva estocada.
La faena de Daniel Luque al difícil y peligroso tercero tuvo un hondo calado, un impecable aspecto técnico y una gran autenticidad. Lanceó primero a una mano y después trazó verónicas con ritmo de muy buen gusto. Humilló el toro en el peto del caballo pero no lo hizo tanto en la muleta de Daniel, que la plantó segura delante de las aviesas miradas del toro al torero. Templó las acometidas, le bajó la mano y ligó muletazos de enorme importancia con la derecha. También mostró el natural, aunque sin continuidad. No obstante, hay que reconocer que el conjunto de la lidia mantuvo ese fondo de tensión del peligro de unas acometidas difíciles como pocas. Tal vez la posición de la espada le privó del merecido triunfo.
Triunfo que se le escapó también del peligroso sexto. Fue aquí el mayor lucimiento con el trazo de la verónica. Después, pese al gran esfuerzo, el sevillano desistió ante lo imposible de trazar un solo pase.
El Cid tuvo en su primero un toro reservón y de acometidas complejas. Tardó en salir de chiqueros y se quedó plantado en medio del ruedo sin embestir. Allí lo tuvo que fijar en el capote Juan Sierra. El toro esperó en banderillas y dijo no pasar a los cites de la muleta de Manuel Jesús. Opto por acabar con una espada que no le funcionó. Y el cuarto se le rajó. Antes dejó atisbos de ese toreo con la izquierda que tanto éxito le ha dado. Fue lo mejor, porque al utilizar la derecha el toro se le coló y desistió. Mató mal.
AL NATURAL
(En breve)
Francisco Mateos.-
(En breve)
LA VOZ DEL ABONADO
Decepción con los ‘victorinos’ y con la nueva presidenta
Unión taurina de abonados y aficionados de Sevilla.-
Esta tarde para el aficionado era una tarde de esperanza. Primero porque siempre esperamos a los ‘victorinos’, y segundo por comprobar si la nueva presidenta ante su primera prueba de fuego en corrida importante era capaz de dignificar la Fiesta y la Maestranza. Pues ni una cosa ni la otra. El gozo en un pozo. Toros de Victorino Martín mal presentados. Toros de plaza de segunda para precios de entradas de primera. Pero si lo pensamos bien, el ganadero que es muy listo y conoce que el prestigio de Sevilla es de plaza de segunda, embarcó un lote de toros de plaza provinciana, con todos los respetos para esos cosos.
Primero, quinto y sexto lucían trapío algo superior a segundo, tercero y cuarto. Únicamente el quinto llegó a la muleta de Escribano con claridad y calidad para que Escribano, aún sin cruzarse mucho, lograra algunas tandas estimables por ambos pitones. Como mata a la primera con agresión traserita, la versión nueva de Luque Teruel, muy velozmente, obsequia una oreja y con más rapidez la segunda. No conforme con ello, la versión empeorada de Luque Teruel, pañuelo azul y vuelta al ruedo totalmente inmerecida a ‘Mosquetón’, que así se llamaba el toro.
Esta dadivosa señora del palco, si Escribano mata a la primera al segundo de la tarde, a buen seguro que le concede una oreja. Con ello comenzaría la cuenta para superar las cinco ‘puerta príncipes’ que ostenta el record la sufrida Maestranza. Menos mal que el acero no colaboró.
El Cid tuvo mala suerte. Su primero era imposible y nada que decir ni a favor ni en contra. En cambio, el cuarto fue un toro que mostraba dificultades por ambos pitones. El de Salteras puso toda la carne en el asador, pero nos duele decir que este torero no es aquel matador poderoso de mano izquierda exquisita que gestó su carrera profesional con toros encastados jugándosela todas las tardes. Hoy no fue su tarde y debe reconsiderar si le merece la pena seguir en activo. Una retirada a tiempo es un triunfo. Siempre quedará en nuestra retina sus naturales con poder a toros con poder y bravos.
Daniel Luque esta tarde, a pesar de no tener suerte con dos toros decepcionantes, estuvo en su línea de torero total que maneja tanto capa como muleta con gusto, obteniendo notas estimables por su entrega, colocación y buen gusto. Habría que preguntarle si eso de recibir a una mano a su primero era o no un reto a Morante. Lo cierto es que no lo hizo mal, pero no igualó al de La Puebla. En este toro y con la muleta alternó pases a media altura y otros de mejor trazo cuando bajaba la mano. El toro no era claro y la rotundidad no se alcanzó. Con el sexto de la tarde, que era imposible, nada pudo hacer.
Señalar que casi todas la varas fueron simuladas; estos ‘victorinos’ no son los de antaño. Significar también que Juan Sierra sobresalió lidiando y en banderillas.
GALERÍA GRÁFICA (Pagés)