REAL MAESTRANZA - Novillada de abono

Burdiel, detalles de calidad y buen gusto

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Buen estilo de Álvaro Burdiel con el capote.

Única vuelta al ruedo para el sevillano Álvaro Burdiel en la segunda novillada de abono celebrada hoy domingo en la Maestranza. El rondeño Pablo Páez y el sevillano Jaime González-Écija fueron ovacionados en algunos de sus novillos. Nobles y sosos los utreros de la ganadería de Villamarta. Un tercio de plaza.


 SEVILLA / Novillada 

NOVILLOS: Se han lidiado novillos de la ganadería de Villamarta; bien presentados nobles y sosos. Sin demasiado motor el primero; de complicada embestida el segundo; noble sin molestar el tercero; con movilidad el cuarto; sin entrega el quinto; sin humillar el sexto.
NOVILLEROS:Pablo Páez (de nazareno y oro), saludos y silencio.
Jaime González-Écija (de rosa palo y oro), saludos tras aviso y silencio.
Álvaro Burdiel (de grana y oro), vuelta al ruedo y saludos
.
INCIDENCIAS: Un tercio de plaza.


Manuel Viera.-

     El triunfo es el sueño, a veces utópico, de quien se ve anunciado en estas novilladas de abono en la Maestranza. Verse, al fin, aquí es la mejor forma de resolver, de una vez por todas, la anómala situación por la que pasan muchos novilleros con calidades y cualidades para definir su presente y atisbar el prometedor futuro. Sin duda, la compleja apuesta es todo un reto a una situación difícil para estos que luchan por alcanzar objetivos. Al final, el resultado es el que es. Para unos difumina ilusiones, y para otros las amplifica cuando el viento de la ‘suerte’ le sopla a favor.

     A Álvaro Burdiel pareció abrirle camino el tercero de la tarde, un novillo de bonitas hechuras, noble como todos, y con ese punto de sosería que acusaron los seis de Villamarta. No obstante, su toreo encontró acomodo dentro de ese discurso constituido por momentos de contenidos y sensaciones que dieron lugar a una lidia interesante y prometedora. Ya con el capote mostró mando en el lance genuflexo, y ritmo y cadencia en dos verónicas y la media. Igual lo hizo con el profundo muletazo diestro, los notables cambios de mano y el hondo trazo de natural. De estocada trasera lo mandó al desolladero.

     El sevillano -formado en Madrid- buscó en la fluidez de su toreo un tono reposado que, sin resultar cansino, otorgó a la faena del sexto el toque de calidad deseado. Dentro del buen gusto que imprimió a la lidia cabe destacar el sabor de los ayudados por alto con los que prologó el trasteo y, sobre todo, la hondura del natural. Una izquierda muy útil para contemplar y para gozar. Así ocurrió en el transcurso de una faena sobria e interesante, de detalles de buen toreo, no acabada con la espada. De todas formas, Burdiel dejó patente en el ruedo sevillano la calidad de su toreo. Un toreo sentido que le ha de abrir nuevos caminos.

     Escasa fuerza tuvo el segundo, que acabó embistiendo con la cara alta tras atisbos de calidad en los inicios de faena. González-Écija lo toreó despacio con la derecha en series ligadas y bien rematadas con los de pecho. Después, la desigualdad con la izquierda bajó la calidad de una faena que no terminó de cuajar. Algún que otro detalle de buen gusto dio paso al espadazo trasero y atravesado que necesitó de dos golpes de verduguillo.

     Tampoco le valió el quinto, soso y sin entrega, para mostrar ese concepto clásico y reposado que atesora el novillero astigitano. Un principio genuflexo y templado fue lo mejor de una faena desigual, larga y cansina, que quedó sin rematar con la espada.

     Pablo Páez se fue a portagayola arrodillándose en la misma raya del tercio, para recibir al primer novillo de la tarde. Algo ya no visto, pues lo moderno es hacerlo en los medios. Después, los lances resultaron embarullados. Tampoco con la muleta consiguió su objetivo. El rondeño tiene una forma de citar con la muleta demasiado atrasada; además, su toreo describe una línea recta con tendencia hacia fuera, lo que le quita autenticidad a lo que hace. Algún natural de buen trazo y poco más.

     Parecida característica tuvo la lidia del cuarto. Su concepto se afea con esa forma de torear despegado. Incluso se le notó inseguro con la izquierda, haciendo uso continuo de la ayuda en el trazo del natural. Pinchó y todo quedó en nada.


 AL NATURAL 

Escaso contenido

Francisco Mateos.-

     Difícil extraer en positivo de la novillada. Lo primero, la asistencia de público. Corta. Estamos aún en mayo, no han empezado las quincenas veraniegas, pero la plaza cada vez más vacía. Los abonados, que parece han aumentado levemente este año de fin de la pandemia, no soportan un mínimo aforo con decoro en la plaza. Es más: creo que no son pocos los abonados que ya no van a las novilladas, ni aún teniéndolas pagadas. Ni tampoco se preocupan en tener que buscar a un familiar o amigo de turno para quedar y entregársela; directamente, se quedan con el boleto en la cartera. La plaza no remonta vuelo de aforo. Los perpetuos de la Maestranza -que cada vez son menos-, más los puñaditos que traen cada torero y los puñaditos de guiris. Poco más. Poca luz de esperanza.

     Y poca luz de esperanza en la novillería. A pesar que intenta uno desde el tendido escudriñar valores y cualidades positivas en los chavales que, en pleno siglo XXI, se aferran al sueño de querer ser figura del toreo, poco queda en el trasfondo visto sobre el ruedo. Burdiel, bajo la mirada de Ortega Cano, quiso más que los otros dos; demostró, además, buenas maneras, gusto en el manejo de los engaños, con sentido de la colocación. Jaime González-Écija dejó detalles de su calidad, pero faltó bastante más. Era Sevilla, hay que darlo todo. Y Pablo Páez, que no estuvo acertado en la tarde sevillana. Escaso corazón. El primer novillo tenía más cositas dentro. Conformista, en Sevilla hay que apostar mucho más, por las buenas o por las malas, porque…¿cuándo será la próxima vez en Sevilla?


 GALERÍA GRÁFICA (Pagés) 


 OTRAS IMÁGENES (Javier Martínez) 

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