GALLEANDO

Luis Vilches vuelve a Utrera

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El diestro sevillano Luis Vilches. (FOTO: Matito)
El diestro sevillano Luis Vilches. (FOTO: Matito)

«…Vilches superó el olvido, superó graves cornadas y superó, con su valor y toreo, las dificultades de las duras corridas en las que fue encasillado. Con lo que, quizá, no pudo fue con el pesado lastre de una espada sin punta que le malogró importantes triunfos en plazas y tardes decisivas.…»

Manuel Viera.-

     Me he quedado observando una estampa de un torero y un toro. La miro de cerca, me alejo, y vuelvo a ella para seguir embelesado en la belleza del trazo, en la infinita majestuosidad del natural prolongado, dilatado y cadencioso. Es una vieja y arrugada fotografía encontrada por azar y antes guardada, quizá, por la estética del retrato. Quien en ella está y así torea es un joven delgado, espigado y ‘amanoletado’ a cuesta con su sueño de ser torero.

     Este sevillano nacido en Utrera, en los pagos donde se dieron las primeras castas fundacionales del toro bravo, emocionaba al más purista de los aficionados y provocaba el disfrute con su elegante toreo salpicado por la sensibilidad de los elegidos. Durante aquellos años sólo se le vio en escasas y esporádicas apariciones en festejos celebrados en ferias de pueblo. De todas formas, el joven Vilches, a solas con su sueño, echó a andar con el único bagaje, que no es baladí, de su pureza y calidad torera. Decía John Berger que «la esperanza es una llama en la oscuridad que te permite ver». Luis la tuvo, la vio y salió entonces del oscuro pozo del olvido. Y lo hizo toreando.

     Hace más de dos lustros, cuando le entrevistaba con motivo de su salida por la Puerta Grande de Las Ventas, me decía que «estar en el toro es vivir el ‘día a día’, lo que se hace hoy hay que superarlo mañana; si no es así, nada vale». Vilches superó el olvido, superó graves cornadas y superó, con su valor y toreo, las dificultades de las duras corridas en las que fue encasillado. Con lo que, quizá, no pudo fue con el pesado lastre de una espada sin punta que le malogró importantes triunfos en plazas y tardes decisivas.

     No ha sido la actual temporada, ni mucho menos, la que esperaba y deseaba el buen torero de Utrera después de los éxitos alcanzados en el anterior año taurino. En el último lustro se le ignoró en Sevilla y Madrid, plazas vitales para continuar buscando ese acero que no le marque la diferencia entre su lento capote y su excepcional muleta.

     Mañana viernes vuelve en Utrera tras cinco años ausente de las corridas de Feria. Vuelve a su plaza junto a Padilla y El Cid. Porque quiere demostrar a las puertas de Sevilla que es un torero recuperable. Un torero de enorme valía, seguro de sí mismo y cargado de ilusión. Que sea para bien.


*Manuel Viera es redactor y responsable de las crónicas de Sevilla Taurina. (manuelviera.com)

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