LAS DECLARACIONES / 16ª Feria de Abril

El Fandi: «Se me ha ido la oreja con la espada»

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Los tres toreros se iban de la plaza esta tarde con escasa satisfacción. El Fandi se lamentaba de no haber matado bien al sexto, porque «se me ha ido la oreja con la espada». Rivera Ordóñez y El Cordobés, disgustados con el juego de sus respectivos astados de Torrestrella.

Carlos Moya.-

     Los espadas actuantes esta tarde hacían balance de sus faenas en a la conclusión de la corrida de toros con los astados del hierro gaditano de Torrestrella. 

EL CORDOBÉS: «Es una pena que el cuarto haya durado tan poco»

     Manuel Díaz ‘El Cordobés’ analizaba al término del festejo sus dos faenas. «El primero ha sido un toro que lo he torearlo con comodidad, aunque en otras plazas no hubiera sido malo como hoy para Sevilla. Embestía con la cara muy alta. Lo cierto es que he estado a gusto durante toda la tarde. El cuarto ha sido una pena que haya durado tan poco tiempo antes de rejarse. Con la espada creo que he andado bien y me ha gustado sentir el cariño de la afición sevillana».

 

RIVERA ORDÓÑEZ: «Los toros no han servido para nada»

     El diestro Francisco Rivera Ordóñez abandonaba la plaza con cara de circunstancias, lamentándose de la ausencia de un toro que le hubiera facilitado un triunfo. «Ha sido imposible. Cuando te sale un lote así de complicado es chocarse contra un muro totalmente. Los toros no han servido para nada; ni el sobrero, que ha sido peor aún. El segundo ya se metía por dentro del capote y eso mismo ha repetido con la muleta. Era brusco».

 

EL FANDI: «Se me ha ido la oreja con la espada»

     El diestro granadino El Fandi comentaba que sobre la faena al sexto «me he jugado la oreja con la espada, y al final no ha entrado bien y se me ha ido. Nunca ha humillado, ni tampoco ha seguido los trastos por abajo; siempre ha ido con la cara alta. Por lo menos me quedo con que he estado dispuesto y con ganas; la gente lo ha valorado». Sobre su primer toro, el tercero del festejo, comentaba que había sido «más peligroso. Aunque al principio tenía más alegría, luego pegaba cabezazos y se revolvía».

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