OPINIÓN: Sevilla 2007, sencillamente inolvidable

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«…A caballo Ventura se consagra, jubila y barre de un plumazo a media cuadra de monturas y montados. El Cid hace lo propio y despierta la Feria de a pie con «Borgoñés» de Victorino, provocando el delirio con el capote más templado y toreando al natural y hasta sin muleta. El catedrático de Salteras logra así, como el que no quiere la cosa, su cuarta Puerta del Príncipe en su reino maestrante…»


El Cid, cuarta Puerta del Príncipe.
FOTO: Matito.

Ignacio Cossío.-

     La temporada de 2007 pasará a la historia como una de la más completa y exitosa en la historia de nuestra ciudad. Ningún año que yo recuerde en mi corta vida supera en triunfos a toreros y ganaderos, la que sin lugar a dudas se ha catapultado como la mejor Feria del año. Las imágenes se me agolpan en la memoria casi entre lágrimas de emoción.

     A caballo Ventura se consagra, jubila y barre de un plumazo a media cuadra de monturas y montados. El Cid hace lo propio y despierta la Feria de a pie con 'Borgoñés' de Victorino, provocando el delirio con el capote más templado y toreando al natural y hasta sin muleta. El catedrático de Salteras logra así, como el que no quiere la cosa, su cuarta Puerta del Príncipe en su reino maestrante. Manzanares coge el relevo y lo lleva hasta su cenit. Jamás ví torear tan bien a un maestro, con el permiso de Ponce y Morante. Faena sublime con un Zalduendo para el recuerdo que nacida en un quite por chicuelinas abrazando las piernas muere a trincherazos junto a las tablas, con majestad y hondura. Torero de derechas más que de izquierdas, torero alegre en los adornos y clásico en el más puro concepto del toreo. Es decir un torero nuevo este joven Manzanares que hizo el toreo soñado en aquel viernes de preferia.

     Y de una faena para la historia a otra faena llena de madurez y valor como la


Ventura, otro sevillano a hombros.
FOTO: Matito. 

de Castella junto a los Torrealta en la que destacó un toro de nombre 'Soleá' catapultado como el mejor toro lidiado en plaza de primera de este hierro según su ganadero y con el que Talavante no estuvo a la altura. En 48 horas llegó su momento con los nobles 'cuvillos' junto a Morante en la tarde que dibujó los dos redondos más largos de la historia, valederos por sí solos de una y mil Puertas del Príncipe. Alejandro es distinto a José Tomás y junto al valor puede afirmarse que en sus manos se puede discernir un perfecto compás entre el temple inacabado y el gobierno más feroz. Su zurda es de goma, borra todo lo anterior. Con el capote no dice nada pero con la muleta lo dice todo.

     Esa misma tarde Morante no se queda atrás y planta cara a la revelación talavantina junto a una plaza amotinada. La raza de José Antonio le lleva a portagayola y con ella nos regala cinco verónicas de San Bernardo que hicieron temblar en un minuto a mil partidarios. Delantales de la Alameda, naturales de Santa Marina, molinetes de la Huerta de El Algarrobo y remates de El Poyetón, consumen por si solos la epopeya y resurrección morantista. Rincón dice adiós de la manera más cabal y torera de nuestro tiempo. Tres doblones de recibo, dos series de pura entrega frente a un obús enterrado con una bella estocada a recibir, dignificaron aún más al rey de América para conmocionar en su sentida despedida


Cortés también abrió la Puerta del Príncipe.
FOTO: Matito.

sevillana.

     Calita llega de México y Nazaré de Dos Hermanas para reivindicar el sitio de los que apenas torean y nacen con el don de los privilegiados. Curro Díaz se reencuentra con el duende por San Miguel; y Salvador Cortés, en su mayor combate frente al injusto olvido, vence definitivamente en el último asalto con una obra magistralmente orquestada y finiquitada con dos cañonazos tan grandes como sus dos Puertas del Príncipe. Salvador, salvado y nacido otra vez para orgullo de sus partidarios y desgracia de sus contrarios. No me cabe la menor duda que aún le aguardan en su carrera muchas más muertes anunciadas y no pocos milagros de resurrección; en él está escrito su propio destino.

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